Nadie nos hace caso

Así se verá Fuerteventura

Vivo hace algún tiempo en Fuerteventura y desde que llegué a esta bendita tierra, hace ya treinta y siete años, llevo escuchando, como si de un mantra se tratara, una queja de los ciudadanos. Ese lamento, como ustedes habrán podido adivinar, es el que da título a esta colaboración. Todos, todos y todas que diría Marcial Morales, creemos firmemente en que “Nadie nos hace caso”.

Dicen que “si el barranco suena es porque agua lleva”, entonces habrá que convenir que muy probablemente la reiterada afirmación popular sea cierta y que aplicando las cautelas aconsejables a las generalizaciones, resulta que, desgraciadamente, a los ciudadanos que aquí vivimos y pagamos nuestros impuestos, se nos hace más bien poco caso.

Habrá que averiguar el porqué de esa falta de atención sobre nuestras necesidades, saber cuáles son los motivos por los que los problemas de los ciudadanos de la vieja Maxorata son ignorados de manera constante por el Estado, la Comunidad Autónoma - y lo que ya es para nota alta - también por nuestro Cabildo Insular y los respectivos ayuntamientos de la Isla.

Este exordio tiene que ver con la triste noticia de que el Consejo de Ministros de la Nación acaba de autorizar la instalación a lo largo de la isla de más de 300 torretas, de 50 metros de altura cada una, para la nueva línea que transportará la energía eléctrica, desde Puerto del Rosario hasta el sur de la Isla.

Lo de la producción y transporte de la energía eléctrica en Fuerteventura, es un problema viejo, viejo y oscuro y desde luego muy mal resuelto. Primero fue aquello de que la demanda de energía superaba a la producción y que por lo tanto había que instalar nuevas turbinas en la Central Eléctrica de El Charco. El argumento sirvió para justificar la concesión de las correspondientes licencias municipales ¿Verdad D. Marcial? El hecho de que desde aquí mandáramos energía eléctrica a Lanzarote decía muy a las claras que producíamos más de lo que consumíamos. Realmente el problema radicaba en que en Lanzarote, donde por lo visto - en ocasiones - son bastante más listos que nosotros, se negaban las licencias para autorizar la instalación de nuevas turbinas y por lo tanto ¡lo que son las cosas! nos tocó a nosotros cargar con el triste mochuelo.

Si las organizaciones competentes advertían que podíamos sufrir un “cero eléctrico” se nos seguía hablando del déficit en la producción, cuando lo cierto y verdad es que el problema estaba en la línea de transporte, que obsoleta, no tenía la capacidad suficiente. Cuando ya no se pudo ocultar más la verdad, comenzaron las interminables negociaciones entre el Cabildo Insular, el Gobierno de Canarias y la empresa eléctrica, para que la nueva línea se soterrara, tal y como obligan las normas que aquí rigen para todos: ciudadanos, instituciones y empresas eléctricas. Así, mientras se negociaba se podían hacer declaraciones grandilocuentes sobre la defensa del territorio y la integridad del paisaje insular.

Ahora nos enfrentamos a la instalación de esas torretas y el acuerdo es del Consejo de Ministros. Ante esta cuestión, el Gobierno de Canarias, el Cabildo Insular y los Ayuntamientos se justifican con unas tibias mociones aprobadas en sus respectivos plenos a sabiendas que no van a obtener resultado alguno y que seguramente estarán pactadas de antemano.

La triste realidad es que los que nos tienen que defender, no lo hacen. Lo que se impone de manera draconiana a los ciudadanos, no se le exige a la empresa multimillonaria, para que ésta abarate costos. Estamos solos y ¿qué hacemos los ciudadanos de Fuerteventura? Pues, unos pocos montan la Plataforma ciudadana contra las torretas de alta tensión y recogen y entregan al Cabildo Insular 2.785 firmas contra la decisión.

En Fuerteventura vivimos de acuerdo con las cifras del ISTAC 106.456 ciudadanos, de los que sólo 2.785 han firmado contra ese acuerdo que se carga irremisiblemente, de norte a sur, la integridad de nuestro paisaje.

Para que no tengan que hacer números se lo digo yo, sólo han mostrado su desacuerdo el 2,61% de los habitantes de Fuerteventura. ¿Recuerdan lo que sucedió en Tenerife, a cuenta de la instalación de una línea de alta tensión en el municipio de Vilaflor? Un pueblo digno, comprometido y cohesionado, presionó, firmó y se manifestó masivamente hasta conseguir la paralización de aquella obra.

Aquí sólo se obtienen 2.785 firmas y después nos quejamos de que nadie nos hace caso, nos lo ganamos a pulso. No doy consejos, líbreme Dios de ello, pero emito una opinión: Urge una reflexión y que la ciudadanía se ponga en marcha. Eso o la cabronada de las 300 torretas.

Hasta el viernes que viene amigos.

Comentarios

  1. Desde Tenerife, otro enamorado de esa cálida isla, ofrece su apoyo a esa queja que como tu bien dices sufrimos aquí, y es que estos cabildos y gobiernos están mas interesaros en sus intereses, valga la redundancia, que en los de los ciudadanos, maltratan constantemente la islas como si no habitasen en ellas,el paisaje es algo surrealistas para ellos, y su mantenimiento utópico, por lo que que no esperes muevan un ápice en solucionar esto si no es por medio de manifestaciones y actos del pueblo que les haga recapacitar..
    Un saludo.
    elperroverde

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