Donde las dan, las toman...
Els Segadors nació como himno a raíz de los sucesos en Barcelona en el Corpus de sangre, el 7 de junio de 1640
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Hay muchas gente que cree que vivimos
en un país sorprendente, no diría yo eso. Vivimos en un país normal y
corriente en el que lo que sorprende es la degeneración ciudadana y ética de
sus habitantes, porque – sálvese el que pueda – lo cierto es que vamos de cabeza al desastre más absoluto y aunque
todo el mundo se dedica a echarle la culpa de ello al prójimo que menos le gusta, lo
cierto es que como conjunto, los ciudadanos españoles, conformamos una pandilla
detestable.
Parece
que nadie o pocos son capaces de echar la vista atrás y reparar en la calidad
ética de los españoles de hace cincuenta años, que si la comparamos con la
presente, es para echarse a llorar o quizás para apresurarse a situarse en la cola tras
la familia Pujol y resto de convergentes que hayan tenido que ver con los
“negocis” de CiU y pedir la nacionalidad andorrana, que por cierto no nos iban a dar, que los andorranos son muy suyos y saben perfectamente con quién se
juegan los cuartos y eso de la nacionalidad la conceden con cuenta gotas.
Resulta
que el otro día, concretamente el pasado viernes 5 de Septiembre, en la pista
barcelonesa de Santa Coloma de Gramanet, una ciudad dormitorio del que fue el
“cinturón rojo” de Barcelona, en la que viven muchos descendientes de
emigrantes, durante los prolegómenos de la final de la Copa Cataluña de Fútbol
Sala entre el equipo local, el Marfil Santa Coloma y el FC Barcelona los
asistentes pitaron con insistencia la
interpretación de Els Segadors, el himno de Cataluña.
De
resultas del mencionado concierto de viento, se han producido infinidad de quejas en las
redes sociales en las que se critica la falta de educación de los silbadores
que le faltaron el respeto al himno de Cataluña y con el menosprecio silbador a Els Segadors ofendieron al
territorio y a sus habitantes. Estoy de acuerdo con los que así se expresan, lo
de silbar en ocasión semejante resulta una falta de respeto tremenda, que nace
de la repugnante educación que hemos recibido en esta España de nuestros
pecados y de la cobardía y miseria moral del que silba y no rebajo ni una micra
de lo que digo, miseria moral y cobardía.
Dicho
lo dicho, quiero subrayar que siento el mismo desprecio por los silbadores del
himno catalán, del andaluz, del francés – que avergonzado he visto y oído
abuchear – y naturalmente del español. Los que le faltan al respeto a un himno,
merecen el desprecio y la condena moral de toda aquella persona bien nacida que
presencie el repugnante espectáculo. Por lo tanto, bueno sería que de ésta
aprendiéramos todos, porque es muy cierto que donde las dan las toman, pero eso
no soluciona nada, todo lo contrario agrava más, si cabe, este tipo de
situaciones. En las cuestiones del respeto no se puede coger la cuerda por la
parte que a uno le apetece, el que pretende que se muestre respeto por su himno, debe
respetar todos los demás. No vale alegrarse del sorprendente abucheo de Els
Segadors y ofenderse y pillar un rebote estratosférico cuanto silban al tuyo.
¡Es
que no es lo mismo! ¡dónde va a usted a parar! Dirán algunos de los que se han
alegrado de la pitada en Santa Coloma, pues por mucho que extrañe o
moleste es exactamente lo mismo. El himno español es el que es, porque así lo
dispone la Constitución. Asturias patria querida, Els Segadors, Valencia, etc.,
etc., son los himnos de sus comunidades porque está legislado en sus
respectivos estatutos, que también han sido aprobados por las cortes españolas.
Estamos
en lo de siempre, veo la paja en el ojo ajeno y no soy capaz de percibir la
viga en el propio, así nos luce el pelo, deberíamos trabajar para que, de una vez por todas, tengamos
presente que los ciudadanos, como personas físicas, somos sujetos de derecho y
consecuentemente de obligaciones. No podemos continuar por la senda que nos
conduce de manera suicida al despeñadero con el cuento estúpido, de que esto
es una democracia y yo tengo mis derechos, que eso es muy cierto, pero insisto en que también tiene usted sus obligaciones y
de esas no se acuerda nadie.
El
derecho natural en primer lugar y después el derecho positivo, nos dicen que a
cada derecho corresponde inevitablemente una obligación y eso es algo que
nuestros conciudadanos se niegan a
aceptar, hemos creado una sociedad que acepta sólo sus derechos, que por
cierto reclaman como si hubieran sufrido mucho para conseguirlos, pero sin embargo no reconocen las
obligaciones correspondientes. Y de ahí nacen esas pitadas que son signo de
mala educación, falta de respeto y cobardía, si quieren moral, aunque
personalmente creo que es cobardía a palo seco.
No
quería que se me fuera el comentario por donde se me ha ido, pero ahí queda.
Créanme si les digo que entiendo la “satisfacción” que sienten por lo de Santa
Coloma, aquellos que han visto su himno silbado por miles de miserables con
silbato incluido, pero no deben caer en la tentación de aplaudir la silbatina colomense.
Los que se quejan de la pitada de Els Segadors, tienen razón, cosa distinta es
que entre ellos haya quien se alegrara del abucheo al himno español y alguno
habrá que participó en aquella ceremonia nauseabunda. No les importe, procuren
que ese tipo de miseria moral quede para aquellos que son así, que con serlo,
bastante castigo tienen.
Y
si un día les da por pasarse por Santa Coloma, en lugar de recordar este
episodio tan desagradable, les aconsejo se acerquen a Ca N’Armengol una antigua
casa de comidas nacida en 1923, que devino en restaurante y que espero que
todavía siga dando de comer, muy bien por cierto a sus clientes y pidan ustedes un “bacallá colomenc”. Un bacalao
propio de Santa Coloma, que se guisa con espinacas, piñones, pasas y un all i oli de membrillo que quita el
sentido, que seguro les va a reconciliar con la vida y relajar su espíritu a
la vez que sus papilas gustativas disfrutarán de los sabores de un plato
magnífico. Tiene la ciudad otras muchas cosas de las que disfrutar, pero sólo por ese bacalao,
merece la pena visitarla.
No
creo que sea tan difícil conseguir que los españoles respetemos los himnos, los
que consideramos nuestros y los que nos resultan ajenos, pero tienen reconocida
su existencia en la ley. De hecho es algo tan normal en el resto del mundo, que
nuestra mala costumbre nos convierte en auténticos bichos raros. El respeto por
los demás y por la ley, son absolutamente necesarios para conseguir una convivencia aceptable en una verdadera democracia, no me parece que tenga mayor dificultad entender lo que digo y sobre todo aplicarlo, pero tampoco es que tenga demasiadas esperanzas. Habrá que verlo.
Buenas tardes mi Capitán, antes que nada mi saludo y mi reconocimiento. Lamento mi Capitán, no estar de acuerdo con usted, por primera vez. Como bien sabe vivo en Mataró, a donde llegué siete meses después de haber nacido en Nador, al lado de Tauima. Los primeros recuerdos de mi vida, son los de la nevada en la Navidad del 62 y salvo los tres que estuve en Pto. del Rosario, todos los he vivido aquí y son ya 55 los que tiene este Periquito.
ResponderEliminarNo tenia noticia de dicho concierto, pero he de reconocer, que si, que efectivamente, me ha alegrado usted el día con esta noticia. No voy a alargarme y mucho menos a entrar en debate con usted, pero permítame argumentar en contra de lo que usted opina, en dos puntos principalmente. El de la cobardía y el de la igualdad de los símbolos.
Se, por que leo con mucho interés casi cada día sus artículos, los cuales me ilustran y aleccionan, que es usted persona bien informada de la actualidad en general y de su tierra en particular, pero tengo la obligación moral de hacerle saber, mas allá de la información que usted pueda recabar por sus medios, que hoy en día, en Cataluña, cualquier acto de afirmación españolista es poco menos que un delito y un deporte de alto riesgo. Se queman las banderas españolas, se grita “puta España” se dice en alta voz “España nos roba” se manifiestan delante de la puerta de la Hermandad de Barcelona, tachándonos de fascistas asesinos y todo aquel que se sienta español es el enemigo que los derrotó el 11 de Septiembre de 1.714. Como usted bien ha dicho en alguna ocasión, cualquier moro que hable en catalán es mejor considerado y tratado. No sabe usted cuantos musulmanes trabajan para o son subvencionados por estamentos de orden político en Cataluña.
Con este panorama, en el que cualquiera que tenga la osadía de mostrar una bandera española es tachado automáticamente de fascista, es normal que hastiados ya de la situación impuesta por el catalanismo radical se revelen y busquen a su vez donde y como hacer saber sobre su hastiamiento, aún a riesgo de quedar señalados antes quienes, respaldados y autorizados por el gobierno de la Generalitat, marcan su ley en la calle.
Es verdad que hoy por hoy, los actos de violencia extrema son escasos, pero no así la acción coercitiva al derecho de poder expresase uno libremente, por más que se les llena la boca a la hora de exigir su derecho a votar el 9N. Por tanto, no solo no son cobardes, si no que además los considero héroes, por atreverse a mostrar sus sentimientos de esta forma y en territorio, por desgracia hoy día, enemigo. En cuanto a lo de que todos los símbolos han de ser respetados, si, pero sintiéndolo mucho, también difiero con usted en cuanto a su rango o nivel de importancia y creo que jamás Els segadors o el Asturias Patria Querida, puedan estar a la misma altura o nivel que el Himno Nacional, por la sencilla razón, bajo mi punto de vista claro, de que por encima de España, nada ni nadie y a su altura tampoco.
Se mi Capitán, que existen muchas matizaciones y que la conversación sería larga, pero estoy convencido, que lo que se está haciendo con Cataluña y lo que se quiere hacer con España, debería haber tenido ya una respuesta seria, responsable y sobre todo contundente.
Siempre a sus órdenes.
Francisco Padilla
Caballero Legionario en la Reserva