El flagrante oxímoron como propaganda
El
martes pasado se presentaba el recurso de la Generalidad de Cataluña a la
sentencia del TSJC que reconocía que el castellano debía ser también un idioma vehicular en Cataluña
y que podía ser utilizado por aquel que lo prefiriera al catalán, añadiendo que la
Generalidad debía acomodar su sistema educativo a esta realidad: El castellano
es el idioma oficial de la nación española y por tanto debe poder ser
utilizado libremente en todo el territorio nacional.
Nada
nuevo bajo el sol. Desde el ya lejano 1994 venimos asistiendo al incumplimiento
de un rosario de sentencias del TSJC, del TS o del Constitucional en el mismo
sentido; no ha habido voluntad política para obligar a las autoridades
catalanas a que acaten y cumplan el contenido de las sentencias. Por eso este
comentario se titula “Paños calientes contra hechos consumados”
La
utilización del catalán, de manera obligatoria y exclusiva en el proceso
educativo, no responde a la necesidad de resolver un problema, de hecho no es
un problema lingüístico, es un problema político, no es que lo diga yo, que
también, lo decía Ridao, el portavoz de ERC en el Congreso, que sabrá sin duda mucho más del asunto
que yo. Aunque siendo catalán, sé que lo
de la lengua en Cataluña ha devenido en problema gracias al acendrado interés
de algunos políticos y partidos, empeñados en que lo hubiera.
Claro que
Ridao utilizaba el reconocimiento de la inexistencia de un problema
lingüístico como argumento para justificar su empecinamiento, aunque nadie podrá
discutir ya, que si los de Esquerra Republicaba de Cataluña dicen que lo de la
“inmersión" responde a una cuestión exclusivamente política, siendo como son una de las tres patas en la que se sustenta este concepto, habrá que aceptarlo como verdad
revelada. Aunque la Generalidad prudentemente se coloca el parche antes de la herida y en el
texto del recurso se cambia el concepto de “inmersión” por el de “conjunción”
así que ya saben ustedes que a partir de la fecha los estudiantes catalanes
sufrirán los efectos de la “conjunción lingüística” en lugar de la inmersión,
que hay que ver la diferencia y lo aliviados que se habrán quedado los padres
que pretenden ejercer su derecho constitucional a elegir el idioma en que deben
ser educados sus hijos y que ven cómo su reivindicación les es negada una y
otra vez, a pesar de que la Justicia les reconozca su derecho.
Y que
esto es un problema político, auspiciado por la falta de contundencia de los
distintos gobiernos nacionales en su relación con los nacionalistas, lo
demuestra el que tras, ni se sabe, la
cantidad de años de inmersión lingüística, la
persecución del castellano en Cataluña, la prohibición de rotular en
castellano, lo del etiquetado en catalán, la obligatoriedad de exhibir un cupo
de películas dobladas al catalán, a pesar de todo eso o probable y precisamente
por eso precisamente, las autoridades catalanas reconocen, afirman, que existe
“un déficit de conocimiento y de utilización cotidiana de la lengua catalana
entre el alumnado que inicia la escolarización obligatoria”. Sería lógico - ya
sé que pedir lógica a los políticos es lo mismo que pedir peras al olmo - que
pensaran que con la “inmersión lingüística”, no protegen al catalán.
Existe
otra realidad que debería mover conciencias, un estudio llevado a cabo por Consejo
de Trabajo, Económico y Social de Cataluña (CTESC), organismo de la Generalidad,
pone de relieve que el fracaso escolar entre los niños castellanoparlantes es
el doble que entre los niños catalanoparlantes. Por tanto, el sistema no es
legal, lo dicen los tribunales desde el año 1.994, no es eficaz, no consigue que los niños –
hijos de los que ya han sido educados en la inmersión - lleguen a la escuela
hablando correctamente el catalán, no es justo, los castellanoparlantes sufren el doble del
fracaso escolar, si esto es así, cabría preguntarse cuál es el motivo por el
que se mantiene un sistema ilegal, ineficaz e injusto. La respuesta es muy sencilla, se mantiene
porque realmente no es un problema lingüístico – Ridao dixit – es simple y
llanamente un problema político, de empecinamiento político matizaría yo, si
ustedes me lo permiten.
Bueno,
todo esto nace de donde nace y muchos ciudadanos han decidido no entrar en debate con los nacionalistas, creo que es un
problema gravísimo pero hay gente que prefiere no afrontarlo. De tal manera
que con este tipo de políticas de paños
calientes y la mansa aceptación del trágala de la inmersión por parte de
muchos ciudadanos, estamos donde estamos.
El
mismo martes en el Congreso se ha aprobaba, con el agravante de haberse saltado
el Reglamento, un texto que dice así: “El Congreso reconoce el derecho a que se
reciba educación en catalán y que esta sea la lengua vehicular, porque así se
garantiza “el pleno conocimiento” oral y escrito de las dos lenguas al
acabar la educación obligatoria”.
Con un
par, vivimos en un supuesto estado de derecho en el que el poder legislativo,
se pasa por el mismísimo arco del triunfo
las sentencias de los tribunales de justicia y a vivir que son dos días.
Si ni siquiera se respetan las sentencias ya para que vamos a hablar de la
falta de eficacia de lo de la inmersión o conjunción, que ni consigue que se
conozca correctamente el catalán y además condena al castellanoparlante a estar en
inferioridad de condiciones frente a sus compañeros que tienen al catalán como
lengua materna.
En
Cataluña a pesar de la inmersión, a
pesar de los millones y millones de euros enterrados en “políticas
lingüísticas”, a pesar de los millones gastados y muchas veces malgastados en
asociaciones que trabajan en la promoción de la lengua catalana, sólo se ha
conseguido que hablen el catalán de forma cotidiana el 35% de su
población. Así que por mucho que moleste a algunos, en Cataluña hoy habla el
catalán el mismo tanto por ciento de
habitantes que lo hacía en tiempos de Franco.
Vivimos un auténtico esperpento, el PSOE apoyando con sus votos una propuesta
que va en contra de lo que ha sentenciado el Tribunal Constitucional, el
Supremo y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Vivimos en el reino de
los “listos”, es decir en el de los tontos. Ya no es inmersión, es
conjunción, ¡ah! siendo así es distinto ¡qué hablando se entiende la gente!
El Partido Socialista Obrero Español, reniega
de sus siglas por cuatro cochinos votos y vota una propuesta que lleva la
contraria a la Constitución y a la doctrina jurídica expresada al respecto. Y
en Cataluña lo de la insumisión se justifica con un oxímoron tamaño catedral de
Burgos “ Per un país, de tots, l’escola en català”, traducido, aunque no haga
demasiada falta “Por un país, de todos, la escuela en catalán”.
¿De
todos?, ¡qué barbaridad!
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