Protestar sí, trabajar no, por favor.
Siempre he pensado que una de las cosas más importantes en
esta vida es que el ser humano sepa quién es en realidad y cuál es el lugar que
debe ocupar en la sociedad que vive. No es que resulte fácil conseguir desentrañar
estas dos cuestiones, pero puedo afirmar
sin ningún género de duda, que el estudio y consiguiente conocimiento de estas
facetas de la vida, facilitan en gran manera la vida del individuo y sobre todo
la de los que están a su alrededor.
Viene a cuento este proemio, porque de la actuación de
CC.OO y UGT, se deduce con claridad que
sus dirigentes han perdido el norte y no saben muy bien qué son, ni que es lo
que deben hacer en esta sociedad nuestra y, lo que es mucho más grave, ni siquiera
saben tampoco a quiénes representan realmente. Desde hace muchísimo tiempo hemos
sido víctimas los españoles de un argumento falaz que nace de lo más profundo
del franquismo, “la representación delegada”.
Utilizando este concepto se pretende que CC.OO y UGT
representan al conjunto de los trabajadores españoles, lo que es legalmente falso.
Estos dos sindicatos que dicen ser de clase y el resto que existen en nuestro
país, sólo representan a sus afiliados. Esa es la verdad, todo lo demás es
sostener ideas y procedimientos del viejo sindicalismo vertical y de aquello
que se llamó aquí el nacional
sindicalismo y que no es otra cosa que la idea central de lo que se conoció
allá a finales de los 20, como el Estado Corporativo, cuando los partidos
fascistas buscaban su lugar al sol en esta Europa de nuestros pecados.
No hay representaciones delegadas, al menos automáticas, en
una democracia, ese es el primer error de UGT y CC.OO, de iure no nos
representaban, pero el problema estaba en que de facto se daba por buena esa
ficción antidemocrática. La centralización de las negociaciones de los
convenios sindicales les daba ese poder. Se negociaba el convenio nacional y
quiénes lo firmaban y negociaban eran los de Cándido Méndez y Toxo y a quién
Dios se la dé, San Pedro se la bendiga, esto es lo que ha permitido a CC.OO y
UGT medrar como organizaciones y enriquecer a sus respectivas cúpulas.
Tan encantados estaban con esta visión burguesa de la lucha
obrera, tan dulce y enriquecedor era secuestrar la voluntad no expresada de
millones de ciudadanos y negociar con el Ejecutivo y la Patronal la cuestión
que fuera, que de elementos reivindicativos pasaron a ser lo que conocemos como
“agentes sociales” y gracias al íntimo contubernio existente entre la izquierda
española y estos impresentables sindicatos, han vivido extraordinariamente bien
ejerciendo de árbitros de la política laboral de este país.
Creyeron ser lo que no eran y la reforma laboral de Rajoy,
al descentralizar la negociación de los convenios, les ha quitado de golpe el
poder que tenían y como se han quedado atrás, muy atrás y no han evolucionado,
nada tienen que ofrecer realmente a los trabajadores, porque se han convertido
en máquinas de recaudar el dinero de los que dicen defender, ese es su principal
problema. No están adecuados a la realidad, poco o nada pueden ofrecer a la
clase trabajadora y además les acaban de dejar sin el poder bastardo que ejercían
como amos y señores de la negociación sindical.
Rajoy les acaba de demostrar que no son, no lo han sido
nunca, parte del entramado institucional de este país. Lejos están aquellos
dorados tiempos en que Zapatero, que jugaba con cartas marcadas en lo de la
reforma laboral que le exigía Europa, afirmaba que “no iba a aceptar nada que
no estuviera aprobado por los sindicatos” y los convertía en dueños y señores
de cualquier negociación laboral que hubiera que hacer en este país, de hecho
se consintió que en el plano de lo laboral los sindicatos suplantarán la acción
del Ejecutivo.
Y esto se ha acabado, es el gobierno, el poder Ejecutivo, el
único que está legitimado para gobernar,
es su derecho pero sobre todo su obligación. Ese ha sido el primer error de
estos sindicatos, que acostumbrados a actuar como correas de transmisión del
poder político de la izquierda, ahí está la lucha de CC.OO y UGT contra
Esperanza Aguirre para demostrarlo, se habían creído intocables.
Calcularon mal una serie de cuestiones, confundieron la
propaganda con la realidad y se creyeron lo que vendían, que Rajoy era un
hombre indeciso, poco amigo de hacer frente a los problemas… y se equivocaron.
Rajoy les ha hecho frente y ha llevado a cabo una reforma laboral que les ha
arrebatado el poder y sobre todo el monopolio que tenían en lo que hacía
referencia a la negociación colectiva. No contento con ello les ha recortado un
20% de las subvenciones directas que recibían y les ha quitado a ellos y la
patronal el monopolio sobre la formación. Para entendernos los sindicatos van a recibir en
este ejercicio 700 millones en lugar de los dos mil millones que esperaban, eso
es lo que les duele y por eso es que pretenden movilizar a los trabajadores
para que éstos los defiendan del gobierno del PP.
Estaban tan lejos de entender la realidad en la que vivían,
que desaprovecharon la oportunidad que Rajoy les dio para que junto a la
patronal construyeran la reforma laboral. Les permitió poner la letra a la
canción, aunque es bien cierto que la música ya estaba escrita. Los sindicatos
no lo hicieron y ahora se encuentran sorprendidos de la capacidad de reacción
de un gobierno que apoyado en el mandato de sus votantes, manifiesta que hará lo
que tenga que hacer al precio que haga falta, porque para eso lo han votado los
ciudadanos de este país.
Y estos presuntos sindicalistas se han echado a la calle,
divididos y con un poder de convocatoria muy escaso, CC.OO y UGT consiguieron
poner en la calle el 23% de su afiliación, cómo pueden considerar eso un éxito
resulta un misterio difícil de desentrañar. Pero todavía ha sido peor lo que
han tenido que oír de la ministra de Empleo, que les ha echado en cara que todavía
está esperando que hagan una sola propuesta y les ha pedido que se pongan a
trabajar.
Así que queda claro que aquí de lo que se discute no es del
abaratamiento del despido, por lo que se pelea es por el poder político, mal habido,
que ejercían alegremente los Méndez y Cía. y por el dinero que pierden con la reforma.
Creo que el gobierno les tiene ganada la partida, no pueden mantener
las protestas indefinidamente en la calle, podrán llevar a cabo un esfuerzo ímprobo e intentar echarle un pulso
al ejecutivo, pero ya no pueden seguir jugando con las cartas marcadas que
antes tenían. La Reforma Laboral debe pasar el trámite parlamentario, ahí es
donde hay que presentar las aportaciones que se estimen convenientes, CC.OO y UGT no pueden hacerlo directamente
pero no les faltarían voluntarios para llevar sus propuestas hasta el Congreso.
Ese es su trabajo, proponer modificaciones a la norma, claro que eso es muy
aburrido, resulta mucho más entretenido irse de manifestación y después tomarse
unas cañitas con los “compañeros”.
Eso lo podrán hacer mientras les dure el dinero, porque los
autobuses, las medias dietas, las comidas, los gastos de publicidad y
propaganda, las banderas, las pancartas, las camisetas, todo eso hay que
pagarlo y a UGT y CC.OO no les queda crédito, ni del político, ni del otro.
Creo que el camino está marcado, UGT y CC.OO deben convertirse
en sindicatos modernos o están condenados a desaparecer. Hay que obligarles a
que vivan de sus afiliados y si eso no fuera suficiente, vuelvo a aportar una
solución. Que se instrumente una casilla, como la de la Iglesia, en la
declaración de la renta y que los ciudadanos que lo estimen conveniente la
marquen para que reciban una parte de sus impuestos.
No pueden seguir viviendo de la sopa boba, eso es un
disparate inasumible.
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Estos sindicalistas, no sean dado cuenta , que los tiempos han cambiado, y esperemos que el Gobierno se lo recuerde, ellos deben empezar, ha trabajar en sus empresas, como hacen los se USO, y olvidarse de las subvenciones, Patronal, Partidos y ONEG,y de ahí salen muchos millones ,
ResponderEliminar¿Que Tocho y Mendez han perdido el norte? NO te lo crees ni tu
ResponderEliminarEse par de sinvergüenzas saben muy bien lo que quieren
Mas dinero y mantener su poder
http://lapoliticadegeppetto.blogspot.com/
Los sindicalistos son la gran lacra de éste país después de los politicastros. En un país, el que sea, lo que hay que hacer es liarse la manta a lacabeza, lanzarse al barro y empezar a trabajar con una conciencia nacional antes de seguir exigiendo con la creencia de que aún andamos en los años dorados de la burbuja inmobiliaria.
ResponderEliminarQuieren seguir con el ritmo de vida de antes sin enterarse de que lo que hagamos ahora delimitara cómo se desarrolle el futuro.
Pero tranquilo, siempre habrá quienes les hagan palmas con las orejas.
Un saludazo.