La tragedia de Dreznica (Primera entrega)

El maldito puente de Dreznica

Lo que pretendo contarles en este relato tiene muy poco que ver con otros sucesos que me tocó vivir en Bosnia, que por muy duro que fuera vivirlos, siempre dejaron en mi memoria un espacio para el humor y la ironía. Hoy no va a haber nada de eso en esta narración que siento debo escribir y que pretende ser mi modestísimo reconocimiento para aquellos que en el cumplimiento de su deber dejaron su vida en Bosnia encuadrados en la AGT. Canarias.

Me ha costado decidir cuáles iban a ser los protagonistas de este relato, porque por desgracia, los que estuvimos en Bosnia con la AGT Canarias, si de lo que se  trata es de hablar de compañeros perdidos,  tenemos demasiado donde escoger. Llevo algún tiempo pretendiendo decidir la elección y al final he pensado que en esto, como en tantas otras cosas de esta vida, lo mejor es dejar que hable el sentimiento y he decidido contar el último servicio que prestaron aquellos zapadores paracaidistas que murieron al cruzar el maldito puente de Dreznica.

Podía haber hablado de mis compañeros de empleo, los tenientes Muñoz Castellanos y Aguilar, cuya muerte tanto me dolió. Del suboficial de caballería fallecido en un accidente de su VEC, el sargento Tornel, que por mi pertenencia a la caballería legionaria sentí como próximo, del caballero legionario José León Gómez, asesinado por la metralla croata mientras guardaba el sueño de sus compañeros o de cualquiera de los demás que murieron en aquella Bosnia convulsa y ensangrentada; pero me decidí por la tragedia de Dreznica, porque como les he dicho, por esos resortes ocultos de la mente que no tienen demasiada explicación, me salía del alma y porque estuve allí, en  aquel puente que cruzaba el Neretva, mientras se procedía a la desesperada búsqueda de sus cadáveres.

De siempre he considerado a los paracaidistas como mis hermanos, tuve el honor de servir tres años en las filas de la BRIPAC y me honro en “ser” del curso 100 de paracaidistas del ET. Eso me hizo sentir su muerte de manera muy especial, me dolió especialmente la de alguno de ellos, que estuvieron conmigo o yo con ellos, en Lorca, en los primeros tiempos de la preparación de la misión, dónde acudimos para hacer los cursos de conductores, jefes de vehículo, tiradores y de transmisiones de los BMR.
Cuerpo de guardia de Jablanica
Gente joven que entregó su vida por la paz. Españoles que decidieron prestar su ayuda a un pueblo que moría y sufría en una sangrienta guerra civil y lo hicieron sin pedir nada a cambio. Su compromiso con España, su sentido del honor, el que rendían a sus unidades y su generosidad, les empujaron a ello. Y en esa gloriosa tarea dejaron lo más preciado que posee un hombre, la vida, pero su sacrificio no fue inútil. Fueron ejemplo y acicate para todos nosotros los paracaidistas de Dreznica y todos los demás, que deben permanecer vivos en nuestro recuerdo porque fueron los que nos señalaron con su sacrificio, el camino a seguir en el cumplimiento de la misión.

En este relato utilizaré alguna de las fotografías que hice mientras escoltaba al equipo de rescate. No son nada agradables, pero me siento autorizado a utilizarlas, porque “colgué” una de ellas, en una página de Facebook y pregunté si había inconveniente en hacerlo y uno de los protagonistas del terrible suceso, me dijo que por él estaba bien colgada, así que entiendo que no hay inconveniente en hacerlo otra vez. Dicen que vale más una imagen que mil palabras y creo que las fotografías ayudarán a comprender la terrible tragedia que allí sucedió.

Era un sábado del año 1993, concretamente el 19 de junio de ese mes. La Cía.  Austria estaba destacada en Jablanica, en la zona norte de nuestra área de responsabilidad. El enfrentamiento entre croatas y musulmanes iba creciendo, acababa de terminar una tregua y para llegar a nuestro destacamento  teníamos que utilizar una pista de montaña, conocida como “ruta alternativa”, porque la voladura del puente de Bijela impedía la utilización de la carretera que unía a Mostar con Jablanica, eso obligaba a subir por Vrdi y tras llegar a la zona más alta de la zona montañosa en manos de los croatas, bajar por una serpenteante pista de tierra, en la que los frenos de los vehículos pesados sufrían muchísimo y tras pasar un barreamiento de minas de la Armija, llegar a Donja Dreznica, un pequeño pueblo musulmán que atravesábamos por la pista que seguía paralela a la ribera de un afluente y que nos llevaba hasta la entrada oeste del puente que nos permitía cruzar el Neretva y llegar a  la carretera que iba hacia Jablanica.

Eran justamente, lo sé porque lo anoté para que así constara con exactitud en mi informe  post misión, digo que eran las 12,25 horas cuando salía del destacamento con mi sección, la II de la Cía. Austria y un BMR ambulancia, en dirección al puente de Dreznica en el que una columna de VCZ (Vehículo de Combate de Zapadores) había sufrido un accidente. Las noticias eran confusas, pero antes de salir mi capitán ya me había informado que había zapadores muertos.

Bajamos lo más rápidamente posible, íbamos en silencio, no sabíamos lo que había pasado, pero todos anticipábamos que íbamos a encontrarnos con un espectáculo nada deseable de ver. A las 12,50 horas llegaba al puente, allí me encontré con un panorama desolador, uno de los VCZ, de la columna al mando del capitán Godoy de Ingenieros  al atravesar el puente había chocado contra un muro de hormigón, que reforzaba la ladera de la montaña. El blindado que iba muy rápido intentó girar a la izquierda cuando llegó al final del puente,  tras chocar la pala del VCZ con el contrafuerte, en el inútil intento de conseguir que el blindado tomara correctamente la curva para que siguiera por la carretera, el VCZ salió despedido hacia el Neretva y tras arrancar las protecciones metálicas, había descendido por la ribera y caído al río. 

La tripulación logró salir del blindado que había flotado unos momentos en las aguas del Neretva, pero sólo habían podido rescatar con vida a Igor Castresana, el conductor, que logró asirse a uno de los pilares del puente y que fue rescatado por un paracaidista que iba en otro VCZ que se lanzó al río y con la ayuda de dos compañeros lograron sacarlo del agua.

El capitán Godoy, me informó que era el que estaba al mando de todo aquello y me pidió que inspeccionara la ribera este del Neretva por ver si encontraba algún superviviente. Me advirtió que fuera con cuidado porque la zona estaba minada. De hecho los musulmanes cuando vieron desde sus posiciones el accidente y a los zapadores que se apresuraban a bajar hasta el río, les advirtieron a gritos que había minas y parecía que les habían indicado la situación de un pasillo seguro hasta el agua.
Uno de los VCZ que estaban en Jablanica

Cumplimenté la orden. Con precaución tal y como me había recomendado Godoy rastreamos la ribera este del Neretva, pero la verdad es que caminar por una zona en que el pasto no te deja ver ni las botas que llevas, por mucha precaución que le pongas no resulta muy seguro, así que hicimos de tripas corazón y reconocimos el lado este del cauce como Dios nos dio a entender,  sin encontrar más que una cantimplora española, una bolsa de mano y una mochila de combate. No vimos nada más ni en esta parte del río ni en la ribera oeste que reconocimos con los prismáticos y con eso volvimos hasta el puente, en el que había dejado a mis dos BMR colocados uno  cada lado del mismo, al objeto de ofrecer protección a los zapadores que seguían con sus trabajos en las cercanías del primer pilar del puente.

Le comuniqué a Godoy que no habíamos encontrado ningún cuerpo y le entregué lo que habíamos podido recoger. El capitán estaba destrozado, no hacía falta más que mirarle a los ojos, que tenían un brillo mortecino y se le habían hundido en las órbitas de una manera extraordinaria, pero mantenía el tipo. Me dio la impresión  que le costaba respirar con normalidad, pero estaba a lo que le tocaba. Me ordeno subir hasta el puesto de mando croata en Vrdi para que explicara a los del HVO lo que nos había sucedido y pedirles que no aprovecharan el accidente para sacar ventaja táctica.

Tengo que decir que en el PC croata me encontré con un ambiente muy respetuoso que no esperaba, les expliqué lo que me habían ordenado decirles y como era lógico, me contestaron lo mismo que me habían dicho los de la Armija cuando les pedí que mantuvieran un alto el fuego. Los del HVO me aseguraron que por ellos no iba a haber problema y que mientras la otra parte no se moviera, ellos harían lo mismo, no habría ni un disparo hasta que recuperáramos a nuestros muertos. No era el HVO santo de mi devoción, pero tengo que insistir en la actitud respetuosa y comprensiva que tuvieron con nosotros.

Bajé hasta el puente,  en mi ausencia había llegado una sección de VEC,s. (Vehículos de Exploración de Caballería) al mando del teniente Miranda, que colaboraron en el despliegue de protección a los trabajos de rescate. De Jablanica había bajado un convoy al mando del teniente Aguado que mandaba a los zapadores que estaban trabajando en la fortificación del destacamento. 

El ambiente era muy tenso, los zapadores estaban demudados y trabajaban muy activamente en un silencio que impresionaba, mientras tanto el teniente Aguado y un sargento estaban ocupados en desactivar dos o tres minas de salto que habían encontrado en una de las sendas que bajaban al río. El capitán Godoy me mandó a hablar con los mandos de la Armija, para que colaboraran en el desminado de la zona al menos con información fidedigna y que de  paso buscara una zona para habilitar un helipuerto.

Me acerqué otra vez al puesto de mando de los musulmanes, que protestaron indignados cuando les insistí en que debían desminar la zona, protestaban que ya estaba hecho, hasta que les hable de las tres minas de salto que habían detectado y levantado nuestros zapadores, juraron por sus muertos que no las tenían marcadas en el plano y me aseguraron que mandarían a uno de sus zapadores hasta el puente para verificar otra vez el asunto de las minas.
Combatientes en Vrdi
Aprovechando que estaban a la defensiva les comuniqué que íbamos a montar un helipuerto en un campo de balonmano que estaba en Donja Dreznica y organizar la correspondiente seguridad, me dijeron que no había inconveniente y me acerqué a  ver si la pista que había visto alguna vez pasando por allí, podía ser utilizada con seguridad por helicópteros de transporte. Terminado el asunto del helipuerto positivamente, se lo comuniqué por radio a Godoy y después llamé a  Ávila para que con su blindado diera seguridad a la pista de balonmano, le advertí que se esperaban dos helicópteros y que cuando estuvieran a menos de diez minutos del punto de aterrizaje, le avisarían por radio. Salí de allí y busqué un lugar que sirviera de embarcadero para los buceadores.

Los legionarios discutían entre sí los motivos del accidente, no se entendía bien qué había podido suceder, aunque todos sabíamos que había unidades que cruzaban el puente a mucha velocidad, se sostenía machaconamente que tirios y troyanos nos tiroteaban cuando lo hacíamos. Nosotros habíamos pasado muchísimas veces el puente y es cierto que alguna vez sonaba algún disparo y que en la salida del puente, que obligaba a hacer un giro de 90º, se había dejado la vida un free lance argentino, al que asesinó un francotirador de un disparo en la nuca cuando en su coche se dirigía a Jablanica, pero teniendo la precaución de que todo el mundo estuviera dentro de los blindados en ese momento, salvo el jefe de  vehículo que se protegía con los sacos terreros de la escotilla, no había mayor peligro en el puente, que en cualquiera de las calles de Mostar y la Cía. Austria siempre había cruzado el puente a una velocidad moderada.

Poco después de comer llegaron los helicópteros que tomaron tierra y desembarcaron los buceadores británicos que no parecía que se tomaran la cosa demasiado a pecho, eran buceadores de la marina británica y provenían de Divulje (Croacia). Por allí estaba el comandante Coloma, del Estado Mayor de Kiseljac, un  atípico  jefe de Estado Mayor, un  jefe “tropero” con el que daba gusto trabajar, lo conocía desde sus tiempos de teniente. Él y mi amigo el teniente Morais de la BOEL, se enzarzaron con los británicos que no parecían tener demasiado interés por el rescate o que al menos no parecía que echaran toda la leña en el asador.

Se hizo una primera inmersión a pulmón y sobre las 17,30 horas una segunda, con equipos autónomos, sin que se encontrara nada. Los buceadores de la BOEL estaban desesperados porque su material de agua se acababa de mandar a España por orden del coronel Morales. Total que los británicos se limitaron a cubrir el expediente y a las 20,30 horas reembarcaron en los helicópteros que los devolverían a Divulje. 

Conforme las órdenes que se me dieron por radio, monté el convoy que debía escoltar hasta Jablanica y salimos de la zona, tras pasar el puente del Alexis Ham me informaron por radio que deberíamos dormir en la carretera, porque el destacamento y la población de Jablanica estaban sometidos a un severo bombardeo croata desde las 18,30 horas.
Así lo hicimos, montamos el servicio de seguridad y nos preparamos a pasar la noche en la carretera, había que dormir porque al día siguiente en cuanto llegáramos al destacamento a mi sección le tocaba entrar de guardia.

Los trabajos de rescate  siguieron hasta el 23 de junio, tuvimos ocasión de volver a Dreznica a apoyar el rescate de nuestros hermanos, pero eso ya se lo contaré mañana si a ustedes les parece bien.


Comentarios

  1. El día anterior 18JUN93 la Compañía Muñoz Castellanos del Tercio 1º encuadrada en la VIII Bandera Expedicionaria Colon, que ya había perdido al Tte. Muñoz en Mostar 11JUN93, de nuevo recibió fuego indirecto de orígenes HVO hiriendo a los caballeros legionarios Jesus Martínez Álamos y Javier Rodríguez Pérez. Al día siguiente, este hecho que comentas, cuando los zapadores se dirigían a desde Dracebo a Jablanica para revisar el tendido eléctrico y en la que murieron nuestros hermanos paracas: Sargento de Ingenieros CLP J. Antonio Delgado Fernández; CLP Isaac Piñeiro Varela; CLP Samuel Aguilar Jiménez; Y CLP Agustín Maté Costa, nos llenó a todos de dolorosa estupefacción.
    Sirva este comentario como recuerdo permanente a ellos en primer lugar, pero también para clarificar hacia tus lectores el ambiente que Vivían a diario las pequeñas Unidades trabajando imperativamente bajo el fuego cruzado de los bandos enfrentados. Las medidas de seguridad que especificas tomabais, no eran gratuitas que eran absolutamente necesarias para salvaguardar la vida de nuestros hombres. Desde Dracebo se envió a toda urgencia una Sección de la Cia. Austria a ese fin.
    Un abrazo

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  2. Buenos días mi coronel, efectivamente era así, de hecho creo que comento que la tensión estaba subiendo y efectivamente una sección de la Austria se personó para dar la seguridad, lo sé porque fue la mía. Y no sólo se hizo el despliegue correspondiente, sino que cuento como subí a parlamentar con musulmanes y croatas a fin de que mantuvieran un alto el fuego. Lo que no he dicho es que cuando llegué al puente se oían disparos, por eso subí hasta Vrdi.. le agradezco muchísimo su comentario tan clarificador. Quedo,como entonces, a sus órdenes.

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  3. He cometido un desliz al repetir Muñoz, el tte Muñoz pertenecía a la Cia. Alba del 2º Tercio y fue herido el 11MAY en Mostar. Falleció en Madrid el 13 del mismo mes. El que murió el 11JUN por un impacto de un francotirador fue el teniente Aguilar de la Cia Muñoz Castellanos del primer Tercio.
    Esta Compañía que de seguir la norma se habría denominado Gran Capitan, fue bautizada con el nombre del teniente Arturo Muñoz Castellanos a petición de su Capitán Tascón. Naturalmente se aprobó su propuesta y así se nombraría a lo largo de la operación en Bosnia tal como consta en el Diario de Operaciones de la Bandera.
    Un abrazo

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  4. Me gusta y me impresiona turelato, por que se que lo haces con sentimiento y honradez. Sigues siendo como te recuerdo. No has cambiado sino para mejorar.
    Cada vez siento mas el habernos perdido el "rastro2 durante tanto tiempo, después del cuso 100 que te has acordado de nombrar
    Enhorabuena

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