La dichosa reforma de las pensiones
Por fin se ha llegado al acuerdo que consagra de forma casi definitiva, algún cambio se producirá en su tramitación parlamentaria, la reforma de las pensiones.
Como no podía ser de otra manera, los sindicatos, es decir CC.OO y UGT, se han mostrado conformes con la propuesta de su patrocinador, el gobierno de ZP. Algún ingenuo esperaba un defensa más cerrada de los derechos de los trabajadores, pero desde nuestro siglo de Oro, se conoce el dicho: “Poderoso Caballero es Don Dinero”, y hay que reconocer que Zapatero ha “engrasado” más que convenientemente, la voluntad de estas dos organizaciones sindicales.
Rubalcaba acaba de afirmar que: “Se trata de una reforma que ayudará a la recuperación de la economía española y en la creación de empleo, además de garantizar a los contribuyentes de 35, 40 y 45 años sigan recibiendo una pensión hasta el final de sus días”. Yo comprendo que el anuncio de que este gobierno, ha conseguido llegar a los 4.696.600 parados oficiales, la cifra más alta de la historia de este país, empuja a hablar de creación de empleo como sea y al precio que sea.
Lo que quiere decir Pérez Rubalcaba, es que como el gobierno está haciendo los deberes, que les ha impuesto la UE, Merkel, Sarcozy, Obama, los chinos y los “mercados”, y entre otras medidas pendientes se ha conseguido el acuerdo sobre el “pensionazo”, pues a lo mejor recuperamos algo de la credibilidad perdida y entonces los mercados compran más deuda española y nos sale más barata la financiación y etc., etc., etc.
Pero de lo de crear empleo nada de nada. Veamos, si los ciudadanos van a tener que retrasar dos años su retiro, parece lógico pensar que los puestos de trabajo que iban a quedar libres para que los ocuparan otros ciudadanos, permanecerán ocupados dos años más. Por tanto no veo yo la relación directa entre acordar el retiro a los 67 años y la creación de empleo.
Además, si he de ser sincero, con esta gente no hay manera de saber nunca hacia dónde vamos. Hace unos días se anunciaba un subsidio de 350 euros vinculado a la formación, que sustituía al finiquitado de 420 euros, para los parados que terminaran de recibir la prestación por desempleo. Pues bien hoy el subsidio de 350 euros, ha tomado el camino del limbo en el que duermen los distintos globos sonda, que este goierno ha lanzado a lo largo de su existencia y se instaura uno nuevo de 400 euros.
Hoy sabemos que se aumentará de 15 a 25 años de cotización, el plazo para calcular la base de la pensión. Esa medida fue negada por parte del gobierno, bastante más veces que las que negó Pedro a Cristo, y aquí está y todo son sonrisas y alegría a su alrededor. Los del gobierno socialista no son gente de fiar, ayer el ministro de Trabajo afirmaba que el camino a seguir, era el de calcular la base de la pensión, no por los 25 últimos años cotizados sino por toda la vida laboral, es decir 38,5 años.
Las medidas adoptadas por el gobierno y aprobadas de manera tan alegre y entusiasta por los sindicatos suponen una bajada del 10% del montante de la pensión. Así que si uno quiere ser realista, tiene que decir que el resultado de la medida nos obligará a trabajar más años, cotizar más y obtener bastante menos dinero. Ver cómo esta medida, necesaria de acuerdo, pero dolorosa, se adopta y se acepta, en un clima de entusiasmo y alegría, me resulta estomagante.
Supongo que como yo, muchos pensarán que esto no ha terminado aún. Que un mal día cualquiera, nos podemos levantar con la noticia de que el Estado no puede pagar las pensiones y que rebajará una parte de su importe. Quitándoles más a los que más tienen naturalmente, que para eso son socialistas.
Un recorte de derechos sociales brutal, aplaudido; anunciado entre sonrisas y abrazos. La medida y los ciudadanos merecen un tono más contenido. Necesaria, sea, pero el cachondeo sobra, y lo del buen rollito y jiji, jaja y dame un abrazo compañero, que hablando se entiende la gente, está de más. Si encima hay que soportar que se atrevan a explicarnos que el pensionazo contribuirá a la creación de empleo, creo que ha llegado el momento –que como dicen en mi tierra- que se lo hagan mirar, o aún mejor si ello es posible, que dimitan en masa.
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