Casimiro Curbelo, inventor de las dimisiones parciales
A veces uno encuentra temas que afortunadamente dan para más de un comentario y se agradece porque en ocasiones y más en verano, no se le ocurre a uno que cuestión comentar. Aunque a veces el tema que permite las “repeticiones” no resulta muy agradable de tratar. Pero vamos a lo que vamos y me voy a dejar de circunloquios que en el fondo a nada conducen, más allá de que permitan rellenar un párrafo.
Ayer dimitía D. Casimiro Curbelo de su cargo como Senador; lo hacía tarde y mal. Tarde, porque para que lo hiciera tuvo que intervenir el PSOE, primero fue la sección del “candidato” por boca de Elena Valenciano y después la sección zapateril que por medio de José Blanco le invitaban a desfilar. Está claro que no dimitió por su voluntad y lo hizo tras recibir la seria advertencia que de negarse se le impediría estar presente en cualquier lista electoral de su organización política.
Eso en lo que se refiere a lo de tarde, si afirmo que lo ha hecho mal es porque Casimiro que podrá ser lo que sea, pero de tonto no tiene ni un pelo, dimitió del Senado, pero se guardó muy mucho de hacer lo mismo como Presidente del Cabildo Insular de La Gomera. Y eso no se entiende, porque no creo que se pretenda que el que insultó y agredió a los agentes de la Policía Nacional fuera el Senador, mientras que el Presidente del Cabildo gomero se hallaba ausente de tal estropicio, en un desdoblamiento de personalidad francamente llamativo.
Cuando uno dimite de un cargo de representación por entender que ha actuado mal, lo tiene que hacer de todos los que ostente. Pero habrá quien sostenga que Casimiro Curbelo sigue reputándose como inocente y por tanto no ha reconocido haber obrado mal. Entiendo que cualquier ciudadano diga lo que mejor le acomode en términos de defensa – en nuestro país el imputado puede mentir para defenderse – pero tras las abrumadoras acusaciones del acta policial y lo observado en la cinta de la cámara de seguridad de la Comisaría poco o nada tiene donde agarrarse el Sr. Curbelo. Su contumacia en la negación de lo ocurrido, no hace más que agravar su responsabilidad como político y representante de la voluntad popular.
Y como ya he dicho antes, si ha sido la presión ejercida por rubalcabianos y zapateristas al alimón la que le ha obligado a presentar la dimisión como senador, la pregunta lógica sería ¿Al PSOE la conducta de Curbelo le repugna, pero sólo hasta el punto de exigirle la dimisión de uno de sus cargos?
A los silencios estruendosos, me van a permitir el oxímoron, de las dirigentes socialistas, salvo Elena Valenciano, que han guardado un mutismo extraño ante la conducta de Curbelo que no dudó en afirmar “Que se meaba en las putas” y ninguna socialista de pro ha salido, con la bandera del feminismo radical por delante, a defender a las mujeres que se ganan la vida, sabrán ellas cómo, en la sauna de marras, digo que a lo negativo del silencio hay que añadir las desafortunadas declaraciones de José Miguel Pérez, Secretario General de los socialistas canarios.
Dice José Miguel Pérez que Curbelo ha dimitido porque desea ser tratado en este asunto como un ciudadano corriente y moliente. Da dolor, ver cómo alguien tan inteligente como José Miguel Pérez se presta a representar un papel tan penoso. Ahora resulta que la vocación primera de Casimiro Curbelo es la de ser tratado como cualquier ciudadano de a pie. Eso lo dice el que es conocido como el Virrey de la Gomera o el Padrino y que además la otra madrugada, con sus actos, dejó bien clara la opinión que tiene sobre su persona y el trato superior que merece.
Precisamente tiene que dimitir porque sus actos demuestran, sin lugar a ninguna duda, que se considera un ser superior que está por encima del común de los mortales. D. Casimiro Curbelo dimite, porque su dimisión le sirve a él y calma a su partido que en pleno proceso preelectoral no quiere un senador en las primeras páginas de la prensa a cuenta de una bronca harto de copas en un puticlub y por agarrarse a pelear con posterioridad con la Policía Nacional.
Ayer leía, con sorpresa, como gente de la izquierda, cultos y con formación manifestaban muy serios que la dimisión honraba a Casimiro. Esta es la verdadera finalidad que se buscaba con la dimisión. A partir de ésta aunque se haya hecho a medias, el PSOE en cuanto alguien abra la boca dirá que Curbelo ha dimitido ¿qué más se le puede pedir? Eso en lo que se refiere a la cuestión de la organización política, pero es que además a Casimiro Curbelo le conviene renunciar a su condición de aforado y que se le juzgue por la jurisdicción ordinaria.
Esta cuestión ofrece una serie de ventajas, en primer lugar se alargará el proceso, tanto como le interese a la defensa del ex senador y cuando llegue el momento nadie se acordará del asunto y la relevancia mediática del mismo será mínima. Por otra parte el pasar a la jurisdicción ordinaria le permite tener más instancias a las que recurrir, lo que le garantiza que la firmeza de la condena, si se produjera ésta, llegaría dentro de más de diez años. Por eso y no por otra cosa dimite Casimiro Curbelo.
La noche de autos, o de copas y putas (tal como las calificó el propio senador) Casimiro Curbelo se ciscó en la dignidad del Senado y del Cabildo Insular de La Gomera, faltó al respeto a los ciudadanos en general y de manera muy particular a los ciudadanos gomeros a los que representa, sean del color político que sean como Senador y Presidente del Cabildo de la Gomera, por tanto si dimite debe hacerlo de los dos cargos.
La dimisión es un acto político promovido por el PSOE, que busca reducir el perjuicio causado por el escándalo del cargo público socialista y para Casimiro Curbelo, una decisión aconsejada por la prudencia procesal y partidaria, que le asegura por una parte, la paz con su organización política y por otra un camino judicial mucho más cómodo y sobre todo muchísimo más largo.
Así que ¡menos lobos Caperucita! porque lo de la dimisión de Casimiro Curbelo no es más que un paripé impresentable.
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La dimisión del muy honorable Camp ¿para cuando?
ResponderEliminarPues es de suponer que esté al caer. Vamos digo yo.
ResponderEliminarLa dimisión fué más bien obligada por su partido, si le dejan a el no dimite,ya que según sus palabras es inocente, pero este tipo de gente no tene palabras valgan.
ResponderEliminarque dira el juez, cuando sea el juicio
ResponderEliminarQue va, ya estaban inventadas. Parciales en cuanto a los cargos y transitoria en cuanto a la duración. Hace dos años, Luis Bárcenas dimitió como tesorero del PP pero no como senador por Cantabria y aclaró, en cuanto a lo primero, que su dimisión era transitoria. Ya podría Camps dimitir como presidente de la Comunidad Valenciana y seguir como presidente del PP de dicha Comunidad. Esto, además, si como parece ser el deseo de sus militantes, vitaliciamente.
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