Noticias. ¡Madre de Dios! qué noticias
Hoy es San Esteban. Celebramos en mi tierra el segundo día de Navidad. La tregua navideña comienza a alejarse y la prensa, ajena al ambiente de la celebración, nos sigue sacudiendo el alma con noticias el 24 y 25 de diciembre, fum, fum, fum; que francamente son para poner los pelos de punta, al más pintado.
El señor Más, don Arturo y los del PSC, sean los que sean. No sé yo, si tras el revolcón electoral ha dimitido alguno de los responsables de los socialistas catalanes, han decidido firmar un pacto y ya de paso -aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, lo que, como todo el mundo sabe, constituye un escándalo manifiesto- han manifestado que se pasan por el mismísimo “arco del triunfo” la sentencia del Tribunal Supremo que reconoce al castellano como idioma vehicular de la enseñanza en Cataluña.
Así que, por un lado, el presidente saliente de la Generalidad y por el otro el entrante, se ponen de acuerdo para cometer un presunto delito de desacato. Mientras Rubalcaba, vicepresidente del gobierno de iure y presidente de facto, se escuda en que “no ha leído la sentencia” para no comentar nada sobre este vidrioso asunto. Como si del contenido de la misma se pudieran derivar excusas o motivos para no acatarla.
Y claro la ciudadanía a lo suyo. Sin tener presente que, por omisión, les estamos concediendo un poder omnímodo a nuestros gobernantes. Hemos creado una cultura política dispuesta a justificar cualquier desafuero por grave que sea y los ciudadanos tan tranquilos.
Llevamos años escuchando a los nacionalistas, y a algunos de los que teóricamente no lo son, una serie de lamentaciones, excusas, pretextos y jeremiadas varias sobre determinadas decisiones judiciales, que en el fondo, no son otra cosa que el papel de regalo en el que se envuelve el concepto de: “No es justo lo que no es de mi gusto”. Cuando lo más cierto es que las sentencias judiciales se acatan –por imperativo legal- y, si uno no está de acuerdo con su contenido, se recurren.
Que el gobierno de la nación, se escude en que no ha leído el texto de una sentencia, para no comentar el anuncio del desacato al Supremo, es señal de que las cosas van muy mal. De todos es sabido el deseo socialista, expresado por Guerra, de enterrar a Montesquieu. Pero lo que resulta difícil de aceptar es que del deseo pasen a la acción, aceptando un pacto que no acata una sentencia del Supremo y que liquida la teoría de la independencia judicial.
Nuestra democracia parlamentaria se basa en el equilibrio y la independencia de los tres poderes consagrados en la Constitución. El ejecutivo, el legislativo y el judicial, deben permanecer en un equilibrio que garantice la independencia de cada uno de ellos sobre los demás. Este es nuestro sistema y si la mayoría no está de acuerdo con él se cambia y tal día hizo un año.
Pero se cambia de acuerdo a lo que dispone nuestra Constitución, no conforme a lo que le conviene a un nacionalista catalán, con pinta de dependiente del Corte Inglés, que pretende usurpar el papel mítico de Wifredo el Piloso, en la recreación de una Cataluña nueva, que mal que les pese a muchos, no ha existido jamás como nación independiente. Y el que dude de mi afirmación que lea historia.
Pero aunque como catalán y consecuentemente español, no esté de acuerdo con la postura del dirigente de CiU, puedo entender que este exabrupto jurídico, por no calificarlo de presunto delito, forma parte del acervo cultural de un nacionalista, a los que jamás les ha importando España. Ahora bien, lo que resulta inaceptable es que el PSC esté de acuerdo y el PSOE se ponga de perfil para no intervenir.
Esto no es una tontería más, de estos chicos tan simpáticos que nos apoyan con su voto. Es un desacato a nuestro Tribunal Supremo y el Ejecutivo y el Judicial deben ponerse en marcha y solucionar este asunto, de inmediato. Porque cabe preguntarse, si D. Arturo Más y su gente pueden ignorar las sentencias de un tribunal impunemente, por qué tengo yo que pagar mis impuestos, que me va fatal hacerlo, o por qué tengo que respetar y cumplir leyes que otros se saltan a la torera; gratis y en primera plana de los periódicos y ante los que nadie osa ni siquiera suspirar.
Para completar la primera plana del periódico del día de Nochebuena, nos enterábamos los lectores, que el nuevo código penal había puesto en la calle a 400 traficantes de drogas. Estoy convencido que, sus víctimas y las familias de éstos, estarán entusiasmados
Cuatrocientos narcotraficantes a la calle, justo el doble de lo que se esperaba. A estos les pasa con el Código Penal como con el paro, que cada vez que dicen que va a ir a mejor, mandan el doble de los ciudadanos previstos, a vivir del paro y no se ponen ni colorados.
Créanme si le digo que les tengo en alta estima. Por eso precisamente, me van a permitir, no les desee un próspero 2011. Tal y como van las cosas, me parecería un insulto.
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