Coherencia, una actitud fascista
La RAE, convertida en el templo de la iniquidad fascista |
Estos de la RAE tienen que ser unos criptofascistas de mucho cuidado, fíjense ustedes, les advierto por anticipado para que repriman su indignación, en el ataque frontal que se hace, desde la Academia, al modo y manera de hacer política en este país, escudados cobardemente tras el DRAE.
En este texto, que recomiendo sea de inmediato repasado por los del 15M, que algún filólogo habrá por cualquiera de las plazas “indignadas” de España, se puede leer lo que a continuación transcribo, no sin repugnancia, pero así es la vida.
Coherencia:
1.- f. Conexión, relación o unión de unas cosas con otras.
2.- f. Actitud lógica y consecuente con una posición anterior. La definición ya tiene guasa pero ahora viene lo malo: Lo hago por coherencia con mis principios.
Y así ya me contarán ustedes quien es el que puede hacer política en este país, si hasta los Académicos de la Lengua, auténticos francotiradores al servicio del lado oscuro del protofascismo de derechas que nos pretenden imponer los del PP, se meten en política y dificultan con estas definiciones teñidas de partidismo, la labor y la libertad de acción de nuestros políticos; qué es lo que pueden hacer nuestros sacrificados líderes, que ven cómo, desde los lugares más inopinados, son atacados en su derecho a la más sacrosanta de las virtudes democráticas, su libertad individual.
¿Cómo qué actitud lógica y consecuente? ¡Pero dónde vamos a parar!, ¿Cómo qué lo hago por coherencia con mis principios? me quiere explicar alguien, quién diablos puede hacer política, lastrado por la carga terrible de esa frase, colocada a modo de ejemplo o de auctoritas, pero que lleva oculta en su inefable intrascendencia un veneno mortal para la acción política de cualquier servidor público que se precie.
Está claro que la derecha se ha infiltrado en prácticamente todos los ámbitos de nuestra sociedad, de manera insidiosa y en obsceno contubernio con la Iglesia Católica, sin prisa pero sin pausa, ocupan y manejan todos los resortes del poder mediático e intelectual del “Estado” y así nos luce el pelo.
Los defensores de la libertad y del interés general ven, a cada día que pasa, como su labor encuentra más dificultades para ser llevada a cabo en libertad, además de tener que combatir el injusto clima de incomprensión creado entre los ciudadanos y soportar más de una y más de dos opiniones insidiosas, que así es que no hay manera de trabajar, se lo digo yo, que los sigo de cerca.
“Lo hago por coherencia con mis principios”, pero vamos a ver, ahora precisamente que nuestros líderes carismáticos de figura inmarcesible – gracias sean dadas a Dios por ello - están inmersos en la durísima tarea de conseguir un pacto que les permita velar por el interés general durante cuatro años más, ¿les vamos a exigir que actúen de manera lógica y consecuente con su posición anterior? Cómo pueden pactar y asegurar el pan para un montón de gente durante cuatro años, si les mandamos a la pelea con una mano atada a la espalda.
Están ahora mismo los políticos en un momento delicado, sólo gentes delicuescentes, de ánimo destructivo, ácratas del pensamiento y de la política, pueden ponerse a pedir coherencia a estas alturas de la pelea. ¿A quién le importa?, ¡coño como la canción! Perdón, digo que a quién le puede importar que, apenas haga una semana, nuestro admirado líder jurara por la virtud de su santa madre que antes de pactar con X, se hacía el haraquiri en la plaza del pueblo, eso son cosas de la política, a las que no hay que dar mayor importancia.
Qué nos importará a los ciudadanos que, en el Partido de Aviesos Liberales, se haya prometido hasta la saciedad el mayor respeto a la democracia interna, y ahora los subversivos de derechas los acusan de faltar a esa dichosa democracia. De verdad, qué más da. ¿Usted es de ese partido? ¡No!, ha visto a alguno de los que sí pertenecen a la organización política reseñada que se quejen, ¿entonces por qué coño se mete usted en camisas de once varas?
Qué los del Partido de los Amaneceres Cálidos y Democráticos, se han pasado los meses y la vida acusando a los Aviesos Liberales de ser una manada de corruptos y ahora resulta que en sus listas, salvo un tal Alexis de la Asunción que no sé ni quien pueda ser, todos están imputados por corrupción y eso a usted le chirría y le incomoda, mal vamos.
Hágaselo mirar, porque apunta usted maneras de fascista, acaso ignora usted lo de la presunción de inocencia, usted es de los que les gusta hacer de juez, jurado y verdugo. A mí personalmente me daría vergüenza. ¿Qué ha dicho, qué zarandaja es eso de la ética y la estética?, a mí, me va a perdonar usted, pero democráticamente debo decirle que me parece que, derrota usted por la derecha, cosa mala amigo.
Qué la mujer de César ¿de qué César me habla? ¡Ah! de Julio César, un romano que dijo que la mujer del César debe ser honesta y parecerlo, oiga ¡y a mí qué! Anda que irse a Roma. Mire usted, yo soy un hombre moderno y progresista que creo en la política y la de Roma me cae muy lejos y la parienta del tal César más lejos todavía, pero atienda usted y creo que quedará convencido de que lo que sostengo es cierto y lo mejor para todos.
Supongo que conoce usted a Marx, un hombre mucho más cercano en el tiempo a nosotros que Julio César, un pensador universal cuya obra ha influido de manera fundamental en el pensamiento político y económico de nuestro tiempo. Lo conoce verdad. Pues ese gran hombre dijo:
“Estos son mis principios, si no les gustan, tengo otros para cambiarlos” ¿Qué eso no lo dijo Carlos Marx, sino Groucho? ¿Está usted seguro de la veracidad de su aseveración?, bueno y qué más da, si todos sabemos que eran hermanos.
Peste de fascistas, ahora coherencia, qué será después ¿honradez?
Cuidado Miguel: La ironía no está al alcance de cualquiera.
ResponderEliminar(Aunque sea tan evidente)
Yo confío muchísimo en los lectores. De todas maneras muchas gracias por el consejo y por la lectura.
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