Los escraches y la hipocresía
Verstrynge ayer se fue de escrache |
Este disparate de los escraches preocupa a muchísima gente.
Entre los preocupados y en un indeseado papel protagónico están los “afectados”;
aquellos que ya han tenido el placer de ver cómo una pandilla de individuos
cercaban su domicilio para utilizando el insulto y la “presión social” con una
voluntad claramente coactiva, exigían que cambiara el sentido de su voto, en
este caso, sobre asuntos que tienen que ver con las hipotecas. Cunde la natural
preocupación entre los potenciales afectados, es decir el resto de parlamentarios,
cargos públicos u orgánicos del PP. Y por fin se muestran, no preocupados sino indignados
muy indignados los activistas a los que no les gusta a) que los tilden de
violentos, b) que los jueces hayan advertido que el escrache puede ser ilegal y c) que
la policía, siguiendo órdenes de la autoridad competente se atreva a
identificarlos cuando ejercen sus particulares coacciones.
Pero sobre todas las cosas, los sujetos activos de esta valerosa
reivindicación popular - se necesita tener mucho valor para organizar una cuadrilla que se dedique a
aporrear tus puertas, llamarte asesino y asustar a tus hijos - en uso de esa
ignorancia cósmica que sufren la mayoría de ellos y de la repugnante hipocresía
que utilizan sus dirigentes, están muy molestos porque las víctimas han tenido
la desfachatez de molestarse e incluso algunas han llegado al criminal cinismo
de acudir a una comisaría de policía a denunciar su salvífica conducta.
Hace unos días hablaba yo de este asunto y denunciaba que
los escraches eran violentos, a ese objeto me permití acogerme a la auctoritas
de la Wikipedia, a sabiendas de la falta de rigor de esa pretendida
enciclopedia, pero me pareció apropiado hacerlo por aquello de que nadie podría
acusar a sus autores de facherío intelectual.
La consulté el 24 o 25 de marzo pasado y decía así entonces, hace apenas
unos días:
“Escrache es el nombre
dado en el Río de la Plata, principalmente Buenos Aires y Montevideo, a un tipo de manifestación en la que un
grupo de activistas se dirige al domicilio o lugar de trabajo de alguien a
quien se quiere denunciar. Tiene como fin que los reclamos se hagan conocidos a
la opinión pública, pero en ocasiones
también es utilizado como una forma de intimidación y acoso público, para lo
cual se realizan diversas actividades generalmente violentas.” Y así lo
publiqué en una entrada de mi blog que
se titulaba “Muchos somos fascistas desquiciados”.
El martes pasado me tocaba acudir a una tertulia radiofónica
y volví a consultar la enciclopedia para refrescar mi memoria, tuve suerte al
no limitarme a buscar la cita en este blog porque sorprendentemente la Wikipedia había cambiado la definición. Dice ahora que:
“Escrache es el nombre dado en la Argentina,
Uruguay y España a un tipo de
manifestación pacífica en la que un
grupo de activistas de Derechos Humanos se dirige al domicilio o lugar de
trabajo de alguien a quien se quiere denunciar. Este término nace en Argentina
en 1995 y es adoptado en España en 2013.”
Mutatis mutandis decían los latinos y efectivamente alguien
del progresismo intelectual se ha apresurado a hacernos la trampa
correspondiente al cambiar la definición para acomodarla mejor a sus teorías.
Algo tendrá el agua cuando la bendicen, se decía hace tiempo en España, el sorprendente maquillaje a la definición dice bien a las claras que ésta molestaba a nuestros felices
escrachadores que no pueden admitir de ninguna de las maneras, que lo que practican
está incluido, para cualquiera que tenga sentido común, en el ámbito de lo
violento.
Ayer le tocaba sufrir el veredicto de ese tribunal
inquisidor del escrache al domicilio de la vice presidenta del gobierno. Se
produjo sin demasiada violencia, pero en ese sentido resulta curioso atender a
las declaraciones de Jorge Verstrynge que participó ayer en el escrache. El amigo
Verstrynge hace tiempo un facha muy rarito, con el tiempo ha devenido en
indignado “progre”, aunque sigue siendo muy rarito. Cada uno
evoluciona hacia donde mejor le parece o puede eso que quede claro. Nuestro
evolucionado amigo siempre ha sufrido de incontinencia verbal y el paso de los
años no ha hecho otra cosa que empeorarla y encantado de poder salir en los
medios les dio un buen titular a los de la prensa. Los políticos, dice D.
Jorge, deben obedecer a lo que se le exige en los escraches o deberán atenerse
a las consecuencias. Pensamiento democrático de izquierdas en estado puro, si
eso no es una amenaza, que alguien me explique qué diablos es.
Puedo entender a quien se equivoca, comprendo y me
solidarizo con el dolor de aquellas gentes que han perdido su casa por uno u otro
motivo, estoy con los que están hasta los pelos de los bancos, pero hay algo
que no puedo admitir, por una parte que se nos tome por estúpidos y por otra
que se ejerza la hipocresía a calzón quitado y encima muchísima gente aplauda
hasta con las orejas.
Ayer pude ver un mensaje en Twitter que decía así: Me hipotequé cuando gobernaba el PSOE. Soy
víctima de una ley modificada por el PSOE. Pero la culpa es del PP. Y de sus
votantes.
Me dirán, eso lo escribió algún pepero y yo digo
probablemente sí, pero dice verdad y deja con su progresista culo al aire a
los escrachadores. Si los benéficos
activistas de los Derechos Humanos entienden – equivocadamente - que es lícito
coaccionar la voluntad de los parlamentarios, ¿por qué sólo les toca a los del
PP? Y puestos a preguntar ¿Dónde andaba esta gente cuando con Zapatero se
producían 350.000 desahucios sin que a nadie se le ocurriera siquiera suspirar?
Los del PSOE, con Rubalcaba de vicepresidente, crearon
juzgados para acelerar los desahucios: Colau y sus colegas permanecieron mudos.
El gobierno de ZP creó la figura del “desahucio exprés”: Ni el oído más fino
pudo percibir el menor murmullo. El PSOE se negó a aceptar lo de la dación en
pago: Silencio absoluto, Colau como aquel otro, ni estaba ni se le esperaba.
No se puede engañar más al ciudadano, las actividades de esa
Plataforma están viciadas de origen por sectarias y violentas, las cosas son sólo malas
cuando gobierna el PP, eso está tan claro que nadie puede negarse a verlo; ese partidismo
y los procedimientos empleados ensucia su reivindicación.
Me acusarán de sectario por escribir esto. Tengo el penoso
deber de comunicarles que a lo peor los sectarios son ellos.
Es muy fácil
percibirlo, por sus hechos los conoceréis…
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