Sangre en la jungla
Me van a permitir que utilice el título de una vieja película de mi infancia, que aunque lejana no lo es tanto como para que no existiera la cinematografía tal y como sostienen algunos de mis amigos.
Y lo voy a utilizar para definir el escenario político canario tras la ruptura del pacto de gobierno, un escenario en el que se mueven espasmódicamente los distintos partidos, pero sólo en una clave: la electoral.
Empecemos por los socialistas, éstos no paran de dar las gracias, como están con lo de la laicidad no saben bien a quien, pero las dan, por la oportunidad que ha tenido para sus intereses partidarios la ruptura del pacto de gobierno.
De hecho los comentarios sobre la laminación y destrucción de gran parte de la organización socialista en la isla de Tenerife, la disolución manu militari de los órganos colegiados electos, la destitución fulminante de los dirigentes votados por la militancia socialista, todo ha pasado a un más que discreto y oscuro segundo plano.
Pero viva muy viva está aquella afirmación de uno de los perjudicados, un militante socialista, que decía que “es bastante mejor dirigir al partido con el móvil – en clara referencia a Juan Fernando López Aguilar – que hacerlo con un hacha, acusando a José Miguel Pérez su Secretario General de la ejecución política de tantos cargos y de la ilusión de tantos militantes.
Y esta solución tan violenta por su propia gravedad como por la sorpresa de su aplicación ha continuado con la omnipresente tradición socialista en Canarias de las puñaladas traperas, traiciones, uso de dagas florentinas y demás objetos inciso cortantes que se han utilizado a diestro y siniestro, sobre todo a siniestro y que no hay manera de detener o al menos contener. Todo sea por la homogeneidad en las listas, disentir es pecado.
Y si hablamos de CC, que les voy a contar, la espantada soriásica ha vuelto a abrir unas heridas que ya estaban prácticamente cicatrizadas. Vuelta la burra al trigo y vuelta las organizaciones insulares nacionalistas a saltar a la palestra para, por lo civil o por lo criminal, conseguir más cuotas de poder.
Paulino al que todo parece acusar de imprevisión, aunque eso sólo lo saben Soria y él, se tuvo que poner terne y advertir que aunque fuera mal interpretado tomaría las decisiones pertinentes y que no admitiría injerencias de la organización del partido.
Una declaración que sólo llegó a los no nacionalistas, pues los de CC en Fuerteventura, G. Canaria, Lanzarote, etc. afilaron los naifes que para eso son nacionalistas, y se dispusieron a la lucha para conseguir aunque fuera una simple Dirección General con la que contentar a los suyos en “paro político”.
Pero parece que se ha adoptado una solución de carácter eminentemente electoralista. Se impulsa a Jorge Rodríguez nombrándolo Consejero de Economía y Hacienda -¡Madre de Dios con la que ha armado este hombre en la Consejería de Empleo!- por aquello de que va a ser cabeza de lista al Ayuntamiento de las Palmas. Para el presunto número uno al Cabildo Insular, Fernando Bañolas la Consejería de Sanidad y finalmente para la indiscutible número uno nacionalista en la lista al Parlamento por Gran Canaria, es decir María del Mar Julios la vicepresidencia del Gobierno y además las carteras de Empleo, Industria y Comercio.
Por lo tanto y teniendo en cuenta que a los efectos de acción de gobierno los nombramientos son absolutamente inútiles pues no tienen tiempo siquiera de hacerse con las riendas de sus respectivas consejerías, está claro que se les coloca en el candelero con la única finalidad de dotarlos de la relevancia electoral que no tienen.
Pero lo que está claro es que las peleas y las heridas subsiguientes que sufrieron las filas nacionalistas en época postelectoral han vuelto a abrirse y eso pone en dificultades a la organización. Difícil y yo diría más que difícil, imposible conseguir un equilibrio que contente a todos. Muchos son los compromisos clientelares y pocos los escogidos.
Y el padre de la criatura, el Sr. Soria, se ha encontrado en una posición difícil, ya en el Comité de Dirección Regional se alzaron voces que mostraban su disconformidad con la ruptura, pero como José Manuel subido en lo alto de su Sinaí particular se limitó a comunicar su decisión no hubo votación que ratificara la decisión unilateral del fastuoso presidente pepero, la democracia interna estaba ausente de la sesión y ni siquiera había excusado su ausencia; una pena está claro, aunque habitualmente no acuda a las reuniones del PP.
Pero además de las previsibles reacciones Soria ha tenido que templar los ánimos de los muchísimos cesantes y maniobrar como lo ha hecho con Aguedita Montelongo a la que ha autorizado a continuar en el grupo de gobierno del Cabildo Insular de Fuerteventura, antes de que se le revolviera la cúpula de la organización en Fuerteventura.
Aunque a pesar de la vaselina ha habido gente como Javier Sánchez Simón, Presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas que se ha negado a dimitir y por si había dudas ha manifestado que “ya había hablado (del asunto) con Paulino Rivero” sumen otros cargos que ya han anunciado que van a esperar a ver si los echan los nacionalistas, que parece que va a ser que no, de acuerdo con unas manifestaciones de Paulino Rivero en ese sentido.
Y ¿quiénes se salvarían de la quema?, pues gente con peso específico en la guardia pretoriana de Soria, por tanto ¿es posible pensar que hay un acuerdo entre Paulino y Soria? Eso lo dejo a su capacidad de análisis, que estoy seguro que es mucha.
Puñaladas unas traperas, otras procedentes de dagas florentinas o naifes nacionalistas; la novedad de los hachazos disolventes y un largo etcétera de agresiones y heridas en los tres partidos pero todas ellas sufridas o inferidas en exclusiva clave electoral.
Y alguno pensará que, a los que no nos interesan nada de nada las cuestiones internas de los partidos estos asuntos tan feos no merecen su atención y yo les digo que tienen razón, que las luchas internas en la jungla de los intereses partidistas sólo interesan a los cuadros dirigentes de los partidos, ahí radica el problema y de ahí nace este comentario.
Nuestro interés, es decir el de la mayoría de los que aquí vivimos les importa un bledo a estos políticos y a estos partidos. Ah y con un agravante, la sangre derramada la pagaremos nosotros.
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