A vueltas con las juergas de Casimiro Curbelo
El Comisario sale a la puerta para despedir a Casimiro Curbelo. ¡Vivir para ver! |
Anda la cosa revuelta a cuenta de la bronca que mantuvieron Casimiro Curbelo y su hijo con la Policía Nacional, que hay que ver como andaría el senador para montar la que montó. Mucha gente, entre ellas su compañera Elena Valenciano, han pedido su dimisión ante los hechos protagonizados por Casimiro. Yo realmente creo que el Sr. Curbelo, Senador y Presidente del Cabildo gomero debe dimitir, pero por torpe.
Nadie más que un tío más tonto que Abundio, puede liar la que lió Casimiro al grito de soy Senador y pensar que va a salir de rositas del trance, así que independientemente de lo que vamos a analizar, para pedir su dimisión sobra con lo que he dicho ¿Por qué debe dimitir?, pues por ser más tonto que el célebre Abundio, que parece se fue vendimiar y llevó uvas para el desayuno.
Sostiene nuestro dilecto senador, que la policía, el PP, sin duda las meretrices de la sauna, los medios serviles de la derecha y un extremo, derecho claro está, del Matapuercas del Archiduque FC que pasaba por allí, todos forman parte de la universal conspiración que se substanció la otra noche a las puertas de una comisaría madrileña.
Y si de enemigos va servido, de acuerdo a sus manifestaciones, no vean ustedes los amigos que se gasta el Presidente del Cabildo Insular de la Gomera; con amigos como los que tiene no necesita buscar enemigos. Para muestra un botón, andaba aburrido y olvidado por estos mundos de la comunicación D. Jerónimo Saavedra, conocido prócer socialista que fue en su tiempo Ministro del Gobierno del Reino de España y que acaba el hombre de perder la alcaldía de las Palmas y no se le ocurrió al bueno de Jerónimo, que tiene una lengua viperina homologada a nivel internacional, manifestar en defensa de Casimiro, que “irse de putas no debe tener trascendencia política”
Que dicho así tan contundentemente lo deja a uno en la duda. No sé yo si D. Jerónimo Saavedra habla del asunto basándose en su propia experiencia, cosa que conociéndolo me extrañaría, o su afirmación se basa más en el testimonio de algún compañero de los que hasta devengan trienios como puteros reconocidos o simplemente pretendió hacer una afirmación exculpatoria basándola en un lugar común. Vamos que dijo eso de que irse de putas no debe tener trascendencia política, sosteniendo su tesis en los mismos motivos por los que se puede sostener que comer pasta italiana, ventosear o tener ladillas no debe tener trascendencia política.
Y está muy bien que un hombre de la exquisita cultura de Saavedra dedique el tiempo libre que le deja su obligada cesantía política en iluminar nuestras oscuras y mezquinas mentes. Pero el problema radica que aquí de lo que se acusa a Casimiro Curbelo es de insultar a policías nacionales, agredirlos, prevalerse de su cargo representativo intentando conseguir un mejor trato y otras lindezas que todos conocemos. Lo de ir de putas (Jerónimo dixit), no va en el atestado policial.
El Sr. Saavedra, D. Jerónimo, al que hay que reconocerle que estuvo monumental, apoteósico diría yo, afirmó que conviene recordar que Casimiro Curbelo estaba festejando la licenciatura de su hijo y que en ese tipo de celebraciones se puede terminar en locales de sexo y copas sin que haya que darle mayor importancia. No quiero ni imaginar cómo debió ser la celebración de la licenciatura de Jerónimo Saavedra.
Muchos de ustedes no tendrán edad bastante como para recordar al Padre Peyton, un sacerdote norteamericano que promovía una campaña del rezo del Rosario en familia, con un eslogan que nunca mejor dicho, rezaba así: “La familia que reza unida permanece unida”, parece ser que cuando el Sr. Saavedra defiende la celebración familiar en un puticlub parte de una filosofía parecida, pero debo sacarle de su error: La familia que se va de putas unida, no permanece unida, resulta detenida unida lo que evidentemente resulta muy distinto.
El problema de Casimiro Curbelo es que cuando, como tantos ciudadanos, harto de copas tuvo la mala ocurrencia de meterse en un puticlub al grito, supongo yo, de que la noche es joven y las titis de esta sauna están de miedo y el patoso del grupo la lió en el local y los responsables de la seguridad del puticlub lo ponen de patitas en la calle, en vez de irse a casita o al hotel a dormirla, como hace la inmensa mayoría de los ciudadanos en ese trance, se acordó de pronto que era senador y la lió.
Y como la lió, no por irse de putas como dice D. Jerónimo Saavedra con mejor conocimiento que el mío sin duda, con su hijo y un colega del recién licenciado, sino por armársela al policía nacional que estaba de puesto cumpliendo con su obligación, mientras pensaba como iba a llegar a final de mes con la mierda de sueldo que le aprueban todos los años en los presupuestos, unos señores como Casimiro Curbelo.
Y yo que de puritano no tengo ni un gramo, que quieren que les diga, lo del niño y el orgulloso papá, hartos como trallas, “vacilando” al alimón con las titis del local, me produce cierta incomodidad y perdonen el desahogo pero aunque no tenga que ver con las responsabilidades políticas y penales que afectan a nuestro senador, me apetecía decirlo.
La fotografía que encabeza el presente escrito tiene su guasa. Esa noche, Dios los cría y ellos se juntan, D. Casimiro y su nene tuvieron la suerte de caer en una Comisaría en la que su jefe está más por el protocolo y el “bisagrazo” ante el poder que en la defensa de sus subordinados. Espero que alguien tome buena nota y en la primera oportunidad procedan a su relevo.
Ya saben ustedes y también lo sabe D. Jerónimo, aunque disimule, que aquí lo que se substancia es la actuación presuntamente delictiva del Senador y su retoño, sobre lo de irse de putas, como dice Saavedra, abundan las opiniones pero efectivamente es un asunto privado, privado hasta que alguien colocado como un piojo decide, en uso de su libérrima voluntad montar un circo, entonces pasa de privado a público y si eres senador ya para que te cuento.
Así que a llorar a las Alpujarras.
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