El PSOE entre la bula y el bulo

José Blanco también confía en la acción de la Justicia




Siempre me ha llamado la atención un curioso fenómeno que se produce de manera reiterada, sin que, al parecer, la gran mayoría de la opinión pública repare siguiera en su existencia. Me refiero a la inaceptable doble vara de medir que utiliza el PSOE cuando pintan bastos y éstos atañen a miembros del partido socialista.

Los socialistas han  tenido la habilidad y la desvergüenza, de, instalados en una inexistente superioridad moral, conseguir transmitir a la opinión pública la fabulosa idea de que la izquierda es buena por definición y que por tanto, el PSOE en su conjunto o cualquiera de sus miembros “solos o en compañía de otros”, difícilmente puedan hacer algo reprochable. 

Esa superioridad moral, les permite actuar aplicando un deleznable paradigma ético que les funciona extraordinariamente bien. Aplican eso, tan viejo y tan falso, de que “el fin justifica los medios” y con eso y la utilización de la mentira en cualquiera de sus modalidades, aunque prefieran por motivos evidentes el uso de las medias verdades, justifican conductas reprochables y  relativizan cómodamente cualquier hecho que les afecte. 

Desde esa supuesta superioridad moral, juzgan las conductas ajenas a la secta, con extraordinaria dureza y desde luego sin demasiado amor por la verdad. Lo hacen de manera automática, han conseguido que lo de la superioridad moral de lo que ellos llaman la izquierda, aunque sea más cierto reconocer que con ese término sólo se refieren al PSOE y a sus socios, sea aceptado como un axioma, falso a todas luces, pero aceptado como si de verdad revelada se tratara por el papanatismo de muchos.

Somos muchos  los que creemos que el PSOE ha decidido por su cuenta que tiene bula para actuar así. Una expresión, la de tener bula, que recoge el DRAE y que define como: “Contar con facilidades negadas a los demás para conseguir cosas u obtener dispensas difíciles o imposibles.” Que no me dirán ustedes que no les cae como anillo al dedo.

Y viene a cuento el exordio, porque hace apenas unas horas, nuestro amigo Rubalcaba, tras pedir la dimisión de Rajoy a cuenta de lo de Bárcenas, a preguntas de la prensa sobre Pepe Blanco, al que como saben ustedes la fiscalía pretende empitonar por un quítame allá unos tráficos de influencia de nada. Dijo muy serio, sin ruborizarse un  poquito siquiera, "Estamos en eso, en la Justicia, que tiene que continuar su curso". Y afirmó terne y con aspecto serio, que tiene absoluta confianza en la acción de la justicia.

Y para que no haya duda, que sus declaraciones nacen de un argumentario creado ad hoc en Ferraz, Elena Valenciano, ya saben la mejor hermana de España, dijo en otra comparecencia, con ese aspecto que se le está poniendo de cabreo permanente que:  Tiene “plena confianza en la justicia”  y que hay que esperar a que ésta se pronuncie, porque hasta ahora “solo hay informaciones periodísticas” y ya en modo toreo total, añadió, “Llevamos muchos meses, está a punto de resolverse, hay que respetar los tiempos de la justicia”.

Alguno habrá que piense que las declaraciones de Freddy el Químico y de Elenita Valenciano están muy puestas en razón, desde luego hay que reconocer que dicen verdad. Pero si lo de las reuniones secretas de Blanco en la ya famosa gasolinera de Guitiriz, con un personaje – Dorribo – al que entonces el aparato de propaganda socialista tildó de delincuente, que manifestó ante el juez de instrucción que el ministro de Fomento le reclamó 400.000 euros de nada, por hacer unas gestiones en su favor, si todo eso y muchas cosas más son “informaciones periodísticas” qué habrá que decir de lo de Bárcenas, un escándalo basado en una filtración a la prensa afín, a todas luces interesada, que se ha explotado en los medios para perjudicar al PP.

Si los que encuentran justificación para todo lo que huela de lejos a socialista, me dicen que lo del pobre Pepiño son nada más que 400.000 euros, mientras que si hablamos de Bárcenas estamos hablando de 22 millones de euros y son cifras que no se pueden comparar, yo me tendré que acordar de los 1.400 millones destinados a los ciudadanos andaluces en paro, que presuntamente, han sido “distraídos” por manos socialistas, sin que en Ferraz  se hayan siquiera despeinado.

Si en el PSOE tienen fe ciega en la justicia y sostienen que hay que respetar sus tiempos y no fiar de lo que cuenta la prensa, que a mí me parece muy razonable, e insisto, muy puesto en razón, no puedo por menos que preguntarme y ya de paso preguntar, cuál es el motivo por el que estas consideraciones tan acertadas son aplicadas al  “Caso Campeón” y sin embargo se hace exactamente lo contrario con el “Caso Bárcenas”.

Y no me digan que estoy en lo de “y tú más”. Que en el PSOE haya chorizos, unos presuntos y otros condenados, no justifica la existencia de la misma figura en el PP,  que el PSOE haya sido condenado por financiación ilegal, circunstancia que comparte con mis paisano de Unió, no justifica la presunta financiación ilegal que nos están vendiendo se ha producido en Génova.

Me quejo de la utilización de la doble vara de medir para juzgar conductas parecidas, me quejo de la relativización de unos hechos, me quejo de la utilización de la bula que se han concedido a sí mismos los de Ferraz, me quejo de la falta de veracidad, me quejo del cinismo, me quejo del descaro...

Es triste pero muy cierto, triste y peligroso, el PSOE se mueve entre la bula y el bulo. 

Resulta inaceptable.

Comentarios

  1. Si se destapara lo de los atentados de los trenes, los Socialistas tendrian que hacer un mutis por el foro definitivamente, espero que algun día se sepa toda la verdad.

    ResponderEliminar
  2. Buenas tardes MAAT, no te quepa la menor duda que acabaremos sabiendo que es lo que sucedió. Tarde por desgracias pero nos enteraremos. Gracias por el comentario. Un Abrazo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Albert Rivera y su irrelevancia política

"La velocidad de la Luz". Javier Cercas escribe sobre la capacidad del hombre para hacer el mal

El Día de la Madre