¿Gofium et circenses?
No se le pueden pedir peras al olmo, de acuerdo, pero mucho peor resulta que tampoco se pueda exigir una, aunque sea pequeña, dosis de sentido común, coherencia y rigor a los actos que protagonizan a diario los responsables políticos de la administración de la res pública canaria y eso referido sólo al terreno de los hechos. Si el análisis lo ampliamos a las declaraciones, entramos sin duda alguna en el terreno del disparate cuando no del esperpento.
Nos han montado un circo, todos a una nuestros representantes electos. Nos han montado un circo misérrimo que pagamos muy caro y además debemos prestarnos a asistir obligatoriamente a la sesión circense en un recogido y emocionado silencio hasta que el regidor de turno nos haga la señal, que automáticamente nos llevará al estado psicológico propicio para que aplaudamos frenéticamente un espectáculo sin brío, falto de ritmo, tan mezquino como miserable y sobre todo vergonzante.
Pero la función debe continuar, dicen los políticos y a nosotros nos toca pagar y aplaudir cuando así se nos indique.
El actual director del circo presenta un aspecto cansado, se mueve con poquísima determinación y se advierte fácilmente que está sobrepasado por las circunstancias. Dirigía, regular dicen los que saben, un cirquito de dos pistas y ahora por sorpresa se ha encontrado con un espectáculo a tres que es incapaz de controlar.
Se le nota en el gesto crispado, en las profundas ojeras, en el poco convencimiento de sus intervenciones anunciando atracciones que, aún antes de que salten a la pista correspondiente, desilusionan a los espectadores.
Un circo en el que los trapecistas desmienten su presunta condición de atletas exhibiendo unas lorzas y michelines vergonzosos, la ecuyere tiene un aspecto, tras el horroroso maquillaje, que la acredita más para estar sentada en una mecedora de una residencia que a lomos de un caballo, el león tiene más mataduras que mentiras dice un político en una semana de campaña electoral, el domador parece el paradigma de un sumiso y los payasos recuerdan inevitablemente a los empleados de una funeraria.
Un espectáculo deprimente al que ni siquiera los de la banda de medios y televisiones afines, perdón quería decir de música, es capaz de animar.
Pudiera ser que comparar la actualidad política del Archipiélago con un circo, pueda parecer a los del papel de fumar, que como saben ustedes a veces se usa para cosas un tanto extrañas, poco respetuoso; pero lo que está sucediendo en el panorama político canario es una auténtica vergüenza.
Nadie sabe ya cuales son las prioridades que guían a nuestros responsables políticos, bueno si nos despojamos de la capa de hipocresía que supone eso que se denomina “lo políticamente correcto” a lo peor todos lo sabemos. Como un solo hombre han abandonado la defensa del interés general para lanzarse en cuerpo y alma a la lucha electoral.
Repasemos lo que está pasando aunque necesariamente habrá que tocar temas que ya han sido comentados.
En primer lugar las declaraciones de Fernando Bañolas que tras tomar posesión se empeñó en sorprendernos y a fe mía que lo consiguió: Anunció a los sufridos ciudadanos que lo primero que iba a hacer es reclamar la deuda sanitaria que el Estado mantiene con Canarias. Por lo visto es lo primero que se le ocurrió y claro los espectadores se ruborizaron, sienten como es natural vergüenza ajena ante la bola que nos quiere colocar el dilecto Bañolas.
Si Paulino Rivero, estando como está a partir un piñón con Zapatero, no se ha atrevido ni a hacer mención de la presunta deuda sanitaria en esa entrevista que terminó en lo que se ha dado llamar Pacto Histórico, por algo será. Sobre todo porque el gobierno Zapatero ya se encargó, hace bien poco tiempo, de aclarar que la deuda no existe al menos según su versión. Y habrá que recordar aquello de que “quién calla otorga” y si Rivero se va a Madrid a reclamar los asuntos de primera prioridad para los canarios y obvia incluir en el paquete lo de la deuda sanitaria, por algo será amigo.
Por practicar la rara virtud de la equidad, vamos a ver que hace nuestra brillante oposición socialista. El otro día su portavoz en el Parlamento expresaba una idea asombrosa, parece ser que los socialistas no tienen sentido del ridículo y se proponen presentar unas iniciativas parlamentarias destinadas a aclarar cuáles son los apoyos parlamentarios con los que cuenta el Gobierno nacionalista de Paulino Rivero después de su ruptura con el PP.
Y claro uno se pregunta si será que el Sr. Spínola ha estado hace más de treinta días en la Polinesia por ejemplo, desconectado del mundo y de los hombres y no se ha enterado que el Secretario General del PSC-PSOE ha manifestado, a todo el que le ha querido oír, que los socialistas iban a apoyar a Paulino Rivero en todo aquello que consideraran importante para el interés general y el buen gobierno de la autonomía.
Manifestaciones que eran repetidas, corregidas y aumentadas, por José Luís Rodríguez Zapatero que parece, ya se sabe que fiar de manifestaciones de políticos es peligroso, que parece repito, se ha hecho con un pacto para la legislatura con los chicos de CC.
Y dicho esto por las más altas autoridades socialistas en el Archipiélago y en España ¿qué pregunta cabe hacer sobre los apoyos que piensa tener Paulino Rivero a lo largo de lo que queda de legislatura? Otra medida absurda, ridícula, y electoralista que llevar al marcador.
¿Y los del PP?, pues los de Soria andan de gira. Diz alguno que, explicando las causas de la ruptura del gobierno, aplicando toneladas de vaselina en las zonas irritadas de la militancia conservadora y explicando con un rictus, que algunos pretenden sonrisa, que la rebelión de los cargos que se negaron a dimitir a la voz de “a José Manuel que lo vayan peinando” que como es sabido con las cosas de comer no se juega, digo que dedicados a explicar que esa rebelión forma parte de un retorcido pacto entre Paulino y José Manuel.
Y todos, todos sin excepción, que ya es mala suerte, gobierno y oposición todos dedicados a los suyo, mientras que Canarias y los canarios nos las arreglamos como podemos, bastante mal para nos vamos a engañar y además procurando no molestar, que los jefazos están muy ocupados.
Así que a los que le haya parecido una falta de respeto el símil o metáfora que descansen, quiero hacer constar porque si no lo hago reviento, que he dicho circo donde, de ser sincero, debiera haber puesto casa de lenocidio.
vete con la cabra!
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