Mentira, rapacidad,manipulación y corrupción, son los pilares del nacionalismo catalán

Este año habrá menos gente de la familia Pujol en la ofrenda de la Diada

Hoy día 11 de septiembre se celebra el día de Cataluña, la Diada, tal y como se conoce, que como todas las cosas que tienen  que ver con Cataluña tras el nacimiento del nacionalismo, resulta complicada, manipulada y muy controvertida. Es el designio del nacionalismo, que necesita de la confusión para falsificar la realidad histórica y manipular los hechos para que favorezcan a sus tesis, que sin la falsedad y el victimismo quedarían huérfanas de argumentos.

Durante mucho tiempo todo lo que envuelve a la Diada, Rafael Casanova, el sitio de Barcelona, la derrota y el 11 de septiembre de  1714, ha sido manipulado de manera muy eficiente por los nacionalistas que imperiosamente necesitaban una fecha que constituyera uno de sus referentes y a ello se dedicaron. Aunque me parece oportuno señalar que la primera vez que se celebró este día, fue en el año 1905, así que difícilmente se puede pretender que la celebración procede de una costumbre ancestral, tuvieron que pasar nada más y nada menos que dos siglos para que a alguien se le ocurriera fabricar el símbolo y la celebración consiguiente, no sería pues tan importante.

Para el nacionalismo es más rentable como fecha referencial, la de una derrota, antes que la de una victoria, porque la derrota exacerba el sentimiento victimista y reivindicativo sin el que el nacionalismo no puede existir. Para los que se extrañen o no me crean, ahí tienen el ejemplo, entre otros muchos que existen, del nacionalismo serbio que tomó la fecha de su derrota ante los turcos en Kosovo en 1389, como mito fundacional de la nación serbia. Los nacionalistas son muy parecidos en todos los lugares y por tanto en Cataluña se buscó una derrota, el hecho de que la batalla se llevara a cabo entre españoles que peleaban por decidir si el rey que iba a reinar en España, tras morir sin descendencia Carlos II, tenía que ser el archiduque Carlos o Felipe de Anjou, no tuvo la menor importancia para los nacionalistas que necesitaban inventarse un hecho histórico y no encontraron otro más a mano.

Comenzó aquella guerra de Sucesión, que no de secesión, en 1701 y terminó con la firma del tratado de Utrecht en 1713, aunque todavía resistían los austracistas en Barcelona y Mallorca, que al fin cayeron en manos de los borbónicos en 1714 y 1715 respectivamente. Se habrán dado ustedes cuenta, que era un asunto entre españoles y el hecho de que fueran austracistas o borbónicos, partidarios de Carlos o Felipe, no tenía nada que ver con los catalanes y el resto de los españoles. De hecho Barcelona fue en algunos momentos de esa guerra, partidaria del de Anjou y entre las tropas que la sitiaron y tomaron se encontraban las milicias de Vich y otras fuerzas catalanas.

No era, como pretenden hoy los nacionalistas, un  conflicto entre Cataluña y España, sino un conflicto entre españoles auspiciado por estados extranjeros que combatían aquí por conseguir la preeminencia en Europa. Por lo tanto convertir el sitio y caída de Barcelona en una derrota de la independencia catalana, es una mentira de tamaño descomunal y convertir al pobre Casanova, un patriota español, tal y como lo definía su hija, en un nacionalista irredento es una mentira muy difícil de sostener y además hay que contar con otro problema, que no es otro que Rafael Casanovas  en lugar de dejarse matar por los supuestos “españolistas”, sólo resultó herido y vivió de su profesión de jurista en San Baudilio, durante largos años en paz y hasta favorecido por el rey al que combatió.

Lo que nos dice muy a las claras que en aquellos tiempos las cosas se solucionaban de otra manera y como no existían para crear complicaciones, ni CiU, ERC, PSC, ni la madre que los parió, después de la guerra venía la paz y la gente se dedicaba a sus cosas e incluso el rey favorecía a quien, con las armas en la mano, se le había enfrentado, lo que dice mucho y malo de los nacionalistas de hoy, que además de tener que inventarse los agravios, son incapaces de pensar y mucho menos actuar con la generosidad que demanda la solución de los problemas reales. Claro que cuando hay que inventar problemas, resulta difícil que los inventores de  los conflictos tengan ni un ápice de esa generosidad y mucho menos del patriotismo necesario para ver las cosas como son y aportar esfuerzo y fe en solucionar las cuestiones que necesiten arreglo.

Así que por eso digo en el título, que la mentira, la rapacidad, la manipulación y la corrupción son los cuatro pilares de la inviable independencia catalana. Nace de la mentira, ahí está la fecha de hoy para darse cuenta que tienen problemas con la verdad, porque no la aceptan si no les gusta y han tenido que construir un héroe de la independencia catalana de un esforzado patriota español y defensor de  Barcelona, que ambas cosas pueden y deben coexistir y de hecho coexistieron en la figura del Conseller en Cap Rafael Casanova.

Creo que los ciudadanos catalanes deberían reflexionar ignorando la propaganda que han recibido machaconamente durante más de treinta años y darse cuenta que los nacionalistas y adláteres (el PSC, por ejemplo) les han estado timando con lo de España nos roba, cuando resulta que los prohombres de la patria catalana se lo estaban llevando a cuatro manos, si cuatro, como la cuatribarrada y que nadie se ofenda porque han sido esos que se proclaman defensores de la tierra, los que con su rapacidad y corrupción han arrastrado el buen nombre de Cataluña y los catalanes por el barro de su repugnante codicia.

Deben preguntarse si será verdad lo que les han contado desde niños o será todo tan falso como lo ha sido la figura de Pujol, el santón, el padre de Cataluña que ha resultado un vulgar chorizo que se ha estado llevando la pasta de los catalanes durante decenios. Y puestos a hacerse preguntas, deberían seguir preguntándose cómo es posible que en CiU se hagan de nuevas y afirmen que nada sabían de lo sucedido y que lo mismo digan los que gobernaron con ellos. Porque Pujol será un  chorizo, pero que estaba rodeado de chorizos es más cierto que lo de que el sol sale todas las mañanas por el este.

Y viendo todo eso, sería lógico que pensaran, ahora que se ha demostrado que las denuncias sobre la corrupción política no era una campaña contra Cataluña, sino la triste realidad, que lo de la independencia no es más que un mecanismo que asegurará la impunidad a esa casta política que se ha enriquecido con el dinero de los catalanes y que con ella pretenden consolidar la rentabilidad del negocio para ellos, sus familias, amantes y socios hasta la consumación de los siglos.

Así que en lugar de celebrar la muerte de Casanovas, que afortunadamente para él sucedió mucho más tarde, deberían los ciudadanos de Cataluña, celebrar un jornada de profunda reflexión, porque la verdad es que debe resultar muy desagradable, encontrarte con la sorpresa que tus referentes históricos y sociales resulten más falsos que un billete de tres euros y por tanto y para que nos entendamos, se te caigan hasta los palos del sombrajo.

Poco hay que celebrar hoy en Cataluña, lo digo con dolor. Al fin y al cabo soy uno de esos catalanes que hoy, día 11 de septiembre, en lugar de celebrar, sufro el día de mi tierra.