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Mostrando entradas de mayo, 2014

La liamos en el Alexis Ham Bridge (Segunda entrega)

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El puente de Alexis Ham Lentamente la columna salió de Mostar y tomó la carretera que nos llevaría a Jablanica, lugar en el que se suponía recogeríamos los doscientos refugiados croatas para llevarlos hasta Mostar. A la cabeza del convoy iba el Nissan del comandante de Estado Mayor que dirigía la “operación”, así al menos la llamaba él. Corrigió a través de la radio que le habíamos prestado, la velocidad del convoy que le parecía se movía demasiado lentamente y  mandó acortar las distancias de seguridad entre vehículos. No es que fuera cómodo soportar su continua utilización de la radio, hay gente que  como coja un micro no puede evitar saturar las frecuencias pero tampoco valía la pena sufrir demasiado por ello. Cuando todavía no habíamos llegado a Potoci el ANPRC77 que utilizaba tan profusamente el comandante empezó a dar problemas, se le escuchaba con dificultad, tenía interferencias y se cortaba el audio muy frecuentemente. Miré a Guerra, que se encogió de hombros, no sab

La liamos en el Alexis Ham Bridge (Primera entrega)

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Este es el puente de la historia Quisiera contarles lo que “no sucedió”, al menos oficialmente, en un lugar de Bosnia allá por los primeros días de mayo de 1993. En abril de ese mismo año la AGT Canarias había desplegado  en aquel país  en la zona de responsabilidad española y nosotros los de la Cía. Austria formábamos parte de esa agrupación. Lo que les voy a contar tuvo que ver como tantos otros sucesos, con un  puente. Parece ser que éste, que cruzaba el Neretva al norte de Mostar en la carretera que iba desde esa ciudad a Jablanica, Konjic y Sarajevo se llamaba Alexis Ham y digo parece porque como jamás tuvimos un plano mientras duró la misión resulta difícil saber los nombres de los accidentes naturales y el de los "artificiales". A mí me mandaban  de “maleta” por lo que desde el punto de vista del mando, maldita la falta que me hacía saber a dónde iba y mucho menos cómo diablos se llamaba el puñetero puente de las narices. De hecho lo que sucedió y que si Dios

Los tres jardineros de Dracevo (Final)

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Operábamos bajo bandera de la ONU Me volví en dirección al cuerpo de guardia, mandé firmes y le di la novedad al capitán. Romero venía preocupado, el HVO tenía una cara de cabreo más que regular y el intérprete, un croata muy, pero muy proclive a apoyar siempre a los croatas contra los musulmanes y que seguramente trabajaba para sus servicios de inteligencia, iba detrás del militar croata como un  perrito. Le faltaba babear y mover la colita, aunque lo de babear igual me era dado presenciarlo  en un rato si la charla se prolongaba, que por mí iba a ser que no. Mientras bajábamos hacia el cuerpo de guardia, Romero me dijo que venía por un asunto muy grave y que tenía que hacerme una pregunta. Me paré dando la espalda a la entrada al cuerpo de guardia. ― Usted dirá mi capitán. El capitán miró al oficial del HVO y luego a mí ― Es importante Miguel, ¿ha pasado alguien por aquí? Puse mi mejor cara de inocencia extrañada ― Mi capitán ha pasado muchísima gente, hace un rato los q

Los tres jardineros de Dracevo (Segunda entrega)

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Parte de la zona que se ajardinó Mientras subía hacia los vehículos donde se encontraba la compañía dedicada a la limpieza de armamento y mantenimiento de vehículos y transmisiones, recordé los sucesos que nos habían llevado a la situación que les estoy relatando. Había entrado de guardia con parte de mi sección y creo que nos habían agregado el  pelotón de MM de la compañía con el sargento Hidalgo al frente para completar la guardia. No sé a qué se debía la novedad porque en Bosnia entrábamos normalmente de guardia con la sección al completo, lo que resultaba muy cómodo y sobre todo eficaz, pero así fue. Algún motivo habría pero lo cierto es que no lo recuerdo. A lo largo de los seis meses que estuvimos en Bosnia hicimos más guardias que el palo de la bandera, personalmente prefería  con mucho un día de misión a una guardia. Las guardias por definición son aburridas, incómodas, fatigosas y monótonas hasta decir basta y esas características tan negativas contrastaban

Los tres jardineros de Dracevo (Primera entrega)

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El aspecto del destacamento de Dracevo era manifiestamente mejorable No me pregunten la fecha porque no tengo ni idea de cuál pudiera ser, probablemente fuera a comienzos de nuestra estancia en Bosnia, porque eran algo más de las nueve de la mañana y todavía se estaba muy a gusto al sol. Me encontraba en el destacamento de Dracevo, sentado a la puerta del barracón de Mando, mientras veía trabajar a tres de mis legionarios que se dedicaban con gran energía a rellenar con la tierra que traían con una carretilla, un cercado de piedra seca que rodeaba unos de los pocos árboles que se podían ver en el destacamento. Me encontraba en paz con Dios y con los hombres, tranquilo, relajado y satisfecho de algunas decisiones que había tomado hacía apenas unas horas, que me parecían entonces y ahora muy acertadas, sobre todo si me fijaba en cómo sudaban la gota gorda los legionarios a los que observaba. Estaba fumándome un cigarrillo con toda la calma del mundo, cuando me percaté que en el