Hoy le toca explicarse
Efectivamente
hoy al mediodía, Mariano Rajoy llevará a cabo su discurso de investidura, no se
me va a ocurrir pedirle a esta izquierda cerril que campa por estos lares, que
le dé a Mariano Rajoy los cien días de cortesía parlamentaria, y no puedo
pedírselo porque aunque de vergüenza ajena, hay que recordar que la izquierda
de este país, a través de las redes sociales ya pedía ardorosamente la dimisión de Rajoy a los tres días contados
de las elecciones. Y como eso es así,
pues he de suponer que el discurso de esta mañana será criticado, más allá de
lo que aconseja la prudencia y esa cortesía parlamentaria, que se perdió hace
ya mucho tiempo.
Creo
que el PSOE y el resto de la izquierda criticarán lo que ellos sostendrán como
falta de concreción del discurso, lo que les permitirá seguir con el mantra del
“programa oculto de Rajoy”; supongo también que el líder popular explicará la
intención que tiene de moverse prioritariamente en tres ejes principales. La
reducción del déficit y la lucha contra la recesión, la definitiva
reestructuración de nuestra sector bancario, cuya salud, ofrece muchas dudas y
la reforma del mercado laboral, que sigue en el limbo de la supuesta “reforma”
que dijo que hacía y no hizo Zapatero junto a los sindicatos UGT y CC.OO y los
de la CEOE, que también tienen su cuota de responsabilidad, en este asunto de
la fallida reforma.
Las
cuentas públicas deben cuadrar conforme a lo que se nos exige desde la UE, para que nos sigan
sosteniendo, sin esa condición nada es posible. Pero también resulta vital
para que nuestra economía empiece a funcionar el hecho de la que la banca
española sea capaz de conseguir la liquidez bastante como para que el crédito
fluya y familias y empresarios puedan
empezar a gozar de una situación ligeramente normalizada. Y además de esta dos
cuestiones vitales hay que pensar que aunque gozáramos del favor de Europa y el
crédito comenzara a fluir, de nada serviría si no somos capaces de crear
empleo, y para que eso funcione además del apoyo de “Europa” y de que la banca
quede reestructurada y limpia de viejas cargas, necesitamos ineludiblemente una
reforma laboral que sitúe nuestro modelo, lo más cerca posible de los modelos
europeos.
He de
suponer que Rajoy hablará sobre estos asuntos, aunque no creo que pueda dar
demasiados detalles, por un motivo fundamental. Todo el mundo sabe que las
cifras oficiales son un cuento chino, Zapatero y su gobierno se irán por la
puerta de atrás y lo harán según costumbre, es decir mintiendo, como han hecho
a lo largo de estas dos últimas legislaturas. Por tanto es muy difícil definir
que se va a hacer ante un problema cuyas dimensiones reales se desconocen. Pueden trazarse
la líneas maestras, pero para afinar es necesario conocer la realidad del
déficit, por hablar de la cifra más importante, que desde luego no
responde a las cifras que Elena Salgado ha manifestado.
Supongo
que Rajoy hablará de la organización de su gobierno y lo hará desde la óptica
de la eficacia y la austeridad. El número de ministerios y por tanto de ministros
se verán reducidos y espero que pase lo mismo con las vicepresidencias. Pero
ante Rajoy se abre un panorama muy difícil, para que vamos a engañarnos. El
gobierno socialista se ha cargado la economía del país y ha sido incapaz de mantener
sus políticas sociales sin acudir al endeudamiento, con las consecuencias que
todos conocemos. La economía no funciona, el crédito, pese al dinero público
inyectado a la banca, no fluye, las empresas cierran y el paro crece. En
consecuencia, los ciudadanos se empobrecen, cae la recaudación fiscal, se deterioran
los servicios públicos y crece la inflación.
Mientras,
Rubalcaba y sus cuates, que parece que interinamente se han hecho con las
riendas del PSOE,
lo que a mí me parece un escándalo, pero vamos, que si a la progresía no le
molesta que alguien se haya alzado en el PSOE con el santo y la limosna sin
cumplimentar ningún trámite democrático, pues allá ellos, que tampoco es que sea tan raro;
hay que reconocer que en el fondo, esta situación responde a esa vieja pulsión
golpista que siempre ha poseído al PSOE. Y para los que les moleste mi
afirmación un consejo, lean la historia real de su partido y luego me cuentan.
Bien,
decía que Rubalcaba que es el que manda en el PSOE ya ha advertido que
prometerá lealtad a Rajoy - si yo fuera el gallego me iba de cabeza a que me
hicieran un exorcismo de urgencia - si se garantiza el “estado del bienestar”.
Que en una situación de emergencia nacional, que Alfredo conoce perfectamente,
porque fue uno de los constructores de la ruina que “disfrutamos”, se atreva a
hablar del estado del bienestar; que un político al que le consta que su
gobierno ha sido incapaz, en la más amplia y peyorativa acepción de la palabra,
de evitar la hemorragia de parados que nos acerca peligrosamente a la condición
de inviables, económicamente hablando, se apresure a nombrarse el defensor de
los menos favorecidos, es algo que en cualquier lugar civilizado, ocasionaría
que los ciudadanos lo mandaran para casita, con cajas destempladas.
Pero además
de estas cuestiones tengo una duda, cómo puede la izquierda dar tanta
importancia al discurso de investidura, si les consta que el de su ex líder se incumplió de la cruz a la fecha y ellos
explicaron con total tranquilidad que las circunstancias eran las culpables. No
sé si me explico, creo que Rubalcaba sabe perfectamente que, al menos desde el
punto de vista del PSOE, el discurso de investidura es un trámite.
Daría
lo mismo si Rajoy se dirigiera a los presentes en arameo antiguo, el resultado sería
el mismo, los del PSOE les acusarían de cargarse el estado del bienestar, IU
atacaría en tromba porque no le han dado un puesto en la Mesa del Congreso, los
del Grupo Mixto hablarán de la imposibilidad de manejarse en un grupo tan
numeroso y plural, los de CiU andarían exigiendo lo del Pacto Fiscal, lo
mismo da si Rajoy hace su discurso en arameo, castellano o lapón, las respuestas
serían las mismas, porque en el parlamento hace tiempo que no se debate, están
enzarzados sus señorías en el ejercicio de un diálogo para sordos, mientras la
nación se va al tacho de la basura.
Diga lo
que diga Rajoy, estará mal y será criticado por ello. La vieja ley del embudo,
que el que pretende formar gobierno, no conozca las cifras reales a algunos les
parecerá normal, no creo que haya duda al respecto. Tras las experiencias en
Castilla-La Mancha o Extremadura, todos sabemos que las cifras oficiales no
valen ni lo que cuesta el papel en el que están escritas. Así que todos deberemos
esperar a que realmente el gobierno popular conozca la realidad, para que nos puedan
decir, con conocimiento de causa, que es lo que quieren hacer exactamente y cómo
van a hacerlo.
No va a
ser nada fácil, eso sí está muy claro, aunque a mí me sobra, si se cumple, la
exigencia que Rajoy ha marcado a los suyos: “Responsabilidad, sensatez y
austeridad en el manejo del dinero público y en las actitudes, gestos y
comportamientos”. Me parece un buen comienzo.
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