Así da explicaciones ZP
Lleva
el ínclito Zapatero un tiempo dedicado a despedirse aprovechando cualquier ocasión que le resultara medio propicia
a tal fin. Desde aquel mitin – homenaje en León, transmutado por
la falta de entusiasmo participativo de la militancia, en una suerte de última
cena, que ya en plena campaña electoral sabían los militantes socialistas que las urnas les
iban a dar un repaso monumental y en consecuencia no estaban por la adoración
al individuo que los había colocado en semejante tesitura, sin olvidar el inane
discurso en la Federal del partido, cuando el PSOE organizó la confusa
ceremonia en que se ha convertido lo de las primarias socialistas y que preparó
este congreso que hoy celebran, todo eso sin contar con las innumerables despedidas
parciales que ha ido efectuando en declaraciones a lo medios, actos que nada
tenían que ver con su despedida, etcétera, etcétera.
Ayer
en el Congreso que lo despide como Secretario General de los socialistas,
aprovechó la ocasión para mostrar urbi et orbi y con singular impudicia, de qué
materia están hechos los sueños... zapateriles. Mandaba la ocasión y la
circunstancia, discreción, llevar a cabo una faena de aliño para proceder a un
trámite, que tal como están las cosas y tras la rotunda derrota electoral, aconsejaba
que pasara con mesura y de puntillas por el capítulo de méritos propios para
extenderse, en todo caso, en el de agradecimientos y buenos deseos.
Pues ni
siquiera en el último momento fue capaz, no diré yo para la autocrítica, pero
sí al menos para la prudencia y la discreción y metido en harina hizo
exhibición de sus más que discutibles méritos y explicó con claridad meridiana y suprema mendacidad
quiénes eran los culpables de su fracaso personal, que en eso allá él y sus
circunstancias, aunque debiera ser más prudente en sus explicaciones porque en
ese fracaso lo hemos acompañado forzosamente todos nosotros, que aquí y ahora nos
quedamos viendo, lo que se nos viene encima, mientras el amigo José Luis, feliz,
contento y satisfecho - quizás fuera mejor
decir, aliviado y cómodo - se va a contar nubes y ya de paso los muchísimos
euros que él mismo se encargo en el año
2005 le quedaran para su retiro. Que para eso, para las perritas del inmerecido
retiro, para eso si tuvo vista y previsión.
Los
asistentes al acto en directo y nosotros a través de los medios tuvimos ocasión
de escuchar un discurso zapateril en estado puro, eso sí tuvo la “gallardía” de
reconocer por vez primera que no percibió a tiempo el asuntillo ese de la
crisis, pero inmediatamente señaló que esa era tarea prácticamente imposible y
se lamentó incontinente, que se le exigiera “anticipar” una recesión que “muy
pocos pudieron” prever. Pasado que hubo por el tiempo dedicado al análisis y la
autocrítica, que supongo yo que por lo de los recortes, duró lo que dura un
suspiro, pasó a lo que le interesaba, a explicar a todos sus méritos y sobre todo, quiénes fueron y son
los culpables de su fracaso.
Y allá
que fue D. José Luis, ex ZP, y explicó a su audiencia, que lo observaba asombrado
entre audibles murmullos, que la responsabilidad de la crisis que fue incapaz
de prever y de manejar – que de eso no dijo nada - se debía a la mala praxis de
los de Wall Street y, no podía fallar, a la “relajación” que a su juicio se
apoderó de España a mediados de los años 90, es decir, con José María Aznar en la
Presidencia del gobierno de España. Tras los protagonistas, todo por su orden, sacó
a pasear a los secundarios y explicó lo de las subprime, los neocons, Papandreu
y su gobierno y aunque no dijo aquello de “Timeo Danaos et dona ferentes” - no me fío de
los griegos aunque traigan regalos - cargó contra el gobierno griego y su
quiebra, culpándolos de los problemas que le obligaron a los recortes que en el
2010 tuvo que llevar a cabo.
Y en
una exhibición suprema de coherencia aceptó que, además de todas estas
cuestiones exógenas, inevitables, pero decisivas que contribuyeron al desastre
económico de su gobierno, reconoció una
debilidad en la propia economía española, que explicó se debía al “exceso de endeudamiento privado, fruto de lo que suponía el euro (sic).
Debilidades derivadas de una economía que debía haber ganado productividad, en
lugar de haberse relajado en los años 90 y hacer del sector inmobiliario el motor de
nuestro crecimiento”, así de paso volvió a sacar de paseo a José María
Aznar, que eso en un acto socialista siempre da buen resultado y es ocasión de mucho
lucimiento y calurosos aplausos.
Tras el
enorme ejercicio de análisis y autocrítica procedió con fruición y detalle a
explicar los enormes éxitos que España alcanzó gracias a su acción de gobierno:
el matrimonio homosexual, la legislación, que en contra de cualquier sentido,
determina que hombres y mujeres somos distintos ante la ley, la educación para
la ciudadanía, el fin de ETA, etc., etc.
Bueno,
nada nuevo bajo el sol, ya sabemos que los socialistas jamás tienen la culpa de
nada, es doctrina generalmente admitida por la progresía de este país, que la
izquierda española todo lo hace bien, por tanto si algo sale mal, lo que
resulta frecuente, la culpa es siempre de los demás, en este caso y gracias al
trabajo de análisis de Zapatero ya sabemos que la culpa de lo que nos sucede es
de Wall Street, Aznar, las subprime, la crisis griega, el endeudamiento privado
y la UE.
Claro
que en cualquier otro lugar, en el que se atreviera a hacer este discurso y más
en Andalucía con un paro atroz, un déficit autonómico disparado, un fracaso
escolar sonrojante, le hubieran tirado piedras, pero el cenáculo socialista,
impasible, le aplaudió. Naturalmente hubo signos de que no todos mostraban la
mostrenca complacencia de la mayoría, así Felipe González, que en mitad de la
ovación dedicada a los insostenibles méritos de Zapatero, hizo ostensiblemente mutis por el foro. Ya se sabe que una imagen vale
más que mil palabras.
Un
aciago porvenir le espera al PSOE que como su ex líder, ha demostrado desde el
20 N, su incapacidad para el análisis y la autocrítica, ahí están los
candidatos propuestos para demostrarlo, perdedores con pasado, propuestos para
manejar el futuro del PSOE, mal asunto.
Pero no
me quiero desviar del asunto principal, tras largos días de meditación, y no sé
yo si de ayuno, Zapatero después de un ejercicio de profunda introspección, tras analizar cuidadosamente
sus casi ocho años de gobierno ha llegado a una conclusión: ¿Qué tengo que ver yo
con lo sucedido? ¡a mí que me registren!
Maravilloso, espectacular…
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Muy logrados sus escritos Señor Rives, aunque algo pesados, muchas palabras para decir muy poco. Da la impresión de estar escribiendo un libro.
ResponderEliminarFuego.
Le agradezco el comentario, más la segunda parte que la primera, es bueno saber que opinan los lectores. Lo tendré en cuenta. Muchas gracias.
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