La tradición, los usos y la costumbre
Hoy se está yendo sin parar un punto... |
Hace ya unos días en la tertulia de Radio Sintonía a la que acudo cada martes, durante la
intervención telefónica de un oyente se vertió un concepto que me dejó
tiritando. Me sorprendió muchísimo por venir de quien venía, un hombre bien
formado intelectualmente que se ha movido, tangencialmente quizás, en el mundo
y los submundos de la política y cuyo consejo, tengo entendido, fue uno de los
motivos más significativos en la construcción de la figura de un político local
importante, aunque advierto de antemano que importante no es ni de lejos
sinónimo de bueno.
Dijo el oyente que no había que aprender de la historia, que
había que hacerlo del presente y me dejó
en treinta y tres. Entiendo que dijo la barbaridad que les comento porque
convenía a su argumentación. No es ésta
una postura que me parezca intelectualmente honesta, pero es una maniobra a la que uno está ya
acostumbrado si el que habla tiene que ver con la política.
Porque si se trata de aprender del presente, habrá que decir
que eso resulta imposible y no voy a ser yo quien defienda la tesis cuando me
puedo apoyar en la auctoritas de D.
Francisco de Quevedo, que en uno de sus sonetos de tema amoroso eso que quede
claro, decía algo sobre el presente que creo puede aportar luz a lo que
pretendo explicar. Decía D. Francisco:
Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado
Así que creo que queda claro que si “hoy se está yendo sin
parar un punto”, bastante tiene uno con vivir ese presente que huye fugaz, cómo
para poder aprender algo de él. El presente es una entelequia, toda vez que
cuando uno quiere pensar en algo, ese algo está ya en el pretérito, muy
reciente, de acuerdo pero pretérito al fin y al cabo. Del futuro poco sabemos, el presente
realmente no existe por su fugacidad y para aprender no nos queda más que lo
vivido, la historia, la intra historia y sobre todo nuestra experiencia
personal.
Me he acordado de la intervención del ciudadano que expuso,
lo que a mí me parece una teoría absolutamente peregrina, porque coincide con el brutal ataque
que las alegres y numerosas huestes de los ágrafos, que se expresan en las redes
sociales, están llevando a cabo contra la tradición, que es
nombrársela y a pesar de presumir de agnósticos se ponen como si vieran al mismísimo Lucifer.
Me pregunto ¿es tan mala la tradición? Pues será como todo,
buena o mala según y cómo, pero para no liarnos veamos como la define el DRAE,
dice así “Doctrina, costumbre, etc.,
conservada en un pueblo por transmisión de padres a hijos”. Si uno lee la
definición de la Española de la Lengua y reflexiona sobre ella, no parece que
haya nada malo o peligroso per se, en la tradición.
Siempre he dicho y creo que
ni los más empecinados podrían discutirlo, que somos lo que somos,
porque fuimos lo que fuimos. Por eso es muy importante conocer nuestra historia, que es la que nos explica de dónde venimos y nos indica hacia dónde podemos ir.
La tradición conforma nuestros referentes, todo este camelo
que lo tradicional es malo, “porque no está al día” es una chorrada como una
catedral de grande. Lo que está al día es lo que conocemos como actualidad, la
tradición es otra cosa y debe ser muy importante cuando los alegres ágrafos de
la zurda más populista, aunque se disfrace de popular, la atacan sin descanso.
Necesitamos de la tradición, los usos y la costumbre que forman parte de nuestro
acervo histórico y cultural, cuyo conocimiento nos es absolutamente necesario para
orientar nuestra conducta y nuestras decisiones.
En España el Rey va a Las Cortes a ser proclamado, no porque
sea un rey democrático, que también, sino porque desde la Edad Media forma
parte de la tradición española que los reyes de las Españas acudan a Cortes y
las juren, antes de proceder a su proclamación.
¿Así que este rollo viene a cuenta de la proclamación de D. Felipe
VI? Pues no exactamente, pero le es de aplicación lo que acabo de explicar.
Cuando alguien les diga que algo tradicional es malo porque no está al día,
desconfíen, les están timando. Lo tradicional no necesita estar al día, eso es
otra cosa, lo que le interesa a la zurda es acabar con los usos, costumbres y
tradiciones que nos son propias y que forman parte de nuestro patrimonio ético, con la clara finalidad de conseguir que nadie tenga referentes en los que apoyarse cuando haya que reflexionar
y tomar una decisión importante.
Esa es la idea, nada debe existir para nadie pueda comparar lo que sabe por propio conocimiento o tradición con la última idea del demagogo de turno, aquello que se nos vende como el brillante descubrimiento del bobo ilustrado de moda o del populista más feroz. De ahí el ataque a la tradición, los usos y la costumbre que nos han sido propios. Estorban, no pueden existir para que no podamos comparar y así, inermes, nos unamos al vociferante rebaño radical que cada día descubre algo nuevo, falaz, maniqueo, populista, peligroso e inútil, pero nuevo, muy nuevo y sobre todo muy moderno.
Esa es la idea, nada debe existir para nadie pueda comparar lo que sabe por propio conocimiento o tradición con la última idea del demagogo de turno, aquello que se nos vende como el brillante descubrimiento del bobo ilustrado de moda o del populista más feroz. De ahí el ataque a la tradición, los usos y la costumbre que nos han sido propios. Estorban, no pueden existir para que no podamos comparar y así, inermes, nos unamos al vociferante rebaño radical que cada día descubre algo nuevo, falaz, maniqueo, populista, peligroso e inútil, pero nuevo, muy nuevo y sobre todo muy moderno.
Así que si alguien intenta convencerles de que hay que aprender del presente y no de la historia, sean amables, muestren interés por su salud, los estudios de los niños o la familia del ciudadanos de marras, pero de verdad, no le hagan ni puñetero caso, es un farsante.
Renegar de la historia, vivir para ver.
como siempre... me encanta como escribes y sin duda lo que escribes. Felicidades...
ResponderEliminarMuchas gracias amiga mía, por ese comentario tan amable. Un beso.
ResponderEliminar¿No ha de haber un espíritu valiente?
ResponderEliminar¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
Al leer tu articulo,por cierto, excelente y lo suscribo, me han venido a la memoria los versos de mi admirado Quevedo que tu ya conoces, integrantes de la EPÍSTOLA SATÍRICA Y CENSORIA CONTRA LAS COSTUMBRES PRESENTES.........
Un abrazo y sigue DICIENDO LO QUE SIENTES.
Buenas tardes logoan, te agradezco el comentario y la cita de Quevedo, que en este erial se agradece en el alma y que no por conocida, resulta menos oportuna. Un abrazo.
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