Una evacuación complicada (Final)
La cuesta de Zitomislici |
Llevábamos más de una hora esperando en el BMR a que terminara la carga de los heridos, por lo
que oía por la radio las cosas marchaban razonablemente bien, de continuar así
lo más probable es que saliéramos de Mostar antes de las 12,00 horas del mediodía,
lo que para aquella pobre gente que llevaba tanto tiempo esperando en el interior de
un BMR era una barbaridad, pero lo cierto es que podría haber ido bastante peor. Embarcar a los
heridos en los BMR era una tarea delicada que consumía mucho tiempo al que había
que añadir el que se empleaba en las interminables comprobaciones sobre la
identidad de los heridos, pero como digo las cosas marchaban relativamente bien.
Habíamos conseguido agua de la gente que había venido con la columna y
habíamos podido dar de beber a los heridos, salvo a los que llevaban el suero puesto, a
los que que estaba terminantemente prohibido dar nada. En mi blindado las cosas no
iban mal, a mi amigo de Dracevo le habíamos buscado una solución y ya no
necesitaba sujetar la bolsa de suero, que ahora colgaba por encima de su hombro.
El pobre hombre dormía, mientras sujetaba firmemente con ambas manos el cartón
de tabaco que le habían regalado por la evacuación, lo mismo hacían el resto de
los heridos que daban cabezadas, daban la impresión de haber sido sedados para
hacerles más llevadera la evacuación.
El herido que iba en camilla permanecía inmóvil, tenía la
cabeza totalmente vendada y gran parte de la cara, la camilla llevaba un
soporte para el suero que caía gota a gota sin novedad, las que parecía que iban a peor eran la señora y la niña, cosa extraña, porque cuando embarcaron
tenían muy buen aspecto. La niña dormitaba en los brazos de la señora, pero
ésta tenía un aspecto muy tenso y un color de tez de un blanco sucio que no me
gustaba nada. Le pregunté como Dios me dio a entender cómo se encontraba y me dijo que todo iba
bien, estaba claro que no era así, pero tampoco podía manejarme en croata como
para mantener una conversación de la que pudiera sacar alguna conclusión medianamente válida.
Se trataba de esperar, una acción muy normal en la
vida militar en la que en muchísimas ocasiones hay que esperar pacientemente durante horas, hasta que
de golpe de manera imprevista, entras en acción. Así que estábamos
acostumbrados, los legionarios se habían acomodado en el exterior del BMR, alrededor de la escotilla trasera, lo
que no era demasiado aceptable, pero son las cosas que a veces uno debe ignorar. Me
estaba empezando a poner nervioso cuando vi que el BMR del teniente coronel se
acercaba hasta nosotros, les di el toque correspondiente a los legionarios que
hicieron inmersión en el BMR a toda velocidad y mientras controlaba todo
aquello, la radio se puso en marcha y se nos ordenó ponernos en marcha.
Repetí satisfecho la orden por la malla de sección, a la vez que el 1º
Guerra me acercaba una botella de agua y con la cabeza me hacía un gesto en
dirección a mi espalda. Me volví, estaba claro que la musulmana
herida tenía sed, le acerqué la botella y se las apañó
para beber y aguantar a la vez a la pequeña, a la que las órdenes y el movimiento habían
despertado y se estaba moviendo. Terminó de beber y le dio algo de agua a la
niña, que bebió de buena gana y volvió a adormilarse.
Nos dirigíamos lentamente por la calle principal del barrio musulmán en
dirección sur, íbamos a salir de Mostar por la carretera que, pasando por Buna, llevaba
a Dracevo. Cuando llegáramos al cruce de Zitomislici giraríamos para cruzar
el Neretva y subir por una carretera secundaria con muchas curvas en dirección
a la meseta en que se encontraba Medjugorje, una vez que estuviéramos arriba
giraríamos a la izquierda y pasando por Krusevo nos aproximaríamos a nuestro
destino. Eso si no había novedad, porque en el cruce de Zitomislici estaba
instalado un check point en el que siempre teníamos problemas. Supongo que como
en cualquier instalación de aquel tipo, allí se relevaba a los que lo
custodiaban, pero puedo decir, porque es muy cierto, que todos y cada uno de
los tipos con los que topé en ese control, eran unos hijos de mala madre de
mucho cuidado.
Seguíamos nuestro camino por el viejo barrio musulmán, pasamos ante una mezquita a la que los croatas
habían cañoneado hasta conseguir derribar el minarete y la señora me preguntó
si ya habíamos salido de Mostar, le informé que no y puso una cara de angustia
que me empezó a preocupar. Si le pasaba algo, no sabía que íbamos a hacer, si
paraba el convoy y resultaba que no era nada grave se iba a liar la de Dios es
Cristo. Noté la mirada de Guerra, él también se había dado cuenta que las cosas
no marchaban bien para aquella pobre mujer, le cogí la niña con mucho cuidado y la senté a su lado, no sabía exactamente en qué lugar
estaba herida la niña, pero hubo suerte y no le hice daño. Era todo lo que podía hacer,
el herido que viajaba a su lado en el banco, puso una mano sobre ella para procurar que
no se cayera y le habló en tono tranquilizador, no sé lo que le diría, pero la
niña nos miraba sonriendo y parecía estar bien.
Salimos de Mostar y llegando a la altura del aeropuerto la
musulmana me volvió a preguntar si ya habíamos salido, le dije que sí y
que estábamos muy cerca de Buna y entonces fue cuando descubrí la jugada que me
había reservado mi queridísimo amigo el doctor Milovic. La mujer me hizo
gestos para que me agachara, lo hice y aparté el auricular del casco para
poder escucharla entre el ruido de la marcha y el motor del BMR. Me soltó una
retahíla en croata que no entendí, estaba muy nerviosa y con los ojos llenos de
lágrimas, le pedí que hablara más despacio y me dijo que estaba herida, pero que además
estaba embarazada y de parto, cuestión que habían ocultado, porque de saberse
no le habrían dejado embarcar.
Hubo un momento en el que a pesar de haber entendido lo que me
decía, fui incapaz de reaccionar, ni para acordarme del padre de
Milovic, se me produjo una especie de cortocircuito mental que me dejó como
paralizado. Miré en dirección a Guerra que también flipaba en colorines, se
había enterado, no me pregunten cómo, pero había escuchado de qué iba el problema. La
señora me aseguró que aunque tenía contracciones, el parto todavía tardaría en
producirse. La pobre estaba más tranquila ahora que nos habían contado su
problema, sabía que estábamos en marcha y suponía que en pocos minutos llegaríamos a Medjugorje, pero ignoraba que en Zitomislici nos iban a meter entre
pecho y espalda una buena parada, tan
seguro como que el sol sale por el este.
Si el parto se ponía en marcha de verdad, nos íbamos a reír todos. Así
que encomendé a la señora a la patrona de las parturientas, que alguna habrá, a
la que rogué intercediera para que la señora, aunque fuera musulmana,
llegara a Medjugorje de parto, pero sin parir, que con eso me daba por muy
satisfecho, porque solo la idea de tener que hacer de comadrona en un BMR, me ponía los pelos de punta.
Total que entre contracciones, dolores, suspiros y muchos nervios llegamos a
Zitomislici y como era previsible los cabrones del control, empezaron a montar su
numerito de costumbre.
Que si nadie les había dicho nada, que no tenían ningún conocimiento de la evacuación, que deberían
confirmar si realmente estábamos autorizados, pero que tenían problemas de
enlace con la superioridad. Alonso Marcili les dio un repaso en forma y les exigió que nos dejaran el paso libre, pero
seguíamos detenidos. A la pobre señora un sudor se le iba y otro se le venía,
los minutos no pasaban ni a tiros y yo comenzaba a contemplar la posibilidad de
acercarme a pie hasta el BMR del teniente coronel y comentarle el asunto, porque por radio no podía, porque todo el mundo estaba a la
escucha y cómo los croatas se enteraran de que había una evacuada más que
sospechosa en el convoy, nos iban a bloquear la evacuación en seco.
Aliviado tras entregar a los heridos |
Porque una cosa es que estuviera de parto, pero lo que me preocupaba era si la documentación aportada ante los croatas era la suya o respondía a uno
de los juegos malabares de Milovic, la niña por otra parte, a pesar de que me
habían dicho que no eran familia, tenía un trato con la señora que trascendía
del que tiene un niño con un desconocido.
Cuantas más vueltas le daba
al asunto, peor me parecía. Pero dicen que Dios aprieta pero no ahoga y es
cierto. Así que cuando me faltaban unos segundos para ir hasta el teniente
coronel y contarle el asunto, que no me parecía demasiado justo, porque en realidad lo
que haría es trasladarle el problema, oí como la radio crepitaba y se nos ordenaba
ponernos en marcha.
Habíamos estado detenidos veinticinco minutos lo que en Zitomislici era un
auténtico récord, en aquel control, la receta más barata suponía
cuarenta y cinco minutos de detención.
El movimiento pareció calmar a la pobre mujer, que era de
suponer que estaría muchísimo más angustiada que yo, le volvimos a dar agua,
sin saber si le convenía o no, pero pareció que le sentaba bien, Morales
colaboró conduciendo el BMR por las curvas con una suavidad desconocida en él,
llegamos a la meseta y ya desde allí a todo tirar nos quedaban unos quince
minutos. Así se lo dije a la señora que hizo un esfuerzo y sonrió, la gente no
cree en la telepatía, pero fue pasar el control y todos los heridos
espabilaron.
Poco a poco, muy lentamente para mi gusto, fuimos acercándonos a Medjugorje, entramos en el
cruce y la policía militar nos guió hasta un descampado en el que se encontraban
un montón de gente de Cruz Roja, ACNUR y
demás patulea, buscando salir en alguna fotografía, al fondo había lo menos seis helicópteros musulmanes, que esperaban a los
heridos. Fuimos aparcando siguiendo las instrucciones de la PM, pero no se
había detenido todavía el blindado, cuando ya había saltado al suelo, a la
carrera me acerqué al personal médico musulmán que esperaba a los heridos y me
“apropié” de tres de ellos y una camilla, que llevé hasta el BMR.
Cuando llegué, el portón trasero estaba abierto y mi gente había
desembarcado a los heridos que viajaban sentados, que desorientados miraban a
su alrededor, con cuidado sacamos al que viajaba en camilla y después con todo
el espacio disponible desembarcamos a la niña y la señora. Se la iban a llevar
pero se resistió y les dijo algo a los sanitarios, el médico que la atendía me
hizo una señal para que me acercara y aquella buena mujer me plantó un beso en
cada mejilla y mientras las lágrimas rodaban por su cara, me dio las gracias.
Le apreté una mano mientras le deseaba buena suerte, besé a la niña que miraba
muy interesada el pandemónium que se había organizado y las vi marchar con un
nudo en la garganta, las cosas como son.
Me apoyé en el BMR y una mano que era la del cabo 1º Guerra
me dio fuego para el cigarrillo que acababa de sacar del bolsillo. Me miró
sonriente ― Si yo fuera usted mi teniente, en cuanto me echara al Milovic ese
de los cojones a la cara, le metía dos bimbazos que le arrancaba la cabeza ―
meneó la cabeza y en tono entre admirativo y reflexivo añadió ― Qué cabrón, se
la ha jugado a todo el mundo y se ha salido con la suya.
A punto de volar a zona segura |
Me encogí de hombros y me aseguré que los heridos que
había transportado mi sección estuvieran
todos en buenas manos, me dirigí hacia los helicópteros, para lo que tuve que
apartar el brazo de un PM, que tampoco insistió demasiado en detenerme. Alcancé
al grupo y le estreché la mano a mi amigo, el que me había bautiza Reves, que
era transportado cómodamente en una camilla, me sonrió alegremente y también me dio las
gracias. Me asomé por el portón trasero del primer helicóptero y pude ver como
atendían a nuestra viajera, que ya tenía una vía puesta.
Más tranquilo, me dirigí hacia mi blindado, mientras pensaba
en lo que le haría a Milovic en cuanto
me lo echara a la cara, pero a veces uno es demasiado blando y preferí hacer
algo más positivo. Me acerqué hasta el Mercurio de transmisiones y le pedí al
cabo que estaba operando en ese momento, que me pusiera con el jefe de la sección que
estaba de misión en Mostar, cuando me pasaron el micro teléfono le dije a mi
compañero que le iba a pedir un favor muy importante, que se acercara hasta el hospital
y que le dijera a Milovic, que todos los heridos que transportaba el teniente
Rives, habían llegado bien y sin
novedad. Le insistí en que era importante el transmitir el recado exactamente
cómo se lo había pasado y el teniente me dijo que no me preocupara.
Me pareció que Milovic agradecería saber que sus
recomendadas habían llegado bien a su destino, ya pensaría en otro momento la bronca
que le iba a organizar. Al fin y al
cabo bien está, lo que bien acaba y entre tramposos tampoco hay porque pelearse.
CODA:
Terminado el post y ya publicado me llega una información que creo que muy importante para comprender mejor en que condiciones trabajábamos allí los componentes de la AGT. Canarias.
La información me llega de la mano del que era entonces jefe del GT Colón, del teniente coronel D. Enrique Alonso Marcili mi jefe entonces y mi jefe ahora, porque a sus órdenes me considero, al que le agradezco dos cosas. La primera que siga la serie, cuestión que personalmente ignoraba, la segunda es la información que hoy nos da y que muestra sucesos que ignorábamos muchos allí y que aclaran muchas cosas.
Textualmente dice así, lo que me traslada D. Enrique:
CODA:
Terminado el post y ya publicado me llega una información que creo que muy importante para comprender mejor en que condiciones trabajábamos allí los componentes de la AGT. Canarias.
La información me llega de la mano del que era entonces jefe del GT Colón, del teniente coronel D. Enrique Alonso Marcili mi jefe entonces y mi jefe ahora, porque a sus órdenes me considero, al que le agradezco dos cosas. La primera que siga la serie, cuestión que personalmente ignoraba, la segunda es la información que hoy nos da y que muestra sucesos que ignorábamos muchos allí y que aclaran muchas cosas.
Textualmente dice así, lo que me traslada D. Enrique:
Miguel, generalmente lo que escribes lo haces desde tu punto de vista y lógicamente hay cosas del conjunto que desconoces. Esto no suele tener demasiada importancia puesto que ya adviertes que es desde tu vivencia personal desde la que escribes.
Las acciones en Bosnia siempre se planeaban con una enorme falta de información dada la situación cambiante en cortisimos espacios de tiempo por el talante de los contendientes en los que su organización y su disciplina era de aquella manera. Sabíamos siempre que lo que se planeaba solo servia para empezar y que luego teníamos que hacer verdaderos alardes de flexibilidad para adaptarnos a las permanentes mutaciones de la situación.
En el caso concreto de ayer, trasladar a los heridos a Medgugorge no era lo previsto. En realidad los helicópteros musulmanes deberían haber aterrizado en las inmediaciones de la Estación de Autobuses en propia zona musulmana y para hacerlo tenían que sobrevolar zona HVO.
Fue un convenio que se hizo en una reunión previa con HVO y Armija. Ambos tenían los hospitales saturados de heridos en sus zonas embolsadas por los contrarios. Se previno el vuelo de helicópteros sobre zonas contrarias para ese fin. Los HVO,s hicieron su evacuación sin problemas desde sus zonas embolsadas en Jablanica y Konjic, pero los helicópteros musulmanes no pudieron realizar el plan de vuelo previsto por la indisciplina de ciertas facciones bosnio croatas en las Inmediaciones de Mostar segun nos dijo el general musulman Milosevic que no cesaban su fuego sobre la zona de aterrizaje.
Tuvimos que forzar al general del HVO en Mostar para que los musulmanes alteraran el plan de vuelo haciéndolo por zonas seguras y sobre los espacios sobre los que tuviera garantía de seguridad por unidades disciplinadas. Fue entonces cuando se decidió Medjugorge como zona de aterrizaje y así se hizo. Hubo que sacar por tierra a los heridos del barrio musulmán para embarcarlos allí. Y ese fue el motivo por el que fui yo a algo que se había preparado como una rutina mas y que como tantas veces hubo que alterar.
Aquello no fracasó porque los HVO,s ya habian hecho su evacuación de heridos y eso nos sirvió para poner entre las cuerdas a sus dirigentes. De no haber sido así y también a la presencia de los medios de prensa, pues ambos quisieron hacerse pu particular propaganda, quizás habría fracasado la operación y no se hubiera hecho ninguna de ambas. las ROES eran como eran y poca capacidad nos permitían cuando se ponían chotas.
En fin te lo cuento simplemente a titulo informativo.
Un abrazo
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