Consejo de ministros.
Hay que
reconocer que los ciudadanos de este país llevamos una racha que es para no
deseársela ni a nuestro peor enemigo. La legislatura pasada y los disparates
económicos, sociales y políticos que cometió el gobierno de Zapatero y el
PSOE, pesarán como una losa sobre todos nosotros, durante mucho tiempo. Ahora, tras elegir
un gobierno que tiene como tarea ineludible una reforma monumental que abarca
muchísimos aspectos, parece que nos hayan entrado las prisas, o quizás es que
muchos esperaban una especie de milagro que permitiría que tras la toma de
posesión de Rajoy los problemas se resolvieran a una velocidad y a un ritmo que
desgraciadamente resulta imposible.
Reza el
adagio aquello tan sabido de “vísteme despacio que llevo prisa”, así que
desafortunadamente resulta imposible que el gobierno de Rajoy solucione todo lo
que tiene que hacer en un par de Consejos de Ministros, que es lo que lleva
esta gente gobernando. A la natural impaciencia de los ciudadanos por ver
solucionados los asuntos que cada uno entiende más perentorios, se añade el
cabreo monumental por un par de asuntos que, me van a permitir que insista una
vez más, tienen que ver más con la “víscera” que con la razón, sumar la disconformidad
de muchos con el calendario de
actuaciones y, ya por finalizar, está lo de la subida de impuestos, todo un panorama.
Ya he
comentado estos asuntos en los pasados días, pero vuelvo a insistir, no quiero
molestar a nadie, pero he de subrayar un hecho que a mí me parece sorprendente
y es la falta de fe en este gobierno, de gente que le acaba de votar. Porque las
críticas más acerbas vienen de boca de
gente que dicen ha votado al PP y eso francamente me sorprende.
Sobre
lo de las medallas y la elección de una Secretaria de Estado a la que se le
imputa ser persona cercana al “sindicato de la ceja”, no voy a insistir, hay
gente que está muy molesta, pero a mí me parece que son asuntos que nacen en el
terreno de los sentimientos y poca o ninguna capacidad tienen los razonamientos
en asuntos de esta índole, así que espero que el tiempo que dicen lo cura todo,
aplique su reconocida capacidad balsámica y poco a poco la cuestión pase a un
segundo o tercer plano, del que nunca debiera haber salido.
Sobre
los impuestos y el engaño que supone su subida, una reflexión, sobre todo a los
más cercanos a la ideología del Partido Popular. Creo que a estos ciudadanos
les resultará familiar aquella frase pepera de que “el dinero dónde mejor está,
es en el bolsillo del ciudadano”, en la que resumían su opinión sobre la fiscalidad;
me parece que el PP tiene una acreditada ejecutoria en ese sentido, demostró
que se pueden bajar los impuestos y mejorar la recaudación, por lo tanto
entiendo que cuando un partido que ha demostrado sin ningún tipo de duda que en
la cuestión fiscal se ha comportado como lo que es, una organización política
liberal y a pesar de ello sube los impuestos, tendrá muy buenas razones para
hacerlo.
Y ya
por finalizar, a los que dicen que pueden aceptar la subida de impuestos, pero
que antes debía haberse hecho aquello o lo de más allá, les digo que creo que
al gobierno hay que concederle la capacidad de gobernar de acuerdo al programa
y al calendario que hayan decidido, porque el fin y al cabo para eso los hemos
elegido, para que gobiernen.
Conviene
hacer una reflexión, las medidas hubieran sido mejor aceptadas si se hubieran
explicado mejor, eso es cierto, los ministros dieron sus explicaciones, pero se
ha echado en falta, ante una medida de la magnitud que tiene lo de la subida de
impuestos, que Rajoy fuera el que explicara esa decisión. Bien, en la próxima
semana está prevista una intervención de Rajoy en ese sentido. ¡¡Tarde!! clamarán
algunos, a mí me parece bien, primero los ministros, después el Presidente,
ahora ya se sabe, para gustos, colores.
Pero ya
se están tomando las medidas que algunos reclaman, en el Consejo del viernes se
va a estudiar el recorte de las empresas públicas. Cristóbal Montoro, presentará
un informe sobre el sector público, sus fundaciones y empresas, para reducirlo
con el fin de ajustar aún más el gasto público. Y ahí comienza el trabajo del
nuevo gobierno sobre el déficit producido por las CC.AA. En España de acuerdo a
los datos correspondientes al inicio del segundo semestre de 2011 existían 2.357 entidades públicas autonómicas.
Por su parte, el sector público estatal cerró el año 2010 con 454 entidades.
Pues
una gran parte de ellas van a desaparecer, conviene recordar que muchas
autonomías aceleraron la creación de sociedades mercantiles para evitar sus
límites de déficit. Las Comunidades Autónomas aumentaron en casi 5.400 millones
de euros la deuda de sus empresas públicas entre 2008 y el tercer trimestre de
2011, lo que ha elevado el nivel de endeudamiento total de las administraciones
territoriales en un 7,2% durante la crisis. De los 135.000 millones de euros que adeudan
el conjunto de las autonomías, el 11,5% procede de las sociedades mercantiles
públicas. Por tanto me parece una medida muy adecuada que el Estado
proceda a un recorte durísimo y que la inmensa mayoría de ellas desaparezcan.
En el
ámbito de lo autonómico se preparan otras medidas, El ministro de Economía Luis
de Guindos, ha anunciado que el Gobierno aprobará en marzo una nueva Ley que
establecerá “estrictos instrumentos de control” sobre los presupuestos de las CC.AA.
Antes de que las autonomías puedan aprobar sus presupuestos, necesitarán del
visto bueno del gobierno central.
Como es
lógico estas medidas y otras necesitan de un tiempo para ponerse en marcha,
aunque dejan claro que el gobierno está trabajando en la buena dirección, en
circunstancias muy difíciles, con escasísimo margen de maniobra, apretado por
la realidad social, la necesidad de apaciguar a los “mercados”, las exigencias
que Europa haya marcado, el desastre dejado por el PSOE tras de sí, la obligada
discreción que deben guardar sobre las cifras reales de nuestra economía, no
sea que nos suceda como a los griegos, cuando Papandreu explicó la realidad
griega y esa claridad lo llevó a la quiebra, y sobre todo el natural y
comprensible cabreo de los ciudadanos españoles que ven que tienen que pagar
los platos que rompieron Zapatero y sus cuates.
Las
prisas son malas consejeras, vamos a procurar darle algo de pausa a la natural
impaciencia por ver como cristalizan las reformas y las medidas que nos saquen
de esta situación. Aunque debemos colocarnos en el plano de lo racional, no
está la situación para satisfacciones viscerales. Puedo entender que cada uno
de nosotros, muy probablemente tenga establecidas las prioridades que aplicaría
si se encontrara en el lugar de Rajoy, pero resulta que lo que hemos hecho, ha
sido elegir a un gobierno para lleve a cabo esa tarea.
No pido
fe para el gobierno, simplemente creo que todos debemos tener fe en nuestra
capacidad de elección; hemos elegido y con la misma confianza que depositamos
el voto, debemos conceder el tiempo
necesario al gobierno que entiendo no nos va a defraudar. Poco a poco y con
mucho esfuerzo y sacrificio las cosas se irán aclarando, estoy seguro, mientras
demos pausa a las comprensibles prisas. Nos conviene.
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La población en general está atónita porque esperaba otros gestos y esto acrecenta aún más si cabe los ya talluditos temores que embargan los ánimos patrios. Me pregunto hasta donde llegará el agujero NEGRO de las cuentas públicas para que hayan tomado semejante decisión. No obstante son normales las reacciones. Veremos qué ocurre en los próximos meses, pero está claro que los españoles esperamos explicaciones claras lo antes posible.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo amigo Miguel, yo subrayaría o pondría en negrita las tres ultimas frases...
ResponderEliminarPerdón, "parrafos".
ResponderEliminarHola Isma estoy de acuerdo con tu postura. Naturalmente que se nos debe una explicación y naturalmente también que hay esperar hasta ver que pasa, al menos un plazo prudencial. Un abrazo.
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