Agrupación Táctica "Espere" (Quinta entrega y última)
Una de las carreteras de la zona |
Entré en las oficinas de Mando en las que se había requerido
mi presencia, el que me esperaba era un comandante de Estado Mayor, lo había
visto un par de veces y me había parecido tranquilo y educado. Me presenté
reglamentariamente y no me dejó ni siquiera terminar. ― Siéntate Rives,
terminamos enseguida ― me ofreció un ducados y yo saqué mi paquete de Winston y
se lo mostré, negó con la cabeza y cada uno fumamos de los nuestro.
― Quiero que quede claro que esto es una charla informal,
nada que se parezca a un informe, realmente quisiéramos saber de tu boca cuál
fue el motivo por el que teniendo tanta
prisa por abandonar la zona cuando se inició el incidente en el check point,
sorprendentemente cuando se te autoriza
a hacerlo, te lo tomas hasta con demasiada calma.
― La situación había
dado en ese momento un giro copernicano mi comandante.
Estaba claro que era de EM, tranquilo y educado pero la
mirada que me dirigió me dijo claramente que no era demasiado partidario del
sarcasmo.
― Vaya, vaya, con que giro copernicano ¿y cuál fue el motivo
de ese cambio?
― No sabría decirle mi comandante, ya sabe cómo es esa
gente, impredecibles diría yo.
― Impredecibles, ya veo ― tomó unas notas ― bueno y que pintaba
un general croata en el check point.
― Creo mi comandante que alguien llamó a Citluk a cuenta de
la presencia de mi columna y se vino a
ver qué pasaba, pero no puedo aclararle cuál fue el motivo exacto de su
presencia. El jefe del control, un tipo joven con un brazo hecho polvo, me dijo que mañana nos dejarían pasar
Me interrumpió ― Eso te dijeron ―, miró su reloj ― bueno nos
queda poco tiempo para saber si eso se va a producir, creo que lo mejor será
que te vayas a descansar, que falta os hace.
― Muchas gracias mi comandante, si no ordena usted otra
cosa, con su permiso me retiro.
Me hizo un gesto con la mano, di media vuelta y salí del
despacho.
Eran ya casi las tres de la mañana, había estado reticente y
el comandante lo sabía, pero no estaba muy dispuesto a dar demasiada
información. Ya había informado por radio de lo que había sucedido a Dracevo. Estaba a las órdenes de mi teniente
coronel, que era el jefe de mi bandera, si el Cuartel general de la AGT quería
saber lo que había pasado, debía preguntárselo a mi jefe natural. En alguna ocasión, yo había sufrido el fenómeno en mis carnes, el
Mando de la Agrupación se había metido en camisas de once varas y rompiendo el
orden establecido se había liado a dar órdenes a un pobre teniente, que no
sabía a qué carta quedarse, ni
exactamente a quién obedecer. Conociendo al coronel Morales y al teniente
coronel Alonso Marcili seguro que habrían tenido los dos una charla
constructiva y con una carga eléctrica importante y se habrían corregido las
disfunciones, menudo era Alonso Marcili para dejarse pisar el terreno.
La escarapela del HVO |
Salí del despacho bastante satisfecho, me encontré en la
puerta con el Teniente Jara, compañero de empleo y escala, que me comunicó que mi
gente estaba ya durmiendo y que la guardia los despertaría por la mañana, así
que no debía preocuparme de ello y me llevó hasta el bungalow donde iba a
dormir, al menos durante lo que quedaba de noche.
El cuartel general de la AGT
ocupaba las amplias instalaciones de una
empresa turística, así que si uno ignoraba las alambradas, garitas y los numerosos vehículos militares, te parecía
que estabas de vacaciones. Las zonas ajardinadas eran muy decentes y en ellas
se distribuían unos bungalows con muy buena pinta. La cocina, el comedor y las
distintas dependencias de Mando ocupaban el edificio central de la urbanización, daba gusto verla limpia, verde y
si venías de Dracevo como era mi caso, flipabas en colorines.
El bungalow que me habían asignado, estaba ocupado por el
teniente Hidalgo, compañero de empleo, de la escala de complemento, que vivía allí. No es que fuera un cinco estrellas, pero viniendo de dónde venía, me
parecía que lo de vivir solo en un buen apartamento y con un baño más que
decente era algo que se acercaba mucho al lujo oriental.
Hidalgo que debió
verme la cara de envidia, se encargó de explicarme que no era oro todo lo que relucía.
Resultó que en ocasiones les cortaban la electricidad y entonces no tenían agua.
Yo dormía en un contenedor en compañía de mi capitán y dos tenientes más, en
unas literas de lona y guardaba la ropa en una taquilla desmontable y para
ducharme debía cruzarme medio campamento. Lo de levantarte de la cama y ducharte
tranquilamente en un cuarto de baño individual me parecía un lujo que me ponía al borde
del babeo; pero, lo que es la vida, a Hidalgo le parecía de lo más normal e
incluso susceptible de ser criticado.
Solté la mochila y todo lo demás en el suelo, a los pies de
la cama, me aseé como pude porque no
tenía toalla, así que me tuve que secar con la camiseta. Le dije a Hidalgo que
me iba a levantar a las 05,45 horas, que procuraría no hacer demasiado ruido y
me acosté. Disfruté de la sensación de dormir entre sábanas, di media vuelta me acomodé la almohada y lo
siguiente fue escuchar la alarma de mi reloj que me decía que tenía que
levantarme. Una pena, me arreglé y tras cerrar la puerta con cuidado para no
despertar a Hidalgo, salí al exterior.
Estaba amaneciendo, reza el refrán que a quien madruga Dios
le ayuda, lo que será cierto pero en el ejército debía rezar que a quien
madruga Dios le ayuda pero no desayuna. Eso me estaba contando el Sargento 1º tras darme los buenos días, los de cocina no podían darnos de desayunar y
debíamos salir ya. Pregunté y me dijo que no había habido novedad durante la
noche y que la gente estaba montada en los vehículos y lista para salir.
Un "encantador" combatiente croata |
Le di las gracias y me acerque hasta mi BMR, comprobé que en
todos los vehículos los jefes estaban en las escotillas y di la orden de poner
motores en marcha, uno a uno fueron dándome sin novedad, enseñándome la mano
abierta. Me subí al blindado y cuando estaba a punto de dar la orden para que
la columna se pusiera en marcha, vi venir a la carrera al teniente Jara que me
hacía señas para que me detuviera. Me asomé al costado del vehículo para
averiguar que quería Jara.
Me llevé una sorpresa, Jara era un bendito de Dios, no lo
había visto jamás enfadado y venía hecho una furia, de hecho tenía los ojos que parecía se le iban a salir de las órbitas y su cara tenía un tono pupúreo muy evidente. ― ¡Miguel han robado la
bandera del BMR del coronel! Y tiene que haber sido tu gente ― Levantó el puño
y añadió muy alterado y con el volumen a tope ― Si es necesario voy a registrar todos los vehículos y
hasta que no aparezca la bandera, de aquí no se mueve nadie.
El que un compañero me aplicara el estilo check point, me
hizo sonreír, lo que terminó de poner furioso a Jara. Le hice una señal con la
mano y por el canal interior me dirigí a mi conductor.
― Morales ¿me escuchas?
― Sí mi teniente.
― Pues vas a asomarte por la escotilla y le das la bandera
del coronel, al Teniente Jara.
Me dijo algo que no llegué a entender, me estaba empezando a
cabrear, no creía que mis acciones valieran mucho en el Cuartel General, pero
sí además el coronel se enteraba que la gente del Tte. Rives le habían guindado
la bandera de su BMR iba a arder Troya ― Morales si me tengo que bajar, te
arranco la cabeza. Dale de una vez la puñetera bandera al teniente y vámonos de aquí.
A los pocos segundos Morales en camiseta sacó medio cuerpo del vehículo y
le devolvió la bandera a Jara, que me quiso decir algo. No le dejé. ― Jara
perdona, ya hablaremos un día con más tiempo que tengo que salir.
― Arranca Morales.
Y por fin salimos del Cuartel general de la AGT, lo hicimos muy
despacio y lentamente nos dirigimos otra vez al check point de Krusevo. Llegamos sin
novedad y paramos justo ante la barrera. Debían estar desayunando o durmiendo porque por allí no aparecía nadie. Comunicamos por radio que estábamos detenidos en el control y que
esperábamos la autorización de Citluk para dirigirnos a Mostar.
Al ratito salió uno de los HVO de la noche anterior que nos
sonrió como si fuéramos colegas de toda la vida y nos dijo que habíamos llegado
muy pronto, que sobre las 9 llamarían a Citluk.
Por radio advertí al GT Colón y a la columna de lo que
sucedía y nos dispusimos a esperar. Guerra llevaba un rato con ganas de decirme
algo y tras dar dos o tres bocinazos a Valerón y Ascanio, que algo deberían
estar haciendo que no le gustó nada, me preguntó cómo me había ido en Mando, se lo
expliqué, mientras pasaba el tiempo.
No cabía duda sobre sus simpatías |
Serían las nueve de la mañana cuando uno de los del control
nos trajo unos cafés para Guerra y para mí y me dijo que en treinta
minutos abrirían el control para que pasáramos, que Citluk lo había confirmado.
Inmediatamente lo comuniqué por radio. Me parecía imposible pero al final íbamos a pasar. Al poco rato Ávila cuyo BMR cerraba
la columna me advirtió que un Nissan de los nuestros le acababa de adelantar,
me volví y a mi costado fuera de la carretera pude ver cómo se detenía y de él
descendió el capitán Camarero, acompañado de un
oficial checo.
El capitán Camarero estaba en Medjugorge en la PLMM, era de
Operaciones Especiales y supuse que estaría con la gente de la BOEL. Lo
conocía bien porque lo había tenido de profesor en el curso de teniente. Era
buena gente, pero Dios no lo había llamado por el camino de las relaciones
públicas. No me dijo ni que bonitos ojos tienes, me ignoró y se dirigió de cabeza hacia el
HVO que estaba de centinela y a grito pelado le explico sus disconformidad
sobre lo que estaba sucediendo y le recitó la totalidad de acuerdos internacionales
que estaba contraviniendo por el hecho de tener la carretera bloqueada. El HVO
que se había sobresaltado por los gritos descompuestos de Camarero, me miraba
sorprendido. Al fin y a la postre desde su punto de vista, ellos se habían
comportado como amigos y ahora uno de UNPROFOR le estaba dando una broca
descomunal.
― Perdone mi capitán ― le dije desde el BMR. Si él no me
había “visto”, no me iba a bajar del vehículo para saludarlo ― está usted cometiendo un error, seguro que le dijeron en Almería que los croatas entienden el
español si se les grita pero no es cierto, no te entienden y además se cabrean, en ese apecto son como los españoles..
Me miró con cara de mala
leche ― ¿Qué dices Rives?
― Que no le entiende por mucho que le grite mi capitán y que a las
09,30 horas nos dejarán pasar ― El checo habló con el centinela en croata y
confirmó mi aserto. Bajé del BMR saludé al capitán y me presenté al mayor que
hablaba un castellano muy aceptable.
Esperamos otro rato y las cosas comenzaron a moverse, la gente
del control salió por fin de la casa y el manco se acercó para decirnos que
podíamos pasar. Pusimos los motores en marcha y cuando ya me había puesto en
marcha, el centinela se interpuso y a gritos nos mandó parar.
Tenía razón Guerra cuando dijo aquello de que parecía que
nos había mirado un tuerto. Ahora resultaba que Camarero había dejado ver que llevaba una cámara fotográfica qué es lo que él decía o había intentado hacer una fotografía al jefe del check point, que era lo más probable, pero fuera una cosa o la otra la consecuencia fue que se lió la de San
Quintín. Allí todo el mundo estaba muy cabreado, el manco que sabía que Camarero
le había hecho intentado hacer una fotografía con intenciones que no podían ser
buenas y pedía el carrete para velarlo, Camarero que se negaba y yo que veía
que no pasábamos.
Al final después de una hora de dimes y diretes y darle un carrete, que seguro que no era el que llevaba Camarero en la máquina, logramos
entre el mayor checo y un servidor que se nos autorizara el paso.
Tras muchas horas de trabajo duro y algún mal trago, íbamos camino a Mostar.
Lo comuniqué por radio ― Aquí Alfa 21, estamos en marcha, hemos cruzado sin
novedad el check point de Krusevo y nos dirigimos a Mostar ―. Ahora solo cabía
esperar que el maleficio del tuerto de las narices se hubiera evaporado y que
al llegar a la ciudad no nos detuvieran otra vez.
Pero esa ya es otra historia
que quizás les cuente en otra ocasión, la de la AGT “Espere” acaba aquí.
Cuanta adrenalina
ResponderEliminarPues sí, unos cuantos litros. Te agradezco el comentario.
ResponderEliminarConozco historias a raudales de Bosnia de muy buena tinta, el por aquel entonces Teniente Hidalgo, hoy en dia T.Coronel en activo es mi padre.
ResponderEliminarBuenas tardes Álvaro, lo conozco. Saludos y gracias por tu comentario.
ResponderEliminarMiguel que buena memoria tienes. un tal Romero Losada esta por melilla de Coronel del Tercio.
ResponderEliminarNo tengo muy buena memoria, cuento lo que sucedió allí tal y como lo recuerdo, pero en ese ejercicio me he dado cuenta de que hay muchas cosas que no recuerdo bien, dudas a porrillo. Sobre Romero Losada que era mi capitán en Bosnia, efectivamente está de Coronel en Melilla. Saludos y gracias por el comentario.
ResponderEliminar