A Griñán se le está poniendo cara de imputado
Tiene muy mala cara |
Efectivamente a Griñán, Presidente de la Junta de Andalucía
y también del PSOE, se le está poniendo una cara de imputado que tira para
atrás. El asunto de los ERES lo tiene prácticamente acorralado, el cerco se
estrecha y la vuelta de la juez Alaya a su juzgado tras una serie de bajas
médicas, ha supuesto un cambio de ritmo tan brutal en la actividad judicial sobre
ese caso, que naturalmente preocupa a todos aquellos que hayan tenido relación,
próxima o lejana, directa o indirecta, puntual o continuada, sobre el desvío de
dinero público que en lugar de servir a los parados, terminó enriqueciendo de
manera ilícita a muchos.
El primero que se ha dado cuenta de este fenómeno ha sido el
propio interesado que, como casi todos, por no decir todos los que se han
encontrado en una situación parecida, ha
reaccionado y lo ha hecho mal. Es un síntoma repetido hasta la saciedad, en
cuanto el presunto imputado se huele que el juez de turno está próximo a su
persona, comienzan a gallear, a presumir de inocencia y a sacar los pies del
tiesto.
Es lo que ha hecho Griñán, que se ha apresurado a declarar a
la prensa que “No hay ningún argumento legal para imputarme”, aunque se negara
a hablar de la situación de dos ex consejeros de la Junta, Antonio Fernández y
José Antonio Viera que se encuentran en muy mala posición. Ha pasado de la
defensa genérica del conjunto del gobierno andaluz a señalar su inocencia y en
tono desafiante; mal síntoma, nos lo dice
la experiencia.
Por otra parte está aquello tan utilizado en estos casos de “Excusatio non petita, accusatio manifesta” y
si son ustedes de los que prefieren el román paladino, pues cabría aplicar la
vieja expresión de que “el que se pica ajos come”, es lo que tiene hablar más
de la cuenta. En estos casos lo mejor es guardar un silencio absoluto y lo de presumir
en público de inocencia no lleva a ningún lado y además perjudica las
expectativas del protagonista.
Griñán, que sabemos se encuentra entre la espada y la pared y si no lo supiéramos, nos lo dicen sus declaraciones,
afirma muy serio que "La responsabilidad política se tiene que
asumir por los responsables, no vamos a buscar responsabilidades donde no las
hay". Una afirmación peregrina que
resulta muy difícil de sostener. En primer lugar porque él fue consejero
de Hacienda de la Junta en pleno “asunto” de los ERES y en segundo lugar porque
los responsables a los que señala, deberán asumir la responsabilidad penal que
corresponde – como todo el mundo sabe, menos Griñán - a los responsables de la
comisión de delitos y la política deberá ser asumida por aquellos que sin haber
tomado parte directa en la comisión de los delitos, hayan pecado de falta de
diligencia en la obligación que tienen de controlar la acción de sus
subordinados.
Por lo tanto por muy estupendo que se ponga Griñán, todo el
mundo sabe que le corresponde asumir responsabilidades, sean éstas del tipo que
sean que eso ya se verá, que se deriven del escándalo de los ERES. Otro síntoma
del nerviosismo es su afán por ir a declarar a cualquier lugar de este mundo,
excepción hecha de un juzgado. Se ha mostrado dispuesto a declarar en el
parlamento andaluz, en el Congreso de los Diputados y no ha propuesto hacerlo
ante la ONU o la Conferencia Episcopal porque no se le ha ocurrido.
Lo más
sencillo sería afirmar su disposición a declarar en el ámbito judicial y que
solicitara hacerlo ante la autoridad judicial correspondiente, si tanto interés
tiene en aclarar lo que sucedió con el dinero público desviado desde la
consejería que él administraba.
Otra afirmación que demuestra sin ningún género de dudas su inquietud es la obviedad que manifestó a la
prensa, dijo que “una corrupción no puede tapar otras”, para a continuación
afirmar incontinenti y en sentido contrario, que debería organizarse una comisión de investigación
parlamentaria, en Madrid, que versara sobre el caso de los ERES y el de
Bárcenas. ¿Tienen algo que ver los dos casos? no, rotundamente no, el interés por
estudiar conjuntamente ambos casos responde simplemente al deseo de que una
corrupción sí tape a “otra” y tiene como premisa más significativa el
conocimiento que tiene Griñán de que el PP se negaría a llevarla a cabo. El Presidente andaluz está jugando
con cartas marcadas y eso lo señala muy negativamente.
Griñán está jugando a la desesperada su penúltima carta, necesita
del apoyo de Ferraz para que lo defienda en Madrid. La opinión pública andaluza
no le preocupa, se ocupa de ella la red
clientelar creada a tal efecto y el trabajo sumiso de los medios afectos a la
causa, que tienen que agradecer las generosas subvenciones recibidas. Los
sindicatos oficialistas, permanecerán silentes por la cuenta que les trae y los
de IU se han limitado declarar que "se replantearán con serenidad y
tranquilidad" lo que harán si cae alguien que esté en el gobierno andaluz,
lo que traducido al cristiano significa, que si pueden se mantendrán en el
gobierno aunque se cobrarán una buena libra de carne de Griñán por su
apoyo extra. Por eso lo único que le preocupa es Madrid.
Ya sabemos que una mano lava la otra y que los dos se necesitan.
Rubalcaba necesita de Griñán para sostener financieramente el chiringuito socialista
y Griñán necesita del apoyo de la agit prop del PSOE para que le defienda. Así que no resulta extraño ese matrimonio de conveniencia,
se garantizan mutuamente la supervivencia, cada uno en su ámbito y en esa
coyunda está puesta la fe de Griñán, que se defenderá como gato panza arriba
del acoso judicial que poco a poco le va obligando a recular y a adoptar posturas que claramente le
perjudican.
Las estrambóticas declaraciones de Griñán no resisten el
análisis más superficial, buscan mostrar una imagen de firmeza que resulta insostenible,
es por lo que necesita de la maquinaria socialista en Madrid. La prensa, radio
y televisiones afines al zapaterismo se han puesto en marcha y los sesudos
tertulianos sostendrán lo insostenible en tono solemne, mientras ponen el cazo
correspondiente.
Entre tanto la juez Alaya, mientras su salud se lo permita,
sigue el camino emprendido y se acerca paso a paso a la imputación de personajes
aforados. Eso será cuando tenga la instrucción a punto de cerrar, porque sabe
que en el mismo momento que impute a un
aforado el asunto pasaría a manos de otra instancia judicial y naturalmente
prefiere dejarlo todo atado y bien atado.
Por todo esto y algunas cosas más, aunque afecte una
seguridad que no tiene, se le está poniendo a Griñán una cara de imputado que
da miedo.
La cara es el espejo del alma, la verdad solo tiene un camino GRIÑAN Y CIA.
ResponderEliminarEfectivamente así reza el viejo dicho, yo lo que digo siempre - no sé si es mío o lo leí en algún lado - es que a partir de los 40 años todos somos responsables d ela cara que tenemos. Gracias por tu comentario
ResponderEliminarSaludos.