Traición en el Sahara
Tras un plazo de casi treinta días en el que las cosas se han ido complicando las autoridades marroquíes decidieron acabar con el campamento ocupado por cerca de 20.000 saharauis que poco a poco se fueron incorporando a una protesta que comenzó con la concentración de 3.500 hombres, mujeres y niños que protestaban por la falta de viviendas y otros asuntos de índole social.
Ayer la gendarmería marroquí irrumpió por la fuerza en el campamento, apoyados por los helicópteros del ejército y con gases lacrimógenos, agua a presión, fuego de fusilería, piedras además de muchos palos disolvieron la concentración, mientras los saharauis veían impotentes cómo sus jaimas eran incendiadas por los “gendarmías” al más viejo estilo de las razzias norteafricanas.
Inmediatamente se puso en marcha la “guerra” informativa, el Polisario y sus representantes en Canarias y las organizaciones simpatizantes con su causa se apresuraron a denunciar la existencia de catorce muertos entre las filas saharauis y se anunciaba una auténtica masacre. Las cifras se dispararon hasta veintisiete fallecidos, mientras los marroquíes publicaban una nota en la que sólo se reconocían los muertos sufridos por su policía.
Parece ser que, por ahora, la cifra de fallecidos se eleva, según las autoridades marroquíes, a ocho muertos de la policía y dos fallecidos de los resistentes del campo, mientras que portavoces del Polisario cuentan 11 fallecidos entre los saharauis.
La protesta que comenzó el día 10 de octubre reivindicando “una vivienda digna en nuestra tierra; trabajo, empleo y acceso a la sanidad y a la educación” tal y como se recogía en unas manifestaciones de uno de los representantes de los concentrados, ha acabado en una batalla campal en el que la brutalidad y el desprecio por los derechos humanos han sido los protagonistas por ambas partes, por ambas, lo siento pero hay que decirlo.
Un asunto que tenía que ver con la injusticia que soportan los saharauis en su propia tierra que sufren que los colonos que “importa” Marruecos tengan un acceso mejor a elementos vitales de la política social: educación, vivienda, sanidad, etc., se ha transformado en una rebelión que sabemos cómo ha comenzado pero que nadie sabe cómo acabará.
Ahora es importante señalar y lamentar la traición que ha sufrido la causa del Sahara y los saharauis, inferida por el gobierno de ZP. Desde el advenimiento de la democracia los gobiernos de todos los colores políticos han defendido con empeño el derecho a la autodeterminación que asiste a los habitantes del antiguo Sahara español; centristas de UCD, socialistas del PSOE y conservadores del PP han defendido ardorosamente la causa que apoya el derecho a ejercer la democrática libertad de ese pueblo.
Pero el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, y no hablo de socialistas o PSOE, me refiero concretamente a este gobierno que rompiendo un consenso histórico de la política exterior española, se ha cambiado de camisa y genuflexo como es su costumbre, aún antes de llegar al gobierno ante el sátrapa marroquí, ha permitido que España pierda su papel de mejor valedor de la causa saharaui. Ni que decir tiene que tras esa deserción la presión francesa y la de su protegido el Reino de Marruecos conseguirán mucho más fácilmente aherrojar a un pueblo que no merece ese trato.
Curiosamente la causa de la autodeterminación saharaui es un asunto que aúna a la izquierda y derecha española. Tanto unos como otros se manifiestan fervorosos defensores del derecho a la autodeterminación saharaui, un pueblo que jamás tuvo relación de subordinación con Marruecos.
Zapatero y quiénes le apoyan han traicionado a los saharauis y bien que lo sienten los polisarios, hombres de la izquierda, que manifiestan –perplejos- su agradecimiento a José Mª Aznar por la defensa que hizo de su causa ante la ONU, mientras que un supuesto hombre de la izquierda, el Secretario General del PSOE, los traiciona y se pasa con armas y bagajes a defender la causa del expansionismo marroquí.
Dicen los socialistas que como somos vecinos de Marruecos estamos condenados a entendernos, yo me pregunto si los habitantes del Sahara son más o menos vecinos que los dichosos marroquíes. Con Marruecos es cierto somos vecinos, debemos entendernos pero no somos amigos ni lo hemos sido nunca. La tan cacareada amistad hispano-marroquí ha pasado históricamente por la línea de mira de un máuser, quién piense lo contrario se engaña.
Traicionamos a nuestros amigos y nos humillamos ante nuestros enemigos, eso es lo que ha hecho Zapatero y su gobierno, pero aquellos que lo apoyan debieran reflexionar ¿se puede apoyar a un traidor? quizás es lo que les toca decidir a los de CC, tan amigos del Sahara libre y a la vez tan amigos de ZP aliado confeso del rey marroquí en este asunto y en otros que tienen relación con la economía canaria. No se puede estar en la procesión y repicando las campanas aunque uno sea laico.
Los saharauis viven en su país, humillados, maltratados, perseguidos, encarcelados, torturados, asesinados… en una palabra indefensos ante el aparato represivo marroquí, hoy lo están mucho más “gracias” a la traición de Zapatero a su causa. Y para quién apoye a ZP ¡qué ya son ganas! recordar aquello tan viejo: Dime con quién andas y te diré quién eres.
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