Una cosa es lo que cuenta Podemos y otra muy distinta lo que piensa

Por si las moscas hazte con tu camiseta de Podemos, nunca se sabe...
Día arriba, día abajo, hace casi dos semanas que a Podemos le está saliendo la criada respondona y comienzan a oírse voces que, desde la ortodoxia marxista, condenan el oportunismo y la “flexibilidad” que utiliza la organización, para acomodar el mensaje primigenio de los circulares a sus necesidades electoralistas. Nada nuevo bajo el sol, Podemos está haciendo lo mismo que han hecho muchos, por no decir todos los de esa “casta” de  la que tanto abominan.  Véase el caso del PSOE, que ya no sabe ideológicamente hablando, ni lo que son o los del PP que después de aquel inefable invento del “centro reformista y social” no saben si lo de la ideología se come con tenedor o cuchara.

En eso están aparentemente los de Pablo Iglesias, que han visto como Willy Toledo denunciaba "el discurso vacío de contenido e ideología" de los circulares, que han ido modificando sobre la marcha sus mensajes de tal manera que Toledo afirma que, a cuenta de la búsqueda de votantes, Iglesias ha conseguido que en Podemos quepan todos y detalla "El fraude Villarejo. El comité organizador del congreso amañado. El puesto de Iglesias blindado. El triunvirato que todo lo sabe y todo lo decide. El nulo poder y efectividad de los Círculos. Mucho anticomunista. Mucho arribista..." Por mucho que me sorprenda, porque jamás pensé encontrarme en tal tesitura, he de decir que Toledo tiene toda la razón.

Cosa parecida dicen también los de Izquierda Anticapitalista que en un artículo  se quejan del nuevo camino emprendido por Podemos de la mano del triunvirato que maneja al partido y exigen como primera medida "aglutinar a las capas populares" y "aislar a la gran burguesía". Y prosiguen afirmando que Podemos se ha transmutado en un partido “reconocidamente keynesiano” que apuesta por una salida socialdemócrata para solucionar la presente crisis en lugar de utilizar el análisis marxista. De hecho señalan, como llevo haciéndolo hace tiempo, que Podemos se parece muchísimo al populismo latinoamericano. Qué hay que ver con que gente tan rara estoy hoy de acuerdo.

Dicen verdad y señalan los problemas que ya advertí iba a sufrir Podemos de cara a las elecciones municipales, que si les parece bien a ustedes, dejaremos para otro comentario. Estoy seguro que muchos o algunos de los que están en contra de Podemos se alegrarán de que haya gente de su cuerda que denuncie sus inconsistencia ideológica. Les puedo asegurar a ustedes que no es una buena noticia, por el contrario, las condenas y denuncias de los que optan por la ortodoxia marxista, la lucha de clases y la dictadura del proletariado, favorecen electoralmente a Pablo Iglesias y a su entorno más próximo, porque no hacen otra cosa que definirlo como una opción no marxista y por lo tanto más susceptible de ser aceptada y votada por esos ciudadanos que siguen empecinados en afirmar que los “podemistas” son un soplo de aire fresco y los únicos capaces de solucionar nuestros problemas; afirmación que nace sin duda alguna de la espantosa inanidad de nuestro sistema público de enseñanza.

Podemos ha dulcificado el mensaje con el que le consiguió el voto de la izquierda radical y antisistema, para ampliar sus posibilidades y articulan de manera distinta sus propuestas, no porque hayan cambiado milagrosamente de ideas o porque se les haya aparecido la momia de Lenin o Chávez en la figura de un pajarito y se lo hayan ordenado, sino porque les conviene electoralmente hablando y una vez que consigan lo que pretenden ya tendrán tiempo para volver a su ser primitivo.

No lo digo yo, lo dicen ellos, ahí está Íñigo Errejón que explicaba a sus militantes: "Hay que librar las batallas políticas y electorales en la forma que nos sea más favorable" señalando el pragmatismo con el que afrontan el asunto y por si no había quedado lo bastante claro, respondiendo a quién le preguntaba por los pactos post electorales, afirmaba con esa curiosa flexibilidad conceptual que parece les ha invadido a cuenta de la relativa proximidad de las elecciones municipales “Es un tema delicado, en el que tenemos que movernos con firmeza en los principios y flexibilidad según los casos”. Traducido al román paladino, lo de los principios está muy bien y los respetaremos, siempre y cuando no nos estorben para alcanzar el poder.

Esa es la idea, hay que conseguir el mayor número de votos al precio que haga falta y por lo tanto si hay que apostar por la socialdemocracia, como hizo Iglesias, hace nada en una entrevista radiofónica, se hace y a la ortodoxia marxista que la vayan peinando, que ya vendrán tiempos mejores. Anunciaba hace algún tiempo, Juan Carlos Monedero en Argentina que "Estamos en una fase donde necesitábamos un leninismo amable. Sea usado el término como un oxímoron". Y es que en los tiempos en que uno trabaja para hacerse con la voluntad de los votantes hay que suavizar el mensaje, que después de las elecciones tiempo habrá para muchas otras cosas. No sé a ustedes, pero cuanto más escribo sobre este tema, más me acuerdo de los bolivarianos y de sus discursos antes de ganar las primeras elecciones.

Está tan claro que lo dicen públicamente, porque habrá gente que piense que yo escribo guiado por el supuesto odio que siento por Podemos, tal y como me decía un "circular" que me comentaba uno de mis artículos. Sigo insistiendo, no soy yo el que digo que ocultan sus verdaderas intenciones, lo dicen ellos y en público. El propio Pablo Iglesias en una charla en marzo de 2013 organizada por la Unión de Juventudes Comunistas de España, decía a sus embelesados oyentes que "hay palabras que tienen una carga valorativa positiva y otra negativa. La palabra democracia mola, por lo tanto, hay que disputársela al enemigo. La palabra dictadura no mola, aunque sea dictadura del proletariado. No mola, no hay manera de vender eso”.

Creo que queda claro que ya en el 2013 Iglesias sabía que debería “flexibilizar” su mensaje si lo que pretendía era vender la moto para sumar votantes y para que no quedara duda siguió “…Aunque podamos teorizar que la dictadura del proletariado es la máxima expresión de la democracia en la medida en que aspira a anular unas relaciones de clase injusta que en sí mismas, ontológicamente, anulan la posibilidad de la igualdad que es la base de la democracia, no hay a quien le vendas que la palabra dictadura mola. La palabra que hay que disputar es democracia”.

Y a eso se dedican, es muy cierto que tropiezan con unos cuantos marxistas que están por aplicar lo que les marca su doctrina, que por cierto ha fracasado allá donde han sido capaces de imponerla, pero a Pablo Iglesias en estos momentos lo único que le interesa es dar una imagen lo bastante aceptable como para que le vote mucha gente que  no votaría jamás a un marxista leninista o un chavista bolivariano.

Por eso digo que las denuncias de abandono de la praxis marxista le favorecen, aunque los que queremos saber, ya sabemos que ese supuesto cambio no es más que una medida temporal tomada de cara a las elecciones y que la aspiración real de Iglesias, es conseguir, utilizando las herramientas que le concede graciosamente nuestra democracia parlamentaria, tocar poder para luego quitarse la careta y destruir el sistema que le ha permitido llegar hasta donde está.

Lo de que son una bocanada de aire fresco es una tontería como la copa de un pino, peligrosa aunque comprensible de alguna manera, por la desesperación de mucha gente, la falta de reflexión y la incapacitante educación que se ha impartido en este país, que entrega inermes a gran número de ciudadanos a las manos de demagogos y populistas.

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