¿Y ahora qué?

Luis Bárcenas una de las víctimas de la persecución política socialista

Ayer saltaba a la prensa una noticia: “El juez deja fuera de la “Gürtel” al ex tesorero del PP en un auto con duras críticas a Garzón”. Se refieren el titular y la noticia a Luis Bárcenas que siendo senador y tesorero del PP se vio obligado a dimitir de ambos cargos ante la presión mediática que exigía su dimisión en función de la imputación que sufrió.  Ahora, de todo aquello no queda nada y se archiva el caso por no encontrar indicios de la comisión de delito alguno y aquí no sucede nada.

Nos encontramos ante unos hechos en los que claramente se demuestra la utilización de los tribunales de justicia, la fiscalía y los servicios policiales con finalidad política. Son muchos ya los populares que han sufrido la terrible experiencia de ser detenidos y puestos a disposición judicial ante todos los medios de comunicación, convocados al efecto por no se sabe quién, con la única finalidad de que toda España pudiera observar las imágenes de su detención en todas las televisiones del país.

Todos recordamos a cargos públicos del Partido Popular que siendo investigados por delitos que de haberlos cometido, simplemente tendrían pena de multa, eran mostrados a las cámaras de televisión, esposados y conducidos de manera humillante ante el tribunal correspondiente, mientras que cargos públicos socialistas acusados de la comisión de delitos de mayor gravedad, eran convocados por escrito para que acudieran a declarar ante el juez instructor correspondiente.

Tras la humillante y dolorosa detención, las filtraciones de las declaraciones, las transcripciones parciales de conversaciones telefónicas de los detenidos grabadas en su momento por la policía, la publicación de documentos que pertenecían a la investigación policial y que se presentaban como si tuvieran la relevancia jurídica que no tenían, se ocupaban de que el detenido fuera juzgado y condenado sumariamente por la opinión pública, instada a ese fin, desde las terminales al servicio de poder socialista.

Se procedía a un  juicio público e ilegal, que conste, en el que de la figura del  fiscal se ocupaba la primera plana de los periódicos más furibundamente pro socialistas, la acusación particular era ejercida por el PSOE, que ponía en marcha a sus cargos públicos y orgánicos y a los contertulios más dóciles a su poder que contribuían activamente al linchamiento mediático y finalmente el juez que condenaba todos los días al  detenido, era la opinión pública, dócil y convencida. No se respetaba garantía judicial alguna, el secreto del sumario era roto un día sí y otro también sin que nadie hiciera nada por evitarlo, mientras que los detenidos y sus familias eran sometidos a un sangriento auto de fe que machacaba la honorabilidad de los detenidos y los convertía en auténticos apestados políticos y sociales.

Ahora resulta que el instructor no encuentra indicios de la comisión de delito alguno, y que conste que a Bárcenas se le acusaba de cohecho, delito fiscal, corrupción, blanqueo de capitales, etc. Quiero decir que el juez tenía un amplio abanico de posibilidades entre las que elegir pero nada ha encontrado y que la investigación ha durado dos años y medio, así que tiempo no les ha faltado.

Nada han acreditado, pero ni eso le servirá a Bárcenas, que tendrá que soportar como tras superar la investigación, muchísima gente no contenta con la decisión judicial, sembrarán la sombra de la duda sobre ésta y vendrá aquello de que si el río suena es porque agua lleva, o entraremos en el terreno de la conspiración o lo que es peor se decidirá, por la “autoridad competente”, que esto es un escándalo y que los políticos del PP pueden hacer lo que les dé la gana y no pagan con la cárcel como sería su obligación.

¿Y ahora qué? preguntaba en el título de este post, porque esto no puede quedar así, ¿quién le va a devolver la honra a Bárcenas? ¿quién reparará su buen nombre, hecho añicos en favor del interés electoral del PSOE? No ha habido cohecho, no ha sido acreditado que los Correa pagaran los viajes vacacionales de Luis Bárcenas, se ha pretendido  imputar al ex senador por cuenta de actuaciones de su mujer que ni siquiera estaba imputada, lo de los 300.000 euros que, según Garzón, le había entregado la trama en pago de no se sabe bien que servicios, tampoco queda acreditada. Dice el instructor “No cabe hablar de delito de cohecho, al no haberse acreditado que Luis Bárcenas realizara acción o actuación alguna, que supiera la adjudicación irregular de obras o de cualquier otra prebenda pública a Francisco Correa o sus empresas”.

Y así podríamos seguir con el conjunto de la acusación que se ha demostrado falsa, sesgada e irrelevante y yo pregunto ¿pondrán El País, Público o El Plural en marcha un campaña en la que durante seis meses, diariamente, salga en sus portadas la noticia de la inocencia de Bárcenas que comentamos? ¿producirá TVE o la Sexta una mini serie que aclare lo sucedido y ponga en conocimiento de la opinión pública su error y que las acusaciones son falsas? ¿Qué dirán ahora los socialistas que pedían a todas horas la cabeza de Bárcenas sin respetar ni de lejos la presunción de inocencia?

Pues ya se lo digo yo, no harán nada de nada, se han cargado la imagen pública y privada de una persona, lo han perjudicado injusta y notoriamente, han enfangado a conciencia la vida de un ciudadano de manera reiterada y contumaz y ahora que se  demuestra que lo que sostenían era falso, mirarán para otro lado, se meterán las manos en los bolsillos y se alejarán satisfechos, silbando suavemente.

Qué decir del PSOE, que ha quedado retratado una vez más, qué decir de Rubalcaba ministro del Interior entonces y ahora candidato, cuya mala praxis queda acreditada y su credibilidad a los pies de los caballos. Los que hemos denunciado esta repugnante conducta hemos sido acusados de cómplices de los corruptos, porque para la opinión pública esto es lo que son todavía los que fueron imputados injustamente. No se les aplicó entonces la presunción de inocencia y ahora todo el mundo se pone de perfil y prefiere pasar de puntillas sobre la noticia de la inocencia de Bárcenas, o lo que es peor, la ignoran.

Conviene por higiene social no olvidar o excusar, la terrible capacidad, de la que ha hecho gala el PSOE  en este y en muchísimo casos más, para pasar por encima de la verdad y destrozar el buen nombre de sus adversarios políticos, a sabiendas que lo hacen impunemente porque nadie les va a pedir responsabilidades. Eso sólo lo podemos hacer los ciudadanos que deberíamos hacerles pagar su aberrante uso del poder, un poder que les hemos dado para que lo utilicen  en nuestro servicio y no para para intentar destruir a sus enemigos políticos.

No pueden irse de rositas, pero en el fondo eso es casi lo de menos, lo que nos debería preocupar es averiguar cómo se devuelve la honra a un ciudadano víctima de una persecución política y desde luego pedir las responsabilidades morales y políticas a los que más se han destacado en este contubernio cuya única finalidad demostrada no era la de aplicar la justicia sino simplemente acabar, al precio que fuera, con el Partido Popular y sus expectativas electorales. 

Lamentable pero muy útil, hoy tenemos mucho más claro que ayer con quién nos jugamos los cuartos, aunque desgraciadamente mañana todavía lo sabremos mejor, que esto no ha hecho más que empezar.