¿Utopía?
Hablábamos ayer de la necesidad acuciante que tenemos de disminuir el gasto público y de hacerlo cuanto antes. Proponía yo una disminución de municipios y una norma que fijara el número máximo de concejales liberados en cada uno de los municipios. Dos amigos, que me hacen el favor de leer este blog, han coincidido en su diagnóstico: Utopía decía una, utópico calificaba el otro. Soy el primer convencido que lo que yo proponía, no pasaba de esbozo y que, de ponerlo en marcha, necesitaría una serie de medidas que lo hicieran posible.
¿Mejorable?, naturalmente, ¿utópico?, no, decididamente no. Hoy vivimos en una realidad social, que de haberse anunciado hace cincuenta años, se hubieran calificado como utópicas, muchas de las cosas que nos parecen hoy tan naturales. No voy a hacer una relación de ellas, eso está al alcance de cualquiera de los lectores de esta entrada.
Pero lo que me descorazona, es la actitud de la casta política, ante el problema que estamos viviendo. Nadie puede negar la veracidad de lo que yo planteaba ayer. Tenemos una administración municipal, sobredimensionada, cara, ineficaz, incapaz de invertir. El dinero que sale de los bolsillos de los ciudadanos se gasta, mayoritariamente, en el capítulo uno (gastos de personal) y el capítulo dos (gasto corriente).
Sesudos alcaldes, de una manera que me ha recordado irremediablemente a los niños en su más tierna infancia, no niegan el problema; pero sí estiman que ellos no son los llamados a dar el primer paso. Manifiestan muy serios, que en todo caso el recorte de la administración debe comenzarlo el Gobierno de Canarias y los Cabildos. A ellos que los registren y a los ciudadanos que los vayan peinando.
Hablan de mancomunar servicios, con el fin de abaratar costes. Proponen reducir el número de concejales en las próximas elecciones locales. Otros, creen necesario un profundo estudio del entramado administrativo de las Islas antes de suprimir municipios. Y no podía faltar quien proponga privatizar los servicios.
Pero si, como yo decía, creamos dos municipios en cada isla menor, automáticamente mancomunamos los servicios, reducimos el número de concejales y si hay que privatizar algo, ya se verá. Ahora bien si “estudiamos todo el entramado administrativo de las Islas” nos puede coger la próxima crisis –cuando llegue- discutiendo el negocio; que todos conocemos de que pié cojean nuestros políticos.
Que el Gobierno de Canarias y los Cabildos, deben recortar drásticamente los gastos de personal y derivados, cierto es, pero el problema no reside en quién debe hacerlo primero, aquí el problema radica en que hemos recortado alrededor de novecientos millones de euros de los presupuestos de la Comunidad y habrá que sacar el dinero para mantener el entramado de servicios esenciales, como sea.
Hoy me he entretenido en hacer unos numeritos; no teman como soy de letras, aritmética elemental. El municipio de Madrid cuenta con 3.273.049 habitantes, el pleno de su ayuntamiento está constituido por 57 concejales. En Puerto Rosario, sufrida capital de la isla de Fuerteventura, vivimos 35.367 ciudadanos, y en el pleno de nuestro ayuntamiento nos representan/se sientan 21 concejales.
De las cifras expuestas la ratio concejal/vecino en Madrid es 1/57.421,91, para entendernos, a cada concejal, corresponden 57.421,91 habitantes. En Puerto Rosario la ratio está en 1/1684,14, para cada concejal sólo hay 1684,14 vecinos. Me parece que el ejemplo deja bien claro, que al menos aquí, tenemos una cantidad abusiva de concejales.
Se habrán dado cuenta que hablo de políticos, concejales, alcaldes y no hablo de partidos, colores o ideologías. Esto no es un problema partidista, esto es un problema que sólo lo podemos arreglar los ciudadanos. Buen cuidado tendrán los partidos políticos de impedir que el número de paniaguados que van en lista, disminuya.
Insisto, tenemos una administración sobredimensionada en lo que hace referencia a concejales, un número exagerado de municipios; instituciones que deben servir de manera eficaz y eficiente al interés general. No me voy a meter, por ahora, en el peso excesivo de unas plantillas creadas con un único criterio: el clientelismo más desvergonzado. Conste que no hablo sólo de Puerto Rosario, hablo de todas las plantillas municipales que en las islas existen.
Utopía, utópico, ocurrencia desafortunada, bueno ya vendrá la UE con la rebaja y verán ustedes que, lo que no habremos hecho nosotros por las buenas, nos obligarán a hacerlo por las malas. Y con un agravante; los platos rotos los pagaremos los de siempre.
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