Libia, no es oro todo lo que reluce
El otro día publiqué un post sobre Libia en el que comparaba la intervención auspiciada por la ONU con la I Cruzada, a cuenta de esa publicación mantuve una brevísima charla con un querido amigo que me puso de relieve cuantas cosas me había dejado en el teclado. Como en la “crisis” libia, según la llama nuestro gobierno o en la guerra de Libia como la conoce todo el mundo, las cosas no van a mejor, quisiera comentar dos aspectos de ese problema que, modestamente, pueden contribuir a enriquecer el debate. Hoy comentaré uno de ellos y mañana, si Dios quiere, comentaremos el segundo.
Un tema importante es la génesis del problema. El poder nos ha presentado los sucesos de Libia como una lucha entre los demócratas libios y los partidarios de la tiranía. Todos nosotros podíamos leer o escuchar como Gafadi estaba masacrando a su pueblo, lo extraño es que el resultado de esa masacre no se dejaba ver. En ese sentido quiero recordar las declaraciones de un médico canario, que en los primeros momentos de la “crisis” se trasladó a Libia para trabajar como voluntario, que manifestaba su extrañeza porque llevaba dos días en el hospital y no había visto, todavía, ningún herido de bala.
No niego los enfrentamientos, ni la conocida brutalidad del régimen de Gadafi, pero me parece que este asunto tiene una explicación distinta. Nosotros creemos que estamos ayudando a los demócratas libios a recuperar su libertad, y a lo peor, estamos ayudando a un bando tribal que se ha sublevado contra Gadafi y las tribus que lo apoyan, en su lucha por alcanzar el poder.
Libia se ha dividido tradicionalmente en tres regiones, al este la Cirenaica, al oeste la Tripolitania y separándolas o uniéndolas, no vamos a discutir por eso, la zona más desértica de Libia que conocemos como la Libia Central o Fezzan. Libia se ha caracterizado siempre por ser un país profundamente tribal.
De hecho en el año 1949 mientras las Naciones Unidas discutían sobre el destino del territorio, el rey Idris proclamó unilateralmente la independencia de la Cirenaica. En aquellos momentos los elementos más evolucionados de la provincia y de la hermandad sanusi, aspiraban a fundar una nación independiente agrupando en un solo país a las tres provincias libias. Por el contrario los elementos más conservadores, entre los que se contaban los jefes de las tribus cirenaicas, apostaban por crear una Cirenaica independiente. Naciones Unidas determinó que el futuro de los territorios se decidiera en una asamblea que representara a las tres provincias, que aprobó la creación del estado libio tal y como lo conocemos ahora, territorialmente hablando.
Conviene no olvidar que Idris I, rey de Libia, era hijo del líder de la hermandad mística musulmana de los sanusi, que había sido fundada en la región de la Cirenaica por su abuelo y que siempre apoyó y favoreció, durante su reinado, a ese territorio y sus habitantes. Pero llega el año 1969 y se produce el golpe de estado que da el poder a Gadafi, que puso en marcha una serie de políticas que provocaron que el 85% de los libios terminaran viviendo en las ciudades.
Con esta medida, el poder de las tribus perdía gran parte de su importancia, aunque su influencia nunca ha desaparecido. La Cirenaica, zona en la que la adhesión al Islam se produce de manera más radical, siempre ha sido el foco de la resistencia contra Gadafi. El Consejo Nacional Libio de Bengasi, que ha encabezado la revuelta contra Gadafi, es el órgano de representa a las tribus orientales de la Cirenaica, aunque también ha incorporado miembros de otras tribus del oeste.
Lo cierto es que la tensión primigenia ha permanecido unas veces activa, otras latente, por encima de la decisión de aquella asamblea fundacional y de la labor de Gadafi, que proviene de una tribu de la Libia central, aliada de las tribus de la Tripolitania. Un hecho a considerar y que dice muchas cosas es que los ministros que han abandonado al tirano y se han pasado al Consejo Nacional Libio de Bengasi, proceden de la Cirenaica.
Por tanto no sé yo si los USA están empeñados en liquidar a Gadafi por el petróleo libio, pero también por la capacidad que tiene Gadafi de influir en la marcha de los mercados internacionales utilizando el inmenso capital que atesora el tirano o Libia, que eso no está claro y ante el peligro han decidido utilizar a los cirenaicos para liquidar al tirano y con él al problema.
Una medida imprudente en todo caso, ya que la impronta musulmana en esa región, es mucho mayor que en el resto del territorio y ese radicalismo, proveniente de la adscripción generalizada a la secta senusi, la hacen potencialmente más cercana al pensamiento islamista. Por eso clama Gadafi que o es él o Al Qaeda.
Probablemente esto sea aquello de que “entre todos lo mataron y él solito se murió”. La rebelión quizás busque finalidades muy distintas que la consecución de la democracia y la libertad para los libios. Habrá de todo como en botica, pero cuidado con ese Consejo Nacional Libio, ahí está la solución o el problema. Veremos.
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