Para todos ustedes ¡El debate!
Bueno
pues ya pasamos otro trámite, no tuvo otra virtualidad y nos quitamos de
encima el dichoso debate, que parecía iba a ser la madre de todas las batallas,
dialécticas, eso sí y se quedó en unos tristes fuegos de artificio de
ayuntamiento de tercera división, sin pasta y lo que es peor, sin crédito.
Ganó
Rajoy, una victoria táctica, sin brillantez, que volvió a demostrar que en
política quien resiste gana. Creo que en eso acertó el candidato popular, no entró
a las provocaciones de Rubalcaba, y se mantuvo sereno, adoptando el papel de
quien se sabe vencedor en la contienda; en la de ayer noche y en la de la
campaña. Nada más comenzar, me llamaron la atención dos cosas, una el pintado general de
Rubalcaba que llevaba en la cara más pintura que la puerta de un burdel y el
reconocimiento de facto de su derrota , cuando acusaba a Rajoy de todas las
maldades del universo, dando por hecho su triunfo el 20 N.
Usted va a recortar, usted no me dice lo que
va a hacer, y
que nadie busque una excusa ocurrente al importante desliz verbal y
psicológico del candidato socialista, porque tras el primer bloque, alguien de su equipo advirtió a Alfredo, que como un tiro, cambió la
conjugación verbal y se pasó al condicional sobre la marcha. Usted recortará si gana, usted no me dice lo
que haría si … Estuvo muy claro y ya pueden aplaudirle sus partidarios todo
lo que quieran, pero su error fue descomunal y la rectificación no hizo otra
cosa que subrayarla.
Debo
confesar que me preparé para el debate, requerí silencio en mi domicilio y me
dispuse a escuchar con atención, preparado para tomar notas sobre lo más
interesante; no sé cuándo fue que abandoné libreta y bolígrafo, pero debió ser a
las primeras de cambio, estaba claro que lo que iban a sobrar era las notas y
los apuntes. Los dos contendientes, predecibles al máximo, siguieron disciplinadamente
el guión y no se movieron un milímetro de su papel.
Alguna
excepción hubo, la primera el ninguneo que le hizo Rajoy a Pérez Rubalcaba,
cuando fingió equivocarse y confundir los apellidos de Alfredo con los de ZP,
bien medido, oportuno el momento, aceptable la maldad, aunque la técnica
representativa fallara un poco. La segunda, cuando harto de las cositas
rubalcabianas, le dijo, contundente que mentía y vertía insidias y en otra
ocasión, aclarando que “yo no soy como usted” . Ya por finalizar, señalar un par de ocasiones en
las que la retahíla de datos que aportaba el del PP, abrumaron visiblemente a
Rubalcaba, incapaz de oponer nada a la realidad de la cifras.
Rubalcaba
se pasó el debate exigiendo que se le aclarara el programa del PP y afirmando
que éste era una trampa saducea y el paradigma de la ambigüedad calculada, pero
lo que consiguió con tanta exigencia, es que mucha gente se preguntara porque no aprovechaba su
tiempo y la ocasión para explicar lo que él lleva en su programa.
El
candidato socialista no se salió de la filosofía que impregna los argumentarios
del PSOE, todos estamos hartos de escuchar al socialismo español, acusar
al PP de no tener programa y además ¡tenerlo oculto!. Todos sabemos que su
única arma es la afirmación de ¡qué viene la derecha!, y acusar a los populares
de tener previstos unos recortes terribles, que con malévola intención no
cuentan, por aquello de no perder votos. Lo que sucede es que ellos no han
explicado jamás los recortes que tienen previstos, que como las meigas,
haberlos haylos, y no lo han hecho a pesar de estar en mejor posición que lo
populares, que ya saben que cuando entren en el gobierno se van a encontrar con
una realidad en las cuentas, que nada tendrán que ver con lo que aparece reflejado
en la documentación correspondiente.
Rubalcaba,
inconscientemente sin duda, adoptó el papel de la señorita Rotermeyer y fingió
que pretendía “examinar” a Rajoy, cuando lo cierto es que se dedicó en cuerpo y
alma a hacer lo que le habían aconsejado: Tu pregúntale, si se lía a contestarte
no explica lo que él quiere y si no te contesta, tu insiste y acúsale de tener
planes ocultos. Y ese fue el mecanismo dialéctico que presentó el PSOE.
Rubalcaba
se quejaba del exceso de datos, para echarse a llorar, cómo puede pretender
un aspirante a la presidencia del gobierno del Reino de España, hablar de
política económica, de economía, sin cifras ni datos. Claro, para los
socialistas es mucho mejor recurrir al arsenal de las “ocurrencias” que les
permiten una mayor libertad y lucimiento, aun cuando el resultado de su
aplicación sean los más de 5.000.000 de
compatriotas que éstos han mandado al paro.
En
cuantito Rajoy lo sacaba del terreno de la lírica y lo trasladaba al de los datos y cifras, Alfredo
saltaba rápido e intentaba cortar el discurso de Rajoy, que una cosa es hacer interpelaciones y
otra muy distinta interrumpir, aunque ya sabemos que en eso y en hablar por
encima del contrario son maestros los del PSOE, que en cuanto escuchan algo que
no les conviene, arrancan.
¿Oiga y
no va a repasar las propuestas de los candidatos?, pues no, la verdad es que
no. Sí quiero señalar que este debate tenía una importancia muy relativa, por
la fecha, por el formato y sobre todo por los temas que no se tocaron - ETA,
corrupción, justicia, ley electoral, etc., etc. – esto era un paripé para
contentar a los seguidores de cada cual. Hemos llegado a lo que hemos llegado,
nos enfrentamos a un problema de dificilísima solución, vamos a pasarlas
canutas, pero lo importante parece ser era el color de las corbatas, el
lenguaje no verbal y con qué sentimiento “recitaron” la letra del guión ambos
contendientes. Bueno pues eso, que le vamos a hacer.
Probablemente
muchos ignoren que el debate, que más importancia tuvo electoralmente hablando,
fue el que consiguió que un 1% de los espectadores cambiara su intención de
voto. No creo que este sea el caso, estoy convencido que lo que ayer se
representó no va a conseguir que muchos ciudadanos cambien el sentido de su decisión electoral. Rajoy prudentemente se contuvo y con una
faena de aliño liquidó a su adversario que ostensiblemente demostró, que fuera
del escenario de la agresividad y de la “inventiva” política, tiene bien poco
que decir y bastante menos que hacer.
Ya que
tome alguna nota, pocas la verdad, quiero hacer mención de la primera;
corresponde a la llegada de Rubalcaba, dice así: “Sorprende la sonrisa de
conejo de Rb”, y ciertamente aunque ya dentro del plató se recuperara, Alfredo
llego con una sonrisa "conejil" que presagiaba lo que iba a suceder y decía
bien a las claras que no se encontraba a gusto.
Un
vencedor, Rajoy, lo reconocen la inmensa mayoría de los medios y un perdedor, Rubalcaba, que ve cómo se le agota
el tiempo y las oportunidades para intentar evitar que la derrota del 20 N sea demasiado
escandalosa. Lo del debate fue otro cartucho utilizado, de los pocos que le
quedan y no sirvió para gran cosa. Por tanto doblemente perdedor, del debate
por una parte y por otra porque en este evento estaban puestas gran parte de las
esperanzas socialistas en conseguir sino un vuelco, sí una apreciable victoria.
Imposible,
Rubalcaba no tiene futuro porque, está claro, su pasado se lo impide.
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Después de unos días de ajustes volvemos a la carga.
ResponderEliminarEl debate de ayer lo ganó Mariano Rajoy sin despeinarse y es lógico porque Rubalcaba está totalmente descalificado para presentarse como el salvador de España cuando ha estado participando de forma activa en todos los gobiernos socialistas que nos han llevado a la ruina.
Ha sido un debate descafeinado porque se había pactado con anterioridad no sacar temas como Gurtel, Campeón faisán etc. etc.
Bajo me modesto punto de vista Rubalcaba es un cadáver político.
Un abrazo y felicidades por tu blog.
Estoy totalmente de acuerdo contigo Carlos, lo tiene imposible, lo recojo en la última línea del post de hoy.
ResponderEliminarTe agradezco tu felicitación, yo hago lo mismo, te felicito por tu trabajo, un trabajo muy importante y un blog estupendo.
Un abrazo.
Rubalcaba fue a entrenarse como jefe de la oposición. Veremos si en su partido después del estacazo se lo permiten.
ResponderEliminarSaluditos.