Volvemos a tener Papa
Francisco I |
Tengo la manía de evitar escribir sobre cuestiones que por
su importancia o calado vayan a ser temas que ineludiblemente serán comentados
por todos los que nos dedicamos a este curioso oficio de rellenar folios para
colgarlos de este invento que se denomina blog. Pero por mucho que me empeñe,
hay veces que no se puede esquivar a la actualidad y creo que hoy toca hablar
del nuevo Papa sí o sí.
La importancia de la figura del papa trasciende del propio hecho
de ser el jefe espiritual de los católicos que en este mundo somos. Es así, la
importancia de lo que se conoce comúnmente por el eufemismo de “el Vaticano”
afecta de manera muy importante y transversal a muchos de los órdenes que
conforman nuestra vida como individuos y como sociedad, independientemente de
que seamos católicos o no. La influencia de la institución y su magisterio
espiritual llegan mucho más allá de la sensibilidad religiosa de millones y
millones de ciudadanos.
El Papa es el obispo de Roma y sucesor de la figura del
apóstol Pedro, que fue el primer jefe de la Iglesia Católica, aunque a aquel
viejo y duro pescador galileo no lo escogieron los apóstoles, sino que por el
contrario lo hizo, de acuerdo a lo que nos cuentan los Evangelios, el propio
Cristo cuando le dijo aquello de “Tu
eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.”
No pretendo hacer un análisis de la importancia de la
institución del papado y del propio pontífice, eso se lo dejo a aquellos que
por lo visto entienden de estas cosas y a los que forman en las filas del
diminuto y selecto grupo de los “vaticanólogos”, que como saben ustedes son esa
gente que ha acumulado muchísimo conocimiento sobre el papado, su historia, la organización
de la Iglesia Católica, la Curia, el Colegio Cardenalicio y nos explican qué es
lo que se cuece en el Vaticano, aunque la mayoría de las veces se equivoquen en
el análisis, como casi todos los especialistas y ya no digamos nada cuando del
análisis pasan al diagnóstico o se aventuran a anunciar lo que va a suceder en
el Vaticano.
Estoy convencido que la de ayer es una buena elección, pero
no porque me guste la figura del que hasta ayer mismo se conocía como Jorge
Mario Bergoglio, un cardenal argentino, cuya indiscutible ascendencia italiana
consolará a tantos y tantos italianos que en el fondo creen que el papa es de
su propiedad y por tanto debiera ser italiano. Simplemente confío en la capacidad
del Colegio Cardenalicio, un conjunto de individuos con una sólida formación intelectual,
triunfadores en su profesión entre miles de aspirantes - son príncipes de la
Iglesia conviene no olvidarlo - y a los que se les ha informado en las
Congregaciones de la situación real de la Iglesia, para que conociendo
la realidad desde distintos puntos de vista, estuvieran mejor preparados para
elegir al nuevo papa, un pontífice adecuado para resolver los problemas de la
Iglesia y de sus fieles.
No pretendo decir que en las Congregaciones se “elija” al
nuevo pontífice. Una cosa es que se expongan los problemas a los que se
enfrentará el elegido y otra muy distinta es que se defina de tal manera el
perfil que esa definición predetermine la elección. Todos sabemos que el que
entra en el Cónclave como Papa, sale Cardenal, un aforismo vaticano que señala
la imposibilidad o la extrema dificultad de averiguar a quien van a escoger los
Cardenales, una vez que estén en el Cónclave.
Por tanto fío de la capacidad de los electores y como soy
creyente confío en la acción del Espíritu Santo para que ilumine las almas, el
corazón y el intelecto de los Cardenales, por lo tanto entiendo que la de ayer
es una buena elección; que conste que explico mi motivación para pensar así, no
pretendo que lo que yo creo tenga que convencer a los demás.
Pero si hablamos concretamente de la figura del nuevo
Pontífice diré que me gusta su elección porque es argentino y eso lo convierte
en pariente, bien que lejano, de los españoles. Su lengua materna es la misma
que la nuestra, ha estudiado en nuestro país y si aceptamos que hablando se entiende la gente, seguro
que a este Papa lo entenderemos mejor.
Por otra parte el nuevo Papa es jesuita, una orden religiosa
fundada por españoles, con una forma de ser muy determinada, gente muy formada
intelectualmente hablando, amantes del trabajo bien hecho, exigentes en la
tarea y muy próximos al papado. Los jesuitas
han sufrido mucho por ese cuarto voto que emiten de obediencia al Sumo
Pontífice y me gusta que un obediente servidor de la institución se convierta
en su cabeza visible.
He oído decir ya, que si el nuevo Papa es conservador o lo
contrario, francamente tachar de conservador o de progresista a un Papa me
parece una simplificación tan evidente que no creo que merezca la pena
detenerse en el análisis, pero desde luego si colocamos en su contexto a la
figura, habrá que reconocer que los papas de Roma serán una u otra cosa pero
situando esa definición en la escala adecuada a la figura, su representación y
a las tareas a las que se debe.
Ha elegido para su pontificado el nombre de Francisco, hay
quien opina que es un homenaje a San Francisco Javier, pero yo estoy con los
que piensan que la elección de ese nombre se ha hecho pensando en San Francisco
de Asís, con las connotaciones que esa elección deja al descubierto.
En España el nombre del nuevo pontífice tiene resonancias
negativas para algunos, lo de Francisco I me lleva a pensar en aquel rey
francés que tanto daño nos hizo en su tiempo, pero es un problema menor para la
mayoría. A la juventud española, inmersa en el profundo desconocimiento de las
cosas a los que les condena la ESO y otros inventos progres de nuestra
Educación, lo de Pavía, las tropas imperiales y las guerras en Italia le suena
a chino.
Para el final lo mejor. Hay un motivo por el que me
encanta la elección de nuevo Papa y me asegura que va a hacer una labor digna y
provechosa. Lo que les voy a explicar da una tranquilidad de espíritu que
espero que ustedes compartan conmigo, allá va. Jorge Mario Bergoglio que así se
llamaba hasta ayer Francisco I es un personaje odiado por Cristina Kirchner y
eso amigos míos es la prueba del algodón para juzgar la bondad de la elección
del pontífice.
Si Cristinita no traga al Cardenal Bergoglio, si es su
enemiga, si lo odia profundamente, eso sólo puede significar que la elección ha
sido perfecta y en esto no creo que se pueda permitir la duda ni la discusión.
Tenemos Papa, que Dios le ayude. Le va a hacer falta.
Bueno, ya sabemos donde estaba Curro. ¡En Argentina!
ResponderEliminarDeseo a Francisco I que tenga la ayuda de Dios, de la comunidad y de los fieles.
En primer lugar agradecerte, que con la que cae hoy, dignamente defiendas tu postura, no me parece ni divertido, ni interesante y mucho menos guay... Me parece Valiente, franco y sin duda para mi es un honor compartir el gusto por esa elección.
ResponderEliminarCreo que quien le critica, lo haría de cualquier manera, y los que le obedecen, están llamados a eso a la obediencia y respeto, porque confian y creen que el Espiritu Santo a guiado esa elección. No obstante si no ha sido así, Dios tirará de su caballo a los errados.
LOS CAMINOS DE DIOS Y SUS DESIGNOS ESTÁN VETADO A LOS INTELIGENTES Y HACEN TESOROS EN EL CORAZÓN DEL HUMILDE.
Buenos días Carmeloti, en primer lugar agradecer tu amable comentario. Dejando de lado el contenido laudatorio, que agradezco, estoy totalmente de acuerdo contigo en lo que expresas sobre la elección y la persona del Pontífice.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Buenos días Unknow comparto tus deseos y agradezco tu comentario.
ResponderEliminarUn abrazo.