El barómetro del CES


Ayer en cuando abrí el Facebook, me encontré con una publicación de Claudina Morales, que comentaba el barómetro del Consejo Económico y Social de Canarias. Decía Claudina que de acuerdo con los resultados del estudio de opinión, la mayoría de los ciudadanos de Canarias entendían que el partido que mejor defendía los intereses de las islas era CC. Lo cual, antes de que se me olvide decirlo y me monten una bronca, era cierto.

Por ayudar a completar el escenario al resto de amigos, escribí que el barómetro daba unos resultados curiosos, o algo así. Añadí que los canarios pensaban que el partido que mejor les podría sacar de problemas era el PP y que también se recogía que en el fondo del corazoncito de nuestros conciudadanos anidaba una profunda simpatía por el PSOE.

No me negarán ustedes que un sondeo de opinión en el que la opinión pública afirma que: Los que mejor nos defienden son los de CC, aunque los que mejor nos sacarían de un problema serían los del PP; pero si quieren que les diga la verdad, a los que más quiero son los del PSOE, llama la atención. Es como si hubieran entrevistado a alguien profundamente educado, extremadamente cortés, que no querría comprometerse con nada, ni molestar a nadie.

Inmediatamente saltaron los de siempre, a defender el fuerte. Fuerte que no era atacado por nadie. Claudina, como yo, conoce las encuestas electorales sobre la intención de voto, por tanto nada había que discutir. Me imagino lo mal que se deben sentir los dirigentes de los partidos, cuando alguno de sus seguidores, creyendo que favorecen a su organización política, hacen gala de una agresividad injustificada, una descortesía incomprensible o una falta de educación lamentable.

Claro que son minoría, pero todas o casi todas las organizaciones políticas sufren por estas defensas cerriles que más perjudican que benefician a la gran mayoría de los seguidores de esas siglas. Hablo en general de todas y cada una de ellas, que conste. Se puede ser amargo como el acíbar, ácido, crítico, irónico, sarcástico, sin faltar a la educación y sin insultar o descalificar. Supongo que nos faltan un par de siglos de libertad para aprender una cosa tan sencilla.

Bien volvamos al dichoso barómetro, que el propio CES describe como no electoral. La pregunta, cuya respuesta, ha llevado al éxtasis a los nacionalistas es la que sigue:

“Independientemente de que vaya usted a votar o no, ¿quién cree usted que obtendrá el mayor número de votos en las elecciones al Parlamento Canario?”

Creo que está claro que se busca la opinión del ciudadano para que diga, quién en su opinión, ganará las elecciones de mayo de 2011. Esto deja fuera del cuadro a todos aquellos partidos, que presentándose a las elecciones al Parlamento Canario, lo hacen con la finalidad de tener representación, pero a sabiendas, como lo saben los ciudadanos que no van a ganar las elecciones.

De todas maneras el resultado de la pregunta tampoco es que sea para tirar cohetes. Veamos el resultado: Un 47,6 % de los ciudadanos declaran no tener idea de quién va a ganar las elecciones. De los que dicen tener opinión, un 20,1% cree que lo hará el CC, mientras que el 18,7% opinan que el vencedor será el PP y un 13,0% apuestan por la victoria del PSOE, pueden ver que la distancia entre populares y nacionalistas es mínima, además que casi la mitad de la ciudadanía no apueste por nadie, dice bien a las claras que las cosas están bastante oscuras, si me permiten la expresión..

Pero lo que es para nota alta son las cifras sobre notoriedad y valoración, los resultados creo que llevarían a la depresión a la mayoría de los líderes políticos, aunque para eso hace falta tener una dosis de sensibilidad que, honradamente creo que no poseen.

Veamos, léanlas con atención porque son de aúpa:

Paulino Rivero goza de una notoriedad del 81,7%, es el más conocido, y su valoración alcanza el aprobado, un 5,08, pero lean y luego rían. José M. Pérez, el candidato socialista sólo es conocido (notoriedad) por un 30,7% de los ciudadanos consultados y su valoración es un 5,64.

Llama la atención que el menos conocido sea el más valorado, por encima de Rivero, Soria o Rodríguez. Así que probablemente haya que pensar que los que son más conocidos son menos valorados, precisamente por el conocimiento que tienen los ciudadanos sobre sus personas, costumbres y capacidades. Probablemente CC sea capaz de encontrar a un sociólogo que me lleva la contraria, pero les va a costar una pasta gansa.

¡Qué bueno! El menos conocido es el más valorado, ¿por sus méritos? Me inclino a pensar que no, se le valora más, probablemente porque no se le conoce bien.

Así que ya ven como lo del barómetro se puede explicar de distintas maneras. No obstante todos los líderes se han mostrado satisfechos con los resultados obtenidos. Claro que me dirán ustedes que lo contrario les sorprendería, en confianza a mí también.

Y ya por finalizar, recordar a todos, que las encuestas no son más que una foto fija que refleja la opinión de los ciudadanos en un momento determinado. Lo importante son las tendencias. Para eso hace falta tener más de una encuesta, con la comparación de varias sabremos quiénes tienden a subir, a bajar o a estancarse. Pero no desesperen si les hablan de encuestas, ya saben ustedes que, tan seguro como que tras el día sigue la noche, saldrá un papanatas y dirá aquello tan sabio que “la única encuesta válida es la de las urnas” y después de soltar la sobadísima obviedad se quedará tan tranquilo. No se molesten ustedes, es que el ingenio tampoco les da para más.



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