Hoy por hoy, esto es lo auténticamente importante
Ayer
titulaba mi post “La vida sigue igual” y parece que a pesar de la terquedad del
gobierno de Zapatero y sobre todo del equipo electoral de Rubalcaba, que se
empeñan, por la vía directa, la indirecta y la circunstancial, en mantener
encendida la llama en el altar de la “derrota de ETA”, los ciudadanos tienen
una percepción del asunto que carga con más plomo las ya heridas alas de la
candidatura de Rubalcaba.
Poco a
poco volverá la sensatez a las páginas de la prensa escrita y poco a poco se
nos explicará que “lo” de ETA no es más que un anuncio, importante por lo que
dice, pero que no es más que el primer paso de un largo camino en el que pueden
suceder muchísimas cosas, y desde luego no todas buenas. Para cualquiera que
conozca algo la historia reciente de Europa resulta fácil suponer que el camino
que hay que seguir para alcanzar esa disolución de ETA puede durar años y no se
puede desdeñar, bajo ningún concepto, la posibilidad que en ese tiempo se
produzcan nuevos atentados, que la banda sufra una escisión, etc., etc.
Parece
que no interesa que recordemos que la banda ya se disolvió allá por los ochenta
y que sus miembros fueron convenientemente amnistiados. Bueno, pues desde
aquella “disolución” hasta la fecha, centenares de muertos producidos por la
banda “disuelta” nos contemplan. Me resulta difícil aceptar la reacción de los
políticos que con una unanimidad que ya quisiera yo emplearan para otras cosas
más productivas, se lanzaron a señalar el hecho como “histórico” y a hablar de
victorias y derrotas con una facundia que desde luego no se correspondía con la
realidad de las cosas.
Unos
porque les convenía, otros por no meterse en camisas de once varas, todos
anduvieron transitando por el camino de lo “políticamente correcto”, dijeron lo
que creían debían decir, pero desde luego si dijeron verdad, lo cierto es que
no dijeron toda la verdad y nada más que la verdad. Hemos pasado de una
situación “permanente” a una “definitiva”, probablemente un experto en
semántica, nos podría explicar la diferencia entre dos los conceptos, pero a
efectos prácticos muy poca diferencia existe entre una y otra situación. Sumen a
eso que quien comunica lo del “cese definitivo de la actividad armada” no son más
que unos encapuchados que representan a un conjunto de asesinos y convendrán
conmigo que el asunto es importante, pero que tampoco es como para tirar
cohetes.
Mientras
que los políticos andan discutiendo del sexo de los ángeles, asunto tan
inexistente, como la buena voluntad de los asesinos, parece que los
depositarios del sentido común en España, es decir los ciudadanos, andan por
otras veredas. Obras son amores y no buenas razones es lo que parece que
piensan los españoles, ayer se publicaba una encuesta de Metroscopia que ponía
de relieve que el beneficio electoral de la noticia para la candidatura de Rubalcaba
iba a ser mínimo, por no decir nulo.
Dice el estudio sociológico que el 55% de los
encuestados considera que el fin del terrorismo de ETA es mérito de todos los
partidos, sin apenas diferencias entre las respuestas de los simpatizantes del
PSOE y los del PP. Y el 57% asegura que sin violencia los resultados electorales
en el País Vasco no cambiarán. Así que del aumento del tirón electoral a cuenta
de la “auto disolución “de ETA, algunos han pasado al limbo del “fue bonito mientras duró”.
Pero es
que además hace falta que alguien, el gobierno de Zapatero y el partido que lo
sustenta, es decir el PSOE, se pongan a trabajar de una manera decidida en lo
que importa y en lo que además les toca, porque en Europa lo de ETA no ha
tenido repercusión alguna y en las reuniones llevadas a cabo estos pasados días
por el Consejo Europeo se nos ha presionado durísimamente, sin que Elena Salgado
haya conseguido detener o al menos
paliar las exigencias europeas que nos piden otro esfuerzo fiscal.
Bruselas
se ha negado a incluir en los planes de
recapitalización de la banca europea los bonos convertibles y la provisión
genérica, tal como pedían las entidades nacionales. Esto significa que nuestros
cinco mayores bancos tendrán que captar fondos en el mercado o bien reducir su
balance. A cambio, Europa no planteará la famosa quita del 20% sobre la deuda
española, pero nos obligará a valorarla
a precios de mercado, lo que ocasionará pérdidas al sector aunque sean menores
que los que se producirían aplicando la quita del 20% en la valoración de
activos. Mala noticia pero no la peor.
Elena
Salgado se fue a Bruselas con el único argumento que le quedaba, lo de la
reforma constitucional y el empleo del mantra que utiliza siempre, ya saben, “nosotros
ya hemos hecho los deberes”, pero incluso un ministro, Valeriano Gómez, es el que
manifiesta que el efecto placebo de la reforma constitucional ya ha finalizado.
Así que lo más probable es que el próximo miércoles sabremos si se confirma el
contenido del borrador extraoficial del Consejo Europeo que nos coloca, parecer ser que
irremisiblemente, ante la exigencia de presentar ajustes adicionales que sirvan para despejar
la incertidumbre de los inversores hacia la deuda pública de nuestro país.
Así que
en vez de discutir las diferencias semánticas que existen entre permanente o
definitiva, si la declaración de ETA obliga o no a hacer concesiones políticas,
si la victoria es de unos o de otros, si se rindió la banda o, por el
contrario, su comunicado la presenta como victoriosa en este pulso que los
totalitarios etarras han echado desde hace tanto tiempo a la democracia española.
Digo que en vez de gastar tiempo en estas cosas, que al fin y al cabo pueden
esperar - el propio portavoz del gobierno, José Blanco, ha advertido que por
ellos esto ha quedado ahí, y que el que tendrá que lidiar con el asunto de ETA será
el próximo gobierno - creo que va siendo hora que nos centremos en lo que realmente
está pasando hoy y no en lo que vendrá después de las elecciones.
Por una
parte terminar con la inacción del gobierno que parece ha claudicado ante Europa,
que nos va a imponer un recorte fiscal importantísimo y por otra poner
nuevamente nuestra atención en la cuestión electoral, que en esa apuesta nos
jugamos los cuartos para los próximos cuatro años. Hay que obligar a los candidatos a que vuelvan
a su trabajo y nos expliquen lo que van a hacer en cuestiones como la lucha
contra el paro, la sanidad pública, la presión fiscal, la calidad de la
educación, etc., etc.
Y cuando
llegue el momento de poner en marcha el “proceso” de la presunta autodisolución
de ETA, a quién le toque esa tarea – el gobierno que salga de las urnas - que
la lleve a cabo. Hay que terminar de una vez por todas con el estéril esfuerzo
de intentar capitalizar la paz, tentación a la que ha sucumbido sin duda el
PSOE. Otra cosa es lo que hagan los abertzales, que están encantados con la
victoria de las tesis de ETA. Ellos sí lo tienen claro, la declaración de ETA
supone un triunfo muy importante para su causa.
Espero que
los padres putativos de las negociaciones con ETA, que hasta aquí nos han
traído, respondan del resultado de sus acciones.
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Lo de eta es de vergüenza, y espero que el señor Rajoy ,que haga lo del señor Aznar, y cumplir el reglamento, de la ley de partidos y empiece por fumilgar todos los estamentos de Inetrior, y eso es la mejor que recibamos en estos años , en el que, todo ha sido concesiones a los criminales de eta
ResponderEliminarSi Rajoy hace lo mismo que Aznar Dios nos pille confesados, volvemos a tiempos pasados ??
ResponderEliminarN O G R A C I A S
PD : Respeten a Euskadi, quien allí gobierna es quien el pueblo quiere, o aplicamos la dictadura ??
D E M O C R A C I A, que no sabeis lo que es eso
La dictadura se estuvo aplicando en este gobierno socialista de Zapatero y Rubalcaba, disfrazada de "democracia".
ResponderEliminarQuienes no saben lo que es la Democracia son Eta y sus seguidores, que a base de bombas, tiros en la nuca, secuestros y extorsión han "dictado" lo que les ha salido de su chapela. Así que no venga usted, sr. Anónimo preguntando si sabemos que es. Más bien pregúntese a si mismo si conoce el significado (aunque la Democracia resulte ser una utopía, ya que brilla por su ausencia).