Algunas anécdotas bosnias (Cuarta entrega)
San Isidoro de Sevilla, sabía hasta de "peinetas" |
Seguimos con el relato de algunas anécdotas que de manera consciente buscan referir sucesos que tengan una menor carga emocional, que otros que ya les he contado. No tienen mayor importancia, no aparecerían
en ningún relato serio, pero creo que tienen el valor importante de
la intrahistoria, del detalle que enriquece, del matiz que ayuda a
comprender mucho mejor el cuadro general de aquella guerra y nuestra
intervención en ella.
Resulta
curioso el hecho de que en aquellas
tierras de Bosnia, los legionarios de la AGT Canarias en general y
los de la Cía. Austria en particular, estuvieran dispuestos a soportar con
llamativa tranquilidad los disparos, morterazos y bombardeos provenieran de los croatas o de los musulmanes, mientras que montaban en
cólera en cuanto la cuestión pasaba a lo que ellos entendían como el terreno de lo personal. Probablemente la explicación habría que buscarla en que
lo de las agresiones armadas eran percibidas por ellos como algo que tenía que ver con
su condición de legionarios y por tanto las aceptaban como
cuestiones inherentes a su oficio, mientras que las burlas, insultos
o faltas de respeto ofendían a sus personas y eso les resultaba
intolerable.
Debo
confesar, que en ocasiones, resultaba muy difícil evitar caer en la
tentación de tomarse las cosas que por allí sucedían a título
personal. Había que tener cuidado con ello porque resultaba relativamente
sencillo y era muy peligroso; cuando uno se mueve en situaciones tensas o
comienzan a llover los disparos, lo aconsejable es tener la mente
fría y los que se cabrean no la tienen.
Ya saben lo que es |
Pero
en esto como en casi todo, había gente más proclive a caer en ese problema de percepción que otros. Personalmente procuraba tomarme las
cosas como lo que eran, sucesos que nada tenían que ver con mi
persona y que eran consecuencia del oficio que nos había tocado en
suerte ejercer, el de soldadito de UNPROFOR, aunque tengo que
reconocer que en ocasiones resultaba terriblemente difícil mantener la cabeza fría y no entrar por la vereda del cabreo personal.
Pero tampoco era tan raro como pudiera parecerme, al fin y al cabo mis legionarios, dignos herederos de los Tercios
de Flandes, en eso como en otras muchas cosas, tenían hábitos muy parecidos a los de sus ilustres
predecesores, que como bien explicaba nada más y nada menos que Don
Pedro Calderón de la Barca, parece que reaccionaban de manera parecida. Así lo explica D. Pedro:
…Sufren a pie quedo
con un semblante, bien o mal pagados.
Nunca la sombra vil vieron del miedo,
y aunque soberbios son, son reportados.
Todo lo sufren en cualquier asalto;
sólo no sufren que les hablen alto.
Normalmente
los civiles no combatientes, porque los había que combatían, nos
trataban bien y por lo tanto no teníamos demasiado problemas con ellos,
pero algunos de aquellos no combatientes, fuera por la razón que fuera,
se inclinaban en ocasiones por ofender, insultar, cuando no a apedrearnos cuando
pasábamos por sus pueblos. Debo decir que estas
cosas sucedían generalmente cuando los combates iban mal para los suyos
o se habían producido muchas bajas, en esos momentos algunos
ciudadanos se inclinaban por pagar sus frustraciones con nosotros.
Personalmente
comprendía lo que había y mi cerebro me decía que pasara de esas
cosas que no tenían maldita la importancia, pero a veces uno
también llevaba a la espaldas y repleto su particular morral de mosqueos
y costaba mucho no reaccionar.
En
Bosnia cada uno de los bandos saludaba gestualmente de forma
distinta, lo hacían todos, militares con y sin graduación, niños,
mujeres, ancianos, etc., etc. Los croatas levantaban la mano derecha y
abrían sólo dos dedos, el índice y el medio; para entendernos, el mismo gesto que usted utiliza cuando quiere decir dos por señas; ese era el saludo croata.
Los serbios sacaban también la mano a relucir, pero con tres dedos
abiertos, el pulgar, el índice y el medio y por fin los musulmanes
que debían haber llegado tarde a la moda y les quedaban pocas
combinaciones "digitales", saludaban con el mismo gesto que en España utilizamos cuando decimos cuatro
por señas, todos los dedos de la mano abiertos, exceptuando el
pulgar.
Cuando
circulabas por esa carreteras de Dios en Bosnia, podías encontrarte
con gente que te saludaba, lo normal era que lo hicieran agitando la mano tal y como hacemos todos, pero había ciudadanos que
preferían demostrar con quien estaban sus preferencias. No tenía
importancia, pero a veces vale mucho más la intención que el propio gesto
y cuando estabas cansado o volvías de una misión en la que la
habías pasado canutas porque los colegas del ciudadano que te
saludaba, te habían frito a morterazos, tenías la sensibilidad a flor
de piel y si encima el cabrito de turno te saludaba con la
intención de mosquearte, pues te mosqueabas, que dicen que la carne
es débil, pero a mí lo que me parece que es débil, es la razón, que casi siempre termina siendo vencida por el instinto.
Los viejos Tercios de Flandes |
Sirva
todo este proemio para explicarles una cuestión que tampoco es que
sea importante pero que por cosas de la vida, al final me costó un
viaje a Medjugorje para mantener una charla “constructiva” con el
comandante de EM que llevaba la segunda sección de la Plana Mayor de
la AGT. Canarias, y con estas cosas hay que tener todas las precauciones del mundo, porque se sabe cómo empiezan, pero nadie sabe cómo pueden acabar. Es lo que pasa cuando la gente se
aburre en las oficinas de las planas y no tienen cosa mejor que hacer
que andar jodiendo la paciencia al personal de las unidades tácticas
que caen bajo su observación.
Les
contaba lo de los distintos saludos que te podías encontrar en
aquella Bosnia de nuestros pecados y sobre todo de los de sus
habitantes - que nosotros poca ocasión tuvimos de pecar por allá-
por centrar el tema. Así que vamos a lo que vamos. Es muy cierto que a veces cuando iba mosqueado o cuando quién saludaba lo hacía mientras sus colegas te apedreaban o según la manera
de saludar del berzas de turno, un servidor en contestación, levantaba el brazo doblado por el codo que apoyaba en uno de los sacos terreros que protegían la escotilla y correspondía al saludo con mi puño enhiesto y con el dedo medio
señalando al cielo. Vamos lo que toda la vida se había llamado
“hacer la peseta”, hasta que Luis Aragonés (DEP) renombró el gesto que pasó a conocerse como “hacer una peineta”.
Conste
que lo de “hacer la peseta” es costumbre ancestral y que nada
tiene que ver con hacer una higa, que es un gesto que pretende espantar el mal de ojo y que se hace cerrando el puño mientras se saca el pulgar entre el dedo índice y el medio, eso que quede muy claro. Decía que lo de
“hacer la peseta” es costumbre ancestral, de hecho San Isidoro de
Sevilla se refería a ese gesto cuando hablaba de extender “el dedo
impúdico” y yo que soy amante de las tradiciones, se lo hacía de
vez en cuando a algún ciudadano bosnio que sabían lo que significaba porque
se mosqueaban cosa fina.
Hacía
el gesto mudo, ustedes sabrán que cuando se muestra el dedo
impúdico, que decía el erudito obispo de Sevilla, a la vez se puede
decir, “móntate aquí y pedalea”, que es la frase que he oído más
veces, aunque otros prefieran aquella que reza “monta aquí y verás
París” y también parece ser que existe otra más castiza, en la que te prometen que si
te montas en el dedito de marras te llevaran a Madrid.
Bueno
pues un día charlando con gente de la sección mientras tomábamos
un café, salió a relucir el tema de los saludos y los legionarios se cachondeaban
de los malos gestos que hacía su teniente, a pesar de lo educado y circunspecto
que era. Siguiendo la broma les expliqué que estaban muy equivocados,
que lo que yo hacía no era una peseta, peineta o como quieran
ustedes llamar al gesto, sino que era el saludo oficial de UNPROFOR. Que la
ONU, se había encontrado con todas las combinaciones ocupadas
por croatas, musulmanes y serbios y por tanto había decidido lo de sacar el
dedo medio como saludo para que los cascos azules pudiéramos
corresponder con toda cortesía a los afectuosos saludos manuales que
recibíamos.
Escarapela de la AGT. Canarias. |
Nos
reímos todos y la cosa no pasó de ahí, pero lo del “saludo
UNPROFOR” tuvo su éxito y los legías a los que le va un montón
el vacile, se dedicaron a saludar a todo el mundo con el dichoso dedo
impúdico que decía San Isidoro, que él sabrá por qué se la tenía
jurada al dichoso dedo y al final tanto va el cántaro a la fuente que las cosas se complicaron, porque la noticia del saludo llegó al lugar al que no debería haber llegado jamás. De tal manera que recibí una amable invitación para que en cuanto mis obligaciones me lo permitieran, me personara en la S-2 de
la PLMM de la AGT. Canarias y me presentara a su jefe, que tenía mucho interés en mantener una charla conmigo.
No
tenía ni idea de cuál era el motivo de la llamada y así lo
expliqué en mi unidad, no sabía la razón y a pesar de haber llevado
a cabo un profundo examen de conciencia no alcanzaba a barruntar qué
coño habría roto yo, para que me llamaran de Medjugorje. Ya he contado
en otras ocasiones que los diplomados de Estado Mayor de la AGT
Canarias, eran gente encantadora, educada y normalmente se
comportaban amablemente, pero será que tengo una conciencia
intranquila crónica o por la razón que sea, que nunca he sabido
explicármelo a mí mismo, pero lo cierto es que cuando tenía tratos con ellos más allá de los puramente "sociales" siempre tenía la impresión que a pesar de su amabilidad y cortesía eran
capaces de educadamente, despellejarme en menos tiempo en el
que se santigua un cura loco.
Pero
como no podía hacer caso omiso a la llamada, para allí que me fui y marcialmente me presente al
comandante que había requerido mi presencia. Tengo que decir que era
un hombre encantador y que siempre había distinguido a la Cía.
Austria y a sus miembros con su consideración y en la presente afirmación no hay ni un ápice de sarcasmo. Me hizo pasar, me ofreció asiento y me preguntó si me apetecía un café. Le
dije que sí y si no era molestia un vaso grande de agua muy fría.
Ya que estaba allí y no sabía lo que iba a suceder, al menos me
tomaría un buen café y un vaso de agua fría de nevera que eso no
lo veía todos los días. El comandante pidió los cafés y esperó a
que los trajeran hablando de cosas insubstanciales, el calor, el
tiempo y la familia. Cuando llegaron, esperó a que yo hubiera
apurado el café y el agua y me dijo
―
Rives ¿podrías explicarme que es eso del saludo UNPROFOR?
Me
dejó más frío que el agua que me acababa de beber. No me lo podía
creer, lo miré por si estaba de broma, pero no era así, lo preguntaba en
serio. Le expliqué más o menos lo que les he contado a ustedes,
aunque me ahorré lo de San Isidoro, porque pensé que igual no era el mejor momento para sacar a pasear santos. Cuando terminé, seguía serio, relajado pero serio.
―
El problema no está en el saludo, que es una ordinariez, pero no
vamos a entrar en eso, el problema está en que tú le has dicho a la tropa
que es una decisión de la ONU.
Mentalmente maldije la ocurrencia que me había parecido tan oportuna y graciosa en su momento, reconocí que efectivamente era así, pero le signifiqué que lo había dicho en un
contexto que dejaba totalmente claro que era una broma y que a nadie
en su sano juicio podía pensar que yo lo dijera en serio.
Añadí
― Ya sabe cómo son los legionarios mi comandante, les haría
gracia y lo han repetido.
La mayoría de ciudadanos nos estimaba, los niños más |
El
comandante me miraba apoyando los antebrazos en su inmaculada mesa. ― Sobre los legionarios
me voy haciendo a una idea ― lo miré pero no fui capaz de
desentrañar si lo decía en serio o era simplemente un sarcasmo.
―
Lo malo es que todo esto ha llegado a los oídos de las autoridades croatas que como siempre están muy molestas y hay que atajarlo inmediatamente.
Le
dije que naturalmente hablaría con mi gente, pero desde luego si eso
había llegado hasta donde había llegado sería bueno averiguar quien había filtrado la noticia. Incluso afirmé, que en mi opinión, habría que buscar al responsable entre
los intérpretes. No conocía a ningún legía que fuera capaz de
explicar todo el lío del saludo en croata.
―
De hecho juraría que sé quién ha sido el que se ha ido de la
lengua y me jugaría la cabeza y no la perdería a que usted también
sabe quién es el que ha ido con el cuento a Capljina.
Me
miró con una media sonrisa y supe que pensaba lo mismo que yo.
Hizo un gesto con la mano para que no interviniera ―
Pues ya sabes Rives procura que esto se vaya olvidando, no comentes
de lo que hemos hablado con nadie ― levantó el índice admonitorio
― y cuando digo nadie, es nadie. Si alguien te pregunta sobre esta reunión, te he pedido información sobre el
barrio musulmán de Mostar y aquí paz y más allá gloria celestial.
Gracias por venir — Se levantó y me dio la mano. Salí de allí
como un tiro, llevaba prisa porque con el comandante, que era un buen tío, me había ido superior, pero
prefería no forzar con mi suerte. Pasé por el cuerpo de guardia a
toda prisa, aunque no tanta, que pareciera que salía huyendo, subí a mi
blindado y volví a Dracevo.
En
menos de cuatro días el cabrón del intérprete con el que tantas fricciones había tenido, causó baja en la AGT Canarias, de lo que me alegré
infinito. Los legionarios siguieron utilizando la peineta o peseta
como saludo, pero nadie volvió a recordar la maldita ocurrencia del saludo UNPROFOR.
Mañana un poco más. Un relato que tiene que ver con las latas de las raciones de
previsión o quizás dos anécdotas , si soy capaz explicarlas en este espacio...
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