Los jerarcas sindicalistas
La
reforma laboral ha llegado y como es costumbre en este país las reacciones
florecen a gran velocidad y ofrecen una variedad tal de conceptos que al
ciudadano medio se le hace difícil tener opinión sobre el asunto. No sé quién
dijo que el exceso de información genera
desinformación, siempre he tenido dudas sobre el aserto, pero la Reforma
Laboral y las reacciones que ha generado, me han convencido que efectivamente
es cierto lo que sostiene la frasecita de marras.
Resulta
curioso, si uno se ha entretenido en leer artículos sobre el tema y ha
estudiado las casi infinitas reacciones o las opiniones de “expertos”, ver como
los que están de acuerdo lo están, pero por distintos motivos y lo que a unos
les parece un acierto, parcial pero importante, a otros les parece por el
contrario un error. Lo mismo sucede en el otro lado de la cancha, los que se
muestran contrarios al contenido del Decreto Ley que va a transformar nuestro
mercado laboral, tampoco emiten una opinión uniforme.
Así que
para consuelo de los que estamos un tanto inquietos, porque estando de acuerdo
con la necesidad de la reforma y que incluso concedemos que las líneas maestras
van por buen camino, sin embargo nos asaltan una serie de dudas y no entendemos demasiado
determinados aspectos de la norma, o para los que por el contrario estando
decididamente en contra con lo que ha decidido el Gobierno, tampoco tienen
demasiado claras las cuestiones que les impulsan a oponerse aguerridamente a la
Ley de Reforma Laboral, puedo tranquilizarles, porque da la impresión que
realmente pocos tienen claro que es lo que tiene de bueno y de malo la
santísima reforma.
E
insisto en que eso se produce más allá de la esperada polarización entre los
que apoyan al nuevo gobierno y los que están decididamente en contra. Se
contradicen en sus argumentos los expertos que la apoyan y les sucede lo mismo
a los que se oponen a la medida. Solamente se observa una excepción, la de los “convencidos”
por encima de cualquier consideración, los que piensan apoyar al Gobierno
suceda lo que suceda y los que piensan y actúan exactamente en sentido
contrario y no están dispuestos a reconocer nada bueno en lo que puedan llevar
a cabo Rajoy y sus ministros.
Pero en
líneas generales se observa sino una aceptación cerrada sí una especie de
resignación que marca la opinión pública. Parece que aquello de “los
experimentos con gaseosa y en casa” ha permeado en la opinión pública, que está
dispuesta a aceptar lo que algunos de sus representantes se niegan a ejecutar.
Que no es otra cosa que hay que hacer de tripas corazón y empujar en el mismo sentido
que el Gobierno, con la esperanza puesta en que no se equivoquen y si lo hacen,
que no sea demasiado.
La
reforma estaba tan cantada, se había comentado de manera tan abrumadora su
maldad absoluta, se habían advertido tantos desastres y tormentos a cuenta de su futura aplicación, que sus
enemigos han conseguido con esa reiteración en lo negativo el efecto contrario.
La publicación concreta de las medidas que se piensan adoptar, no ha tenido el efecto
traumático que se supone tienen estas cuestiones en el ánimo de los ciudadanos.
Si hay
una cosa en la que, excepción hecha de Rubalcaba, Toxo y Cándido, estamos de
acuerdo todos los españoles, es que este gobierno está acometiendo las reformas
necesarias y urgentes que necesitamos y mejor nos hubiera ido si estas
cuestiones se hubieran abordado a lo largo de los últimos siete años. Estimo
que la opinión pública en su mayoría percibe con claridad que el Gobierno está
haciendo a la carrera, obligado por las circunstancias, lo que ya hace tiempo
debía haberse hecho y que precisamente por no hacerlo se nos ha colocado en este estado de
emergencia nacional.
Creo
que prueba lo que sostengo, dos cuestiones. En primer lugar la encuesta para El
País que ha hecho Demoscopia, que hoy se publica y que anuncia que el Gobierno
cae en valoración aunque aumenta su diferencia con el PSOE que llega hasta los 23 puntos. Rajoy ha
conseguido, pese a sufrir el desgaste natural que se corresponde con la adopción
de medidas tan comprometidas y al exceso de improvisación del que le acusan
algunos, aumentar su diferencia, gracias a la caída espectacular del PSOE y
Rubalcaba.
Esta es
una noticia que conviene analizar con calma y sin dejarse llevar por
entusiasmos partidarios, ni odios viscerales. Espero que tanto el Gobierno como
la oposición lo estarán haciendo, los ciudadanos vuelven a reiterar el mensaje: Hemos escogido al PP para que haga lo que entienda que se debe hacer y aunque
no nos guste mucho de lo que está sucediendo, aquí estamos.
Así que
en líneas generales salvo los que hablan con el guion escrito de antemano, casi
todo el mundo tiene sus dudas, así que no sufran. Miren ustedes como estará de
barata la duda en el mercado, que los jerarcas neo sindicalistas de UGT y
CC.OO, tampoco es que se hayan calentado demasiado los cascos, estarán ocupados
en comprar relojes de alta gama u organizar sus vacaciones de VIP, s cinco estrellas,
pero su reacción ha sido a todas luces una faena de aliño.
Dicen
los plutócratas sindicalistas que la reforma laboral les ha parecido “radical”,
han convocado una protesta para el día 19 del presente mes; aunque hayan
advertido urbi et orbi y especialmente a Rajoy que una huelga general no la
convoca el presidente del Gobierno y aquí se acabó la presente historia, que
tampoco esta la vida para esfuerzos extraordinarios.
Francamente
esta reacción me hace pensar que se están lanzando globos sonda, parece que desde
UGT y CC.OO no estén muy seguros de la reacción de los ciudadanos ante el
anuncio de una huelga general, eso por una parte y por otra, quizás es que
Rajoy en Bruselas con aquella “presunta pillada” de “la reforma me va a costar una huelga
general”, les ha embotado el filo de la navaja.
Así que
tenemos a la izquierda y los de UGT y CC.OO aferrándose al único argumento que
han sabido esgrimir “la Reforma Laboral no
creará empleo”, lo que es cierto pero irrelevante, toda vez que con esa reforma no se pretende crear empleo,
para eso está entre otras, la reforma financiera, aunque los imagino estudiando
atentamente las encuestas internas que les advierten que la gente no está por
organizar un escenario a la griega, que es lo que a ellos les gustaría.
Una
situación curiosa y delicada, la política de comunicación va a ser determinante
en el desarrollo del nudo de la trama, de todo esto me satisfacen dos
cuestiones, una, tener muchas dudas - la duda es buena - dos, ver como la mayoría de los ciudadanos
que tampoco entenderán demasiado lo que sucede desde el punto técnico, están con
el Gobierno, el único que nos puede
sacar de esto. A ver si la izquierda, UGT y CC.OO. se dan cuenta que es la
única opción que nos queda.
Hay que
empujar con todas nuestras fuerzas en una misma dirección y esa dirección la
marca, por expreso deseo de la mayoría de los ciudadanos de este país, el gobierno
de Rajoy. Que así sea.
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denunciado sin acritud que “los sindicatos protestan porque pierden influencia”. Y ha añadido con perversa ingenuidad: “Nadie entiende que hayan callado 7 años”. Todo el mundo sabe, y Cospedal la primera, que las centrales sindicales han permanecido tartamudas porque José Luis Rodríguez Zapatero las ha cubierto de prebendas. Se manejan números de escándalo: desde 1.000 millones de euros percibidos en subvenciones directas en los últimos tres años hasta una cifra varias veces multiplicada si se extraen las cantidades que los sindicatos han percibido de los llamados cursos de formación.
ResponderEliminarLos grandes sindicatos de Nicolás Redondo y Marcelino Camacho tan útiles para los trabajadores y la democracia, se han convertido en un gran negocio y en agencias de colocación. Centenares de miles de personas, muchas de ellas familiares , amiguetes o paniaguados, viven de las centrales sindicales que despilfarran el dinero público sin tino ni tasa. Sí, sí se entiende muy bien por qué los sindicatos solo han hecho el paripé ante la catástrofe Zapatero que nos ha instalado en el entorno de los 6.000.000 de parados. Han callado porque el Gobierno canalizó hacia ellos un caudaloso torrente de ayudas, subvenciones, patrocinios y camelancias. Una buena parte del paro, por añadidura, se debe, como ha demostrado el profesor Feito, presidente del Instituto de Estudios Económicos, a las desmesuradas exigencias sindicales que han zarandeado a muchos millares de empresas.
Luis María ANSON
de la Real Academia Español
COSPEDAL: “NADIE ENTIENDE QUE LOS SINDICATOS HAYAN CALLADO 7 AÑOS”
ResponderEliminarMaría Dolores de Cospedal ha denunciado