Agrupación Táctica "Espere" (Segunda entrega)
Krusevo tierra de vides |
Eran
algo más de las ocho de la noche, la sección comenzó a prepararse
para salir otra vez de Dracevo, con la misión de entrar en Mostar
por la carretera de Citluk y relevar a la sección de Farnesio que
esperaba el relevo desde la mañana. Nos habían agregado el pelotón
de MM que mandaba el sargento Hidalgo y como en todas las misiones,
nos acompañarían un Mercurio de transmisiones y un blindado
ambulancia. Recibí mis órdenes y me dirigí a la columna que se
encontraba como siempre, en la cuesta que iba en dirección al cuerpo
de guardia y a la carretera de Mostar.
Reuní
a mis jefes de pelotón y pedí a Ascanio que fuera a buscar al
sargento Hidalgo, al jefe del Mercurio y al de mayor rango que
hubiera en la ambulancia. Cuando estuvieron todos allí les expliqué
lo que pretendíamos hacer. Habíamos comprobado que en algunas
ocasiones la vigilancia en los check points se relajaba durante la
noche y había que intentar obtener beneficio de ello, íbamos a
circular prácticamente en silencio radio, les recordé que todos los
contendientes conocían nuestras frecuencias y que en ocasiones de la
escucha de las charlas que se producían entre nosotros, tanto
croatas como musulmanes, obtenían una información que les permitía
ir por delante de nosotros.
Por
tanto íbamos a procurar mantener la radio en silencio, a no ser que
sucediera algo muy grave que resultara urgente comunicar, quizás esa
medida nos ayudara a ocultar nuestras intenciones. Les expliqué
el itinerario que íbamos a seguir: Saldríamos de Dracevo hasta
Caplina, allí cruzaríamos el Neretva en dirección este por el
puente en el que había un control, si nos preguntaban contestaríamos
que nos dirigíamos al cuartel general de la AGT en Medjugorje. Desde
Caplina seguiríamos hasta esa ciudad y una vez allí buscaríamos la
carretera Citluk-Mostar para llegar por ella hasta nuestro destino
final.
Los
miré fijamente ― Ahora vamos a ver lo del silencio radio que es un tema delicado, así
que atended.
―
Vamos a salir de aquí, y como siempre antes pediremos permiso para hacerlo utilizando la radio y comunicaremos que nuestro destino es Medjugorje― Miré al cabo 1º de
la BRIPAC que mandaba el vehículo de transmisiones ― ¿Está
claro? El paraca asintió con la cabeza.
Blaz Kraljevic jefe del HOS, asesinado en Krusevo |
Seguí hablando mientras miraba al encargado de nuestras transmisiones ―
Cuando lleguemos a Caplina y pasemos el check point, yo te pediré
que des la novedad correspondiente y que preguntes a Dracevo si
Medjugorje ha confirmado que tienen cena y alojamiento para la
columna― ¿Entendido? ― Sí mi teniente ― cabeceó el tirilla.
― Llegados a Medjugorje, seguiremos hacia la carretera de
Citluk y no nos acercaremos al cuartel general ni de lejos, a partir
de ese momento no quiero oír ni una sola palabra por la radio. No
quiero oír a nadie, ni se llama ni se contesta — insistí.
―
Hasta que yo vuelva a hablar por radio, nadie dirá nada, Hay que
mantener el contacto visual con el vehículo que llevéis delante,
pero sobre todo con el que tengáis a retaguardia. Si sucede algo, os
limitáis a hacer señales con las luces y si no hubiera más remedio
que utilizar la radio, no utilicéis los indicativos, identificaros
con el número de vuestra posición relativa en la columna. Ya sabéis
yo en cabeza, detrás de mí, los MM, el Mercurio, la ambulancia, el
1º Arienza y cierra la marcha el Sgto. 1º Ávila
Estaban
muy serios, así que con una media sonrisa les advertí ― Por
cierto, ir con cuidado con lo que largáis por las transmisiones,
porque le corto los pelendengues al que hablando por radio para
comunicar una emergencia, dé datos que faciliten nuestra
localización.
Pregunté
si todo estaba claro y nadie abrió la boca, ordené que todos se
dirigieran a sus vehículos y pusieran los motores en marcha. Monté
en mi blindado y pedí novedades por radio, las recibí. Conecté con
el Mercurio y le pedí que solicitara permiso para que la columna
saliera con destino a Medjugorje. A los pocos segundos el Mercurio me
comunicó que tenía el permiso correspondiente. Ordené de frente en
columna de a uno y nos pusimos en marcha.
Lentamente
entramos en la carretera y nos dirigimos hacia el norte. Tenía que
pasar por Caplina y más tarde nos moveríamos por una zona muy próxima a Citluk y no me
hacía maldita la gracia. Las dos poblaciones estaban llenas de
unidades del HVO y en Citluk había gente del HOS, unas unidades muy
duras y bastante violentas con una ideología muy cercana a la nazi,
que nos iban a hacer pasar un mal rato si por desgracia topábamos
con ellos.
Oí
que Guerra me decía mosqueado. ― Da la impresión que nos ha
mirado un tuerto, mi teniente.
Lo
miré y alzando la voz por encima del ruido del motor del BMR le
pregunté por qué decía eso.
Se
encogió de hombros ― Pues por esto ― señaló con la barbilla la
parte delantera del BMR―, llevamos desde diana liados para ir a
Mostar, nos han burreado los croatas a base de bien y ahora sin
siquiera descansar ni un minuto aquí estamos en la brecha otra vez y la gente está muy cansada.
Era
verdad, estábamos cansados pero era el momento de dar el do de pecho
y había que hacerlo, no había otra. ― Coño Guerra tú que eres
tan legionario, te vas a quejar a estas alturas. ¿Se te ha olvidado
aquello de que los puestos de mayor riesgo y fatiga son los de mayor
honor?
―
No me líe mi teniente― me contestó. ― Yo no olvido nada, si hay
que hacer las cosas se hacen, no me quejo de eso, usted me conoce de hace mucho tiempo, haré lo que me manden. De lo que me quejo es de la distribución del
honor ese del que usted habla. Siempre nos toca a los mismos.
Sonreí
― Si es lo que te digo Guerra, debemos estar satisfechos de que nos
elijan, si lo hacen es porque confían en nosotros. Yo estoy muy
orgulloso de que las cosas sean así y que en Medjugorje prefieran a la Austria sobre el resto de unidades.
―
Joder mi teniente ― sonrió Guerra, que ya había soltado presión
con la rajada ― Con usted más vale no hablar, al final siempre
tiene la razón. Está hecho un auténtico piquito de oro― rezongó
en tono serio.
Le
iba a contestar pero estábamos llegando a Caplina, le pedí al
Mercurio que diera la novedad correspondiente y me acerqué
lentamente hasta el control situado al otro lado del puente. Rogué a
los dioses para que todo el mundo recordara que debíamos pasarlo de uno
en uno. El puente de Caplina había sido volado y se utilizaba una
estructura de circunstancias. La zona del control en la que debería
detenerme estaba demasiado iluminada para mi gusto y había al menos
tres HVOS en la barrera, ocultos habría otros tantos. Nos acercamos
y detuvimos el BMR, me volví y pude ver al blindado de Hidalgo, esperando
al otro lado del río.
Se
acercó uno de los centinelas, eran gente de edad más que mediana,
así que no pertenecerían a unidades de primera línea. Le saludé
en croata y como pude le dije que íbamos a Medjugorje. El soldado
croata ignoró lo que le había dicho y me preguntó cuál era nuestro destino, le
repetí dos o tres veces que íbamos al cuartel general a dormir
allí. Me hizo un gesto para que esperara y se dirigió al contenedor
donde tendrían el teléfono o la radio para comunicarse con sus
superiores. Encendimos unos cigarrillos y esperamos. Me incliné para
mirar el interior del BMR, los legionarios dormían como troncos,
aunque había dos atentos a lo que pudiera suceder.
Vi
venir al croata que ni siquiera se acercó al BMR, se limitó a abrir
la barrera y hacernos gestos de que siguiéramos. Nos pusimos en
marcha y controlé que dejaban pasar a toda la columna. No sería la
primera vez que, por sorpresa, cerraran la barrera
y dejaran a una columna partida en dos. Le pedí a Morales que
aminorara la marcha mientras veía como pasaba el puente a la ambulancia,
parecía que todo iba a ir bien, por fin vi al BMR de Ávila que
cruzaba el río y el control.
Me
puse en contacto con el Mercurio y en tono informal le pedí que
comunicara a Dracevo que habíamos pasado el check point de Caplina
y que nos confirmaran que en Medjugorje la AGT tenía previsto el
alojamiento y la comida para la gente. Crucé los dedos y seguimos el
itinerario previsto, que pasaba por el casco urbano de Caplina y que
afortunadamente a esa hora estaba desierto. Esperaba que mi truco de
las transmisiones funcionara, pero lo que me había parecido un plan medio
decente mientras lo explicaba en Dracevo, ahora me parecía una idea
con muy pocas posibilidades de tener éxito.
Se suponía que no teníamos que topar con ningún control hasta
Medjugorje, me encomendé a mi buena suerte y de golpe tuve esa sensación de verme como si
estuviera fuera de mi cuerpo, ya saben, eso de las sensaciones
extrasensoriales. Se me escapó una carcajada, allí estaba yo con cara de
apuro mientras Guerra me miraba de reojo, empeñado en hacer
invisible, a la observación de los croatas, una columna de siete
blindados pintados de blanco, que hacían un ruido muy considerable,
con el que rompíamos el profundo silencio que nos rodeaba y para más
INRI lo estaba intentando en una noche en la que lucía una luna casi
llena, o que permitía que se nos viera desde kilómetros.
Fueron
unos segundos, pero me vinieron muy bien, lo de reír nunca viene mal, procuré no mirar a Guerra que me estaba contemplando intrigado, no
fuera a escapárseme otra carcajada y pensara que me había vuelto loco. Esperé unos minutos y por radio
le pedí al Mercurio que avisara a Dracevo que estábamos a diez
minutos de Medjugorje y que comunicaran tal circunstancia a la gente
del mando de la AGT. En Dracevo no habría problemas, los mensajes
irían directamente a mando, que ya sabían de qué iba la milonga.
Combatientes HOS, Armija y HVO |
No
me quería relajar, me daba la impresión de que en cuanto lo hiciera, las cosas se iban a liar, así que seguí en modo UNPROFOR
sufridor, mientras nos íbamos acercando al casco urbano de la
ciudad, que comparte con Lourdes y Fátima el fenómeno de unas
apariciones de la Virgen a unos pastorcillos. Allí estaba refugiado
el obispo de Mostar, que salió de su ciudad haciendo fu como los
gatos en cuantito se puso la cosa chunga y que desde su cómodo
refugio ejercía su poder espiritual y el temporal, que la iglesia
croata tenía una actividad política muy importante en esta guerra.
Seguro que el prelado era de los que pensaba con Napoleón, que una
retirada a tiempo suponía una victoria.
Por
ahora las cosas iban bien, veríamos si al final no se torcían, entramos en Medjugorje y dejamos a nuestra derecha las
instalaciones del cuartel general de la AGT, seguimos de frente
buscando la carretera que nos iba a llevar a Mostar. Podíamos
encontrarnos un control en el cruce aunque resultaba improbable, nadie me había advertido
de que estuviera montado.
Llegamos
al cruce y con prudente regocijo celebré que estuviera desierto. Le
indiqué a Morales que girara a la derecha y que aminorara la marcha,
tenía prisa por llegar a Mostar pero tenía que controlar
visualmente que no me dejaba atrás a ningún blindado. Los vi
entrar en la carreta uno a uno y cuando vi el último girar le ordené
a Morales que avivara la marcha, me acordé de aquello de lo del “alea iacta est”, no es que yo me pareciera ni de
lejos a Julio César, ni la carretera Citluk-Mostar tenía nada que
ver con el Rubicón, pero tuve esa sensación. La suerte estaba
echada, habíamos hecho todo lo que podíamos hacer y ahora estábamos
en manos de Fortuna, que dirían los clásicos o de la Providencia que
es lo que yo creía.
La
zona por la que circulábamos tenía muy mala fama. En Krusevo, es
decir según se sale de Medjugorje a la derecha, le habían montado
una emboscada mortal al jefe militar del HOS no hacía un año
todavía. El HVO le había convocado a una reunión en Mostar y eso
de celebrar reuniones en Bosnia era un deporte de alto riesgo.
Ustedes ya lo saben porque les he explicado lo que le sucedió al
alcalde de Celebici, que fue a reunirse con los mandos de la Armija
en Konjic y nunca más se supo de él.
En
este caso fue un tal Kraljevic el que imprudentemente acudió a
Mostar para reunirse con Mate Boban y a la vuelta de la reunión
vista la negativa del jefe del HOS de integrarse en el HVO, le
montaron una emboscada en la que liquidaron a Kraljevic y otros ocho
o nueve oficiales del HOS que le acompañaban. Una barbaridad no obstante puedo asegurarles que la emboscada fue mano de santo, en menos de quince días los
mandos políticos del HOS, tragaron y se integraron en el HVO. Aunque nos habían advertido hacía unos días que en Citluk y Mostar se habían detectado unidades vestidas con
el uniforme negro de los HOS.
De
golpe, como pasan estas cosas, en mi cabeza comenzó a sonar una alarma interna . Muy cerca de nosotros en un lugar oscuro de la
carretera, a la altura de una casa bastante grande que estaba a la
izquierda de la calzada, alcancé a ver algo que se movía.
Inmediatamente le grité a Morales que frenara, mi conductor debía
estar en modo piloto automático, porque no hizo nada por aminorar la
marcha, le volví a gritar y esta vez aplicó los frenos con toda la
violencia que pudo.
El
BMR se acercaba a un bosnio que en mitad de la calzada se aferraba a
su AK como un náufrago a un salvavidas. A su espalda estaba montada
una barrera de circunstancias. Maldije mi suerte y me acordé de las
madres de todos los HVOS de este mundo, habíamos topado con un check
point que no debía estar allí. Cuando Morales detuvo el blindado,
no había ni tres dedos entre la proa del vehículo y el pecho del
HVO. El infeliz estaba cuajado, mirándonos con unos ojos que se le
salían de las órbitas.
Sabía
que el susto que se había llevado lo íbamos a pagar caro, la gente cuando se asusta
tiende a ponerse como una pantera hidrófoba. Le dije a Guerra que
espabilara al personal, mientras oía gritar algo al centinela y de la
casa a nuestro costado salía a la carrera un grupo de gente armada….
Lo
que sigue, se lo explicaré mañana. Así sabrán el porqué del
título del presente relato.
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