Soraya y Montoro
Habrá que
reconocer que el nuevo gobierno - lleva poco más de cien días en el poder -
está instalado en una actividad frenética, en estos escasos días el gobierno
del Partido Popular ha hecho más cosas que el de Zapatero en ocho años. Las
consecuencias de esa actividad y sus decisiones, nos han instalado a todos en
una suerte de viaje en una montaña rusa, pero no una de baratillo sino en
una montaña rusa colosal, de categoría que diría un valenciano.
En pocos días
hemos asistido a la reforma
laboral y a una inmensa cantidad de trabajo legislativo que tiene que ver con el
sector financiero, con la transparencia, con la independencia del Poder
Judicial, con el despilfarro y las responsabilidades de los políticos en la
administración del dinero público, la subida de impuestos y muchísimos asuntos más que tiene entre
manos el gobierno de Rajoy que se ha visto obligado por las circunstancias, a
hacer frente a una situación deplorable con una urgencia que imponía la propia
situación y las exigencias de la UE, mientras la oposición en un alarde de
irresponsabilidad se oponía a todas y cada una de las actuaciones de este
gobierno.
Los sindicatos
han despertado tras ocho años de letargo, IU y el PSOE sorprendentemente han cumplido
una de sus promesas electorales, cuestión a la que no estamos
acostumbrados y se han echado a la calle y viven la oposición instalados entre
la algarada, la protesta callejera y la huelga.
En ese vértigo
producido por las acciones del gobierno y las reacciones de la oposición hoy le
toca a los Presupuestos Generales del Estado que ayer aprobó el Consejo de
Ministros. Los Presupuestos aplicarán una rebaja media en el gasto de los
Ministerios del 16,9% para ahorrar unos 18.000 millones que se complementarán
con una recaudación extra de 9.000 millones hasta conseguir los 27.300 millones
de euros que contempla el ajuste que nos exigen los acuerdos tomados en su
momento entre Zapatero y la UE.
Porque habrá
que reconocer que estos recortes son, corregidos y aumentados por el retraso
que se toman, los que tenía que haber aplicado el PSOE en su momento mientras
gobernaba y no lo hizo. Todos sabemos
que el gobierno socialista se limitó a aplicar una política de paños calientes
para evitar perjudicar sus expectativas electorales e intentar “pastelear” con
la UE, Zapatero se limitó a cubrir el expediente y así nos luce el pelo ahora.
Dos cuestiones
fundamentales, el Gobierno ha cumplido y no ha implementado el copago
sanitario, tal y como juraban Rubalcaba, IU y los sindicatos con el fin de
asustar a los votantes en Andalucía y Asturias y en el mismo sentido no ha
subido el IVA. El Gobierno aplica un
recorte de gastos muy importante tal y
como he señalado y complementa las medidas de austeridad con un aumento en la
recaudación con medidas que afectan al Impuesto de Sociedades del que elimina con carácter indefinido una de las
principales causas del desplome de la recaudación, la libertad de amortización
en activos fijos, una medida del gobierno socialista creada en el 2010 de
la mano de Elena Salgado, la de los “brotes verdes”, que favorecía a las
grandes empresas y que produjo una caída brutal en la recaudación.
Se limita la
deducción de gastos financieros al 30% del beneficio bruto de explotación, que
queda sólo para el primer millón de euros y se elimina la libertad de
amortización que se mantiene para las pymes, pero relacionada con la creación
de empleo. Ya con carácter temporal se limitan las deducciones aplicadas al
Fondo de Comercio que bajan del 5 al 1%, el límite máximo de deducciones baja
diez puntos y queda fijado en el 25% y se regula restrictivamente el límite
mínimo para el cálculo del pago fraccionado.
Y tras esta
medida fiscal, la que más polémica va a suscitar. El gobierno anunció que
ofrecerá la oportunidad de aflorar el dinero oculto a Hacienda tanto dentro
como fuera de España con un pago único del 10% de su importe, sin que haya
sanciones ni intereses de demora para los defraudadores. En definitiva una
especie de amnistía fiscal, que técnicamente no lo es, porque las amnistías
están prohibidas por la Constitución, con la que se estima recuperar algo más
de 25.000 millones de dinero negro que volverían al control de Hacienda y que
tributarían conforme a la legislación vigente a partir del próximo ejercicio y
recaudar con la medida 2.500 millones de euros, a cuenta de ese gravamen
reducido del 10%.
Si alguien me
preguntara si me gusta la idea, tendría que decir que no. No me gusta nada
que mientras que yo pago mis impuestos, me venga bien o me venga mal, ahora los
que no lo han hecho tengan una oportunidad de oro para irse de rositas y a un
precio muy adecuado. Eso es lo primero que se me viene a la mente, claro está
que si reflexiono un poco más, he de decir que prefiero que los 2.500 millones
de recaudación salgan del bolsillo de los malditos defraudadores antes que de
los míos. Quiero decir que si el Estado necesita dinero y no lo saca de esa
“amnistía fiscal” lo va a tener que sacar subiendo el IVA o aplicando medidas
complementarias como el copago sanitario, tras esa reflexión la idea sigue sin
gustarme un pelo pero me parece bastante más aceptable.
Se me dirá que
lo que hay que hacer es perseguir a los defraudadores y obligarles a que
paguen, y no puedo estar más conforme, lo que sucede que una cuestión no
elimina la otra. Eso por una parte y por otra, teniendo presente que ese
dinero negro, no se ha originado ahora, sino a lo largo del tiempo, he de
suponer que es de muy difícil localización. Si los socialistas que ahora se apresuran
a quejarse y oponerse a la medida, fueron incapaces de que ese dinero negro
fuera descubierto y los defraudadores pagaran y sufrieran todo el peso de la
ley ¿qué garantía tengo que los mismos Inspectores de Hacienda que han
fracasado, ahora milagrosamente vayan a resultar capaces de localizarlo?
Quiero decir
que a lo peor, porque este asunto de bueno no tiene nada, será mejor tragar
saliva y obtener el 10% de algo, que ponernos dignos y recaudar el 0% de mucho
y que, ante la evidencia indiscutible del fracaso de la lucha contra el fraude
fiscal, el gobierno nos meta la mano en el bolsillo para hacerse con esos 2.500
millones que tan urgentemente necesita. Conste que medidas similares se han
tomado con anterioridad en la España democrática, y más recientemente que yo
sepa en Italia, USA y Alemania, pero en los últimos cincuenta años muchísimos
países han llevado a cabo medidas de este tipo.
Bueno pues ya
tenemos para unos días de discusión, los mismos que se han demostrado incapaces
de llevar a cabo la persecución del fraude fiscal, se rasgan ahora las
vestiduras a cuenta de la supuesta amnistía, hay que hacer ruido, para que
nadie piense demasiado en una cuestión fundamental. El Gobierno ha aplicado
medidas durísimas de ajuste pero no ha
congelado las pensiones, que de hecho actualizarán su poder adquisitivo, no ha
bajado el sueldo de los funcionarios, mantiene las prestaciones por desempleo y
mantendrá el “gasto social”, justamente lo contrario que hicieron los de
Rubalcaba y compañía que, lo que son las cosas, ahora se presentan como los
defensores de los más desfavorecidos.
Eso es lo que
hay que subrayar, la cuestión de la amnistía fiscal forma parte de la única
filosofía aplicable a la situación que tan alegremente nos dejaron los del
PSOE, por ahora en España sólo cabe pensar en lo de "que a la fuerza ahorcan”.
Eso debemos agradecérselo a los mismos que ahora vociferan para ocultar sus
vergüenzas.
|
Esta actividad va encaminada exclusivamente a mnantener como sea el nefasto estado de las autonomias y al mismo tiempo aguantar y salir de la crisis
ResponderEliminarY ambas cosas son imposibles
http://lapoliticadegeppetto.blogspot.com.es/
Como siempre aciertas en tus comentarios, te felicito por la redacción, ecuanimidad y acierto en todo, sin demagogias ni fanatismos, solo con un poco de sentido común, que es de lo que adolecen Rubalcaba y su cuadrilla. Feliz fin de semana Miguel, un abrazo.
ResponderEliminar