Los daños colaterales y Canarias
Hoy se hubieran debido debatir las enmiendas que presentaba la totalidad del arco parlamentario exceptuando claro está al PSOE, PNV y CC propuestas que pretendían evitar la congelación de las pensiones. A los socialistas y sus actuales socios parece no les importe adoptar una medida evitable, existen soluciones alternativas a esa congelación que castigará a los jubilados.
El Reglamento del Congreso permite al Gobierno utilizar la figura del veto, aunque señala unas condiciones, de hecho el Gobierno sólo puede vetar el debate de las enmiendas a los Presupuestos que supongan un incremento de gasto o una disminución de ingresos.
Por muy reglamentaria que sea la medida no escapa a nadie el carácter autoritario de la misma ya que impide el debate y que se escuchen en las Cortes, lugar donde reside la soberanía del pueblo español, las propuestas de la oposición -que a lo que se ve sí las hace- aunque el PSOE prefiere laminarlas con ese derecho a veto que le concede el parlamentario reglamento.
Tras conocer la noticia IU ha presentado un recurso mientras otros grupos como ERC o el del PP han manifestado su disconformidad con la decisión del gobierno socialista ya que las enmiendas ofrecían medidas alternativas que permitiendo respetar a las pensiones conseguían a la vez ahorrar los 1.500 millones de euros que se consiguen con la desdichada congelación.
Ergo el PSOE ha hecho uso de una figura reglamentaria en fraude de ley; no hay aumento de gasto o pérdida de recursos, por tanto el veto no se hubiera debido aplicar.
Y cuál es el motivo que obliga al PSOE a adoptar una medida impopular, autoritaria, que dice mucho y malo del talante del Gobierno y que tan mal deja a la imagen ya deteriorada de los socialistas, ¿por qué van a soportar esa carga? sobre todo si tenemos en cuenta que Zapatero cuenta con los votos de PNV y CC para aprobar los presupuestos.
Parece en principio más fácil y mucho más rentable políticamente hablando permitir la presentación de las enmiendas y tras un debate de aliño llevar éstas a votación en la que, con el apoyo de los diputados nacionalistas canarios y vascos, hubieran sido convenientemente rechazadas.
Pero la vida es muy dura y más si se acercan las elecciones, ni los vascos ni los de CC querían aceptar los daños colaterales que esa acción suponía. No han querido aprobar públicamente con su voto la medida más antisocial de la historia de la democracia, lo que ha obligado al Gobierno de ZP a utilizar, torticeramente, el derecho al veto.
Y por mucho que pretendan refugiarse los de CC, conocidos defensores de lo “nuestro”, tras un discurso vacuo y mezquino pleno de palabras grandilocuentes que hace bueno eso de “dime de que presumes y te diré de lo que careces”, la realidad es muy tozuda. La cúpula nacionalista tiene conciencia de que han sido responsables, en calidad de cooperadores necesarios, de la congelación de las pensiones y que el conocimiento público de esta circunstancia les perjudica electoralmente.
No hay excusa ni pretexto, están de acuerdo con la medida; pero han querido evitar el apoyo expreso en la votación demostrando que no las tienen plenamente consigo, sobre todo si tenemos presente que la cuantía de la pensión media en Canarias, está, como de costumbre, por debajo de la media española y por tanto los pensionistas canarios lo van a pasar peor que otros jubilados españoles.
Saben que han hecho mal, apoyan el maltrato de las pensiones a cambio de las “aguas canarias” y del apoyo de ZP a la impresentable Ley Electoral de Canarias, que Dios los cría y ellos se juntan, por eso se ocultan y pretenden ocultar a los ciudadanos canarios cuáles son las iniciativas que proponían los distintos grupos. Sólo se oculta quién algo teme, pero de la mala conciencia nadie puede escapar.
Sepan pues los ciudadanos cual ha sido el motivo de la extemporánea aplicación de ese veto, presuntamente reglamentario, pero claramente destinado a amordazar a los que han sido capaces de conseguir el ahorro de los 1.500 millones respetando sin embargo las pensiones.
La única finalidad del veto ha sido satisfacer la explícita necesidad del nacionalismo vasco y canario de evitar los daños colaterales de esa votación. ¿Qué daños? pues los electorales naturalmente o ¿pensaban ustedes otra cosa?
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