No, no son iguales.
Hay que
reconocer que a cuenta de la subida de impuestos, algunos nombramientos que sentaron
como una patada en el estómago a muchos partidarios de los populares y a una
política de comunicación a la que indiscutiblemente le falta contundencia y la
imprescindible univocidad, una de las sensaciones más extendidas entre los ciudadanos es que éstos que están
ahora gobernándonos son más de lo mismo, parece que no haya habido cambios y como
se te ocurra disentir te largan de inmediato la inmensa lista de las cuestiones
que, a criterio del dicente de turno, no se han hecho y que muchísima gente
esperaba que se llevaran a cabo milagrosamente, de manera casi instantánea, en
los primeros días del nuevo gobierno.
Poco a
poco la realidad va poniendo a cada cual en su lugar y cualquiera puede
percibir que las cosas se mueven, probablemente no a la velocidad meteórica que
nos gustaría, pero marchan, con errores, valga como ejemplo lo del presunto
nombramiento de Vargas Llosa, una torpeza que no debería haberse producido,
pero a pesar de estas cosas y de otras que seguro olvido, se percibe
claramente la acción de este Gobierno.
Cierto
es que, como decía antes, se producen disfunciones en la política de comunicación y de
coordinación interdepartamental, no será la primera ni la última vez que algún
ministro se vea rectificado o matizado en alguna de sus declaraciones. Afortunadamente esa es
una enfermedad que cura el tiempo, el equipo del Gobierno es “novato” si lo
consideramos como grupo, poco a poco aprenderán la difícil tarea de la
interacción y el trabajo en equipo.
Pero se
van produciendo cosas de importancia, aunque haya algunos más interesados en
resaltar cuestiones tan menores como algún que otro nombramiento o el asunto de
las medallas, uniéndolas al natural rechazo a la subida del IRPF, una medida
muy dura por su propia importancia y por la “sorpresa” de su aplicación, una
sorpresa relativa que conste, bastaba haber escuchado la intervención de Rajoy
durante el debate de Investidura para saber que nos subían los impuestos, digo
que para cualquiera que quiera ver la realidad, ciertamente pasan muchas cosas,
malas, regulares… pero también buenas.
La
política de firmeza ante ETA y las peticiones abertzales de la repugnante
amnistía que proponen para los asesinos; la eliminación de las empresas
públicas, creadas para evadir lo que dispone la legislación sobre la
contratación de trabajadores de la administración y el necesario control de la
utilización del dinero de nuestros impuestos. La negativa a interpretar “con
flexibilidad” el Reglamento del Congreso para dar grupo a Amaiur, ERC y UPyD; la
decisión de pedir responsabilidades penales para aquellos políticos que gasten
más allá de lo previsto en los presupuestos, decisión rechazada de manera
unánime por nacionalistas y la izquierda, lo que habla de la bondad de la idea;
la reforma laboral cuyo contenido verá la luz el próximo día 15 de febrero, la
limpieza llevada a cabo con rigor en la cúpula policial y la que se va a
producir en los segundos y terceros escalones de la Policía Nacional.
O
quizás merezca un apunte el giro copernicano en nuestra política exterior,
basta ver la actitud de nuestro gobierno con la dictadura marxista de Cuba, ya
se ha dicho que el horizonte de este Gobierno será “la defensa de las
libertades políticas y la protección de los Derechos Humanos”, se ha dicho y se
ha hecho, ahí está la postura de nuestro gobierno con el fenómeno de la
disidencia cubana. Se ha acabado la repugnante política zapateril de paños
calientes con esa sangrienta dictadura, que tanto le debe a Zapatero y sus
amigos.
Ahí
están las subastas del Tesoro colocando nuestros bonos a una rentabilidad impensable
hace bien poco tiempo, naturalmente que el mérito, dirán los de siempre, que se
debe a la acción del BCE o a la situación del anticiclón de las Azores, tendrán
razón o no, pero pese a la mala noticia de la calificación de la deuda española
que se encuentra considerada por algunas agencias de “rating” a la altura de los “bonos basura”, colocamos
bien nuestra deuda y con menores exigencias en la prima de riesgo y por tanto
en la rentabilidad.
Y si se
debe a los méritos del gobierno, a los de la UE, al BCE o simplemente a la
buena suerte, me parece bien, es una buena noticia y por mucho que les moleste
a algunos, la buena suerte se encontraba de vacaciones cuando gobernaba esta
izquierda que ahora, no cuando gobernaba sino precisamente ahora, dice saber lo
que hay que hacer para sacarnos del pozo en el que, lo que son las cosas, nos metieron
ayer los mismos que hoy se postulan como solución
La
banca “provisionando” sus activos inmobiliarios, ahí está Banesto que puede servir
como ejemplo, que ni siquiera ha esperado a que las medidas vengan impuestas
por la legislación y el proyecto que se está preparando, que sin duda ayudará a poner
en marcha nuestra economía.
Y sobre
el paro, pues sobre el paro desgraciadamente nada nuevo sobre el sol, sigue
creciendo. Es un problema de una gravedad inmensa, nos sitúa en el nivel de
emergencia nacional, de tal manera que la próxima cumbre europea del 30 de este
mes, tendrá como tema central el desempleo.
Ciertamente
nadie sale de una crisis utilizando únicamente la tijera, eso lo sabe el gobierno,
hay que implementar políticas que sirvan para estimular la demanda y
consecuentemente el consumo para crear empleo. En Bruselas tenemos mucho que escuchar,
pero también mucho que explicar y sobre todo que pedir, Europa debe echarnos
una mano en lo de la creación de empleo. Tengo confianza en que entre nuestro
gobierno y Europa, podamos poner en marchas esas medidas dinamizadoras de
nuestra economía, creo que lo veremos más pronto que tarde.
Por
cierto, un dato que a mí me parece
importante, el Ejecutivo no lleva ni siquiera un mes gobernando. Así que a
nuestra actual situación creo que le es de aplicación eso de que “los
imposibles los hacemos inmediatamente, para para los milagros necesitamos algo
más de tiempo”, porque, seamos realistas, al conjunto de medidas tendentes a
recuperar el empleo en España se le debería llamar “Operación milagro”.
Habrá que reconocer, aunque a algunos les duela, que no todos son iguales. Existe un camino para la recuperación
y el gobierno nos lleva por él, estoy convencido que tendremos dificultades
añadidas, pero también tengo confianza en el Gobierno y sobre todas las cosas
mi fe está puesta en el pueblo español. El que no pueda tener paciencia que se
dirija a la sección de varitas mágicas de El Corte Inglés, aunque creo que
se han agotado, parece que se las llevaron todas Zapatero y sus ministros.
Así
nos luce el pelo...
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