Noticias optimistas… y también de las otras
Aquí, unos optimistas... |
Ayer comentaba el impresionante déficit de fe que
sufría nuestra sociedad. También ayer - casualidad, simple y pura casualidad, no busquen la inexistente causalidad - alguien
importante nos animaba a reaccionar ante el “nacionalismo
radicalizado, las soflamas del populismo y las nostalgias de las revoluciones
imposibles”, bueno pues por lo de las soflamas y las nostalgias iban los tiros de mi comentario de ayer.
Y hablando de casualidades, he de decir que ayer mismo se
producían una serie de noticias que ofrecen una puerta entreabierta, aunque sea
mínimamente, para el optimismo. Se trata de esas buenas noticias económicas a
las que yo hago referencia de vez en cuando y que parece que la mayoría de mis
lectores ignoran y que desde luego no se ven apenas reflejadas en las redes
sociales.
Ayer me refería a ese fenómeno, casi todos comentamos,
leemos o apostillamos las malas noticias. No es que los medios les den una mayor
relevancia, que también, sino que se produce un fenómeno muy curioso, cuanto peor
sea la noticia, con mayor entusiasmo se la recibe. Cuanto más dudosa es la
fuente, con mayor fe se la acepta y se comenta con una especie de delectación
que a mí me resulta difícil de entender.
Aquí lo que triunfa en las redes sociales es Bárcenas, el “juramento
jesuita”, la inexistente complicidad del nuevo papa con la dictadura argentina
y las declaraciones catastrofistas de gentes interesadas en promover ese
desarme moral que tanto nos afecta.
Bueno a lo que íbamos, que tengo una maldita debilidad por
dar sermones. Ayer se reunía el Consejo Empresarial de Competitividad, un grupo conformado por las grandes compañías
españolas, gentes a las que habrá que reconocer que en esto de la pasta
entiende bastante más que el común de los mortales. En ese consejo están entre
otros, BBVA, Corte Inglés, Santander, Repsol, Telefónica…, y en esa reunión se
nos decía ¡oh maravilla! que las cosas se estaban empezando a mover.
Informaron sobre el contenido de un informe llevado a cabo
por los miembros de ese Consejo, que nos dice que en el cuarto trimestre de
2013 la economía española volverá a tasas de crecimiento, con una subida del
0,3%, lo que dejaría al PIB del presente ejercicio en una caída del 1,4%.
Y para 2014 confían en que el PIB arroje números positivos, muy escuálidos
para que vamos a engañarnos, pero entienden que el PIB entraría en crecimiento
positivo y nos daría una subida del 0,8%.
El referido análisis afirma que la economía española ha
mejorado notablemente su competitividad y que tiene varios segmentos de
actividad tirando del carro y exportando, como el de la automoción, el
biotecnológico, el de las TIC, el agroalimentario y el aeroespacial, lo que
resulta novedoso y a esos sectores les acompaña, en el camino de la mejora el turismo.
El Consejo cuando se refiere al problema del crédito, entiende que continuará teniendo
serias dificultades en el sector inmobiliario, pero que crecerá “a cifras
elevadas” (sic) en el exportador y otros sectores dinámicos. Comentaron dos fenómenos
que apoyan al optimismo; el primero es que la inversión extranjera directa no
está lejos de los niveles que tenía antes de la crisis, por lo que a su juicio “España
no ha perdido un atractivo significativo” y el segundo es que pese a lo de Chipre,
los ahorradores a largo plazo han seguido confiando en la deuda española.
Prevén que las exportaciones sigan funcionando bien a lo
largo del 2013 y 2014 y en cuanto al problema de la demanda interna – problema muy
grave - entienden que vamos por un camino difícil que nos llevara a un “equilibrio” en el año 2014. Sobre el paro, nuestro
problema más terrible, esperan un aumento de ocupación y
creación de puestos de trabajo en el segundo semestre del próximo año.
Muy probablemente les parezca que no es para tanto.
Algunos españoles están por esperar un milagro que solucione en unas
décimas de segundo todos nuestros problemas, mientras que la inmensa mayoría ha
decidido apostar firmemente por el fin del mundo tal y lo conocemos y la
destrucción de nuestra sociedad, ya saben cómo lo de los mayas, pero contado
por La Sexta que seguro tiene que ser horripilante.
A mí me parecen buenas noticias, por ello estoy seguro que
tendrán una menor relevancia que las malas que las hay y a puñados. Seguiremos buceando
en el “corralito” de Chipre hasta que el tema se agote. Gracias a Dios o por
fortuna para los laicos, el disparate nos ha afectado en menor medida de lo que
profetizaron los amantes del discurso catastrofista.
Así que ayer escuchamos buenas y malas noticias, subrayo las
buenas, parece que haya gente que eso le moleste. Los que creen que defiendo al
gobierno se equivocan, para defenderse ya están ellos y los que cobran por
realizar esa labor, me limito a decir lo que pienso. No creo estar en posesión
de la verdad, pero sí estoy convencido de que alguna vez – pocas - he acertado
y en otras ocasiones – bastantes - me he equivocado clamorosamente, como casi
todo el mundo.
Yo por si les sirve para recobrar algo de la fe de la que
hablaba ayer, les ofrezco las buenas
noticias, ustedes sabrán qué hacer con ellas.
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