Aunque a muchos extrañe, aplicar la ley funciona

Al final se caen ...

Continuamos con el asunto de la Cataluña que pretenden crear los nacionalistas, que nada tiene que ver con la que queremos otros. A pesar de los casi treinta años de propaganda y a la enseñanza de una historia que nada tiene que ver con la realidad, en Cataluña hay mucha gente que no está con Más y muchísima más que no está en la tarea de apoyar ciegamente la aventura en la que se ha embarcado CiU y que nada tiene que ver con el interés general de los ciudadanos que viven en esa región.

De hecho las llamadas a la desobediencia civil, efectuadas mayoritariamente por ERC, pero también, desde las terminales directamente conectadas con CiU por la vía de las subvenciones de la Generalitat, no parecen haber calado en la ciudadanía catalana. Conforme a los resultados obtenidos por una encuesta publicada en La Razón, antes de que el Tribunal Constitucional suspendiera cautelarmente la celebración de la consulta, más de la mitad de los catalanes, el 51,1% de los encuestados afirmaban que acatarían la decisión del tribunal. Y lo que son las cosas del querer, que a veces cuando uno menos se lo espera, las cañas se tornan lanzas, el 56,5% de los catalanes son de la opinión que, de fracasar el gobierno en el asunto de la consulta, Más debería dimitir inmediatamente.

Es muy cierto que desde los ámbitos de la Cataluña secesionista, se han escuchado demasiadas advertencias y bravatas; hemos tenido que soportar las declaraciones amenazantes de mucho impresentable, que aseguraba que el “proces” seguiría por encima de lo que decidiera el Tribunal Constitucional. Pero una cosa es hablar y otra muy distinta hacer. Resulta muy fácil gallear jugando en casa, pero cosa distinta es enfrentarte ante la posibilidad que te detenga la guardia civil, acusado de la comisión de un presunto delito de desobediencia o que siendo funcionario, se te ocurra colaborar con las actividades de la consulta y te encuentres en la tesitura de sufrir una pena de inhabilitación, que aquí no vale lo de la obediencia debida. Así que por una razón u otra se ha cumplido una vez más, eso de que del dicho al hecho va un trecho.

Sorprendentemente los de CiU están que echan las muelas porque una de las magistradas del TC, que ellos colocaron allí, votó ayer por la suspensión cautelar. Parece mentira el poco conocimiento que tienen sobre la ley en general y de las normas que son de aplicación en este asunto, en particular. El alto tribunal se reunió y por unanimidad suspendió cautelarmente la ley de consultas y la convocatoria, porque no puede hacer otra cosa. La ley dice que, cuando el Estado entiende que una CA ha invadido las competencias que le son propias, conforme a lo dispuesto por nuestro ordenamiento jurídico,solicita al Constitucional la suspensión cautelar de la decisión de la Autonomía y el tribunal viene obligado a concederla.

Otra cosa será el estudio y la decisión que se adopte sobre  lo que está en tela de juicio, que dará la razón a quién la tenga, conforme al sabio criterio de los magistrados. En esta situación Artur Más no puede hacer mucho más de lo que está haciendo, aplicar el sí, pero no. Es decir retirar oficialmente la campaña publicitaria que paga la Generalitat, pero animar a la “sociedad civil” - el entramado secesionista subvencionado con el dinero de nuestros impuestos -  para que ellos la hagan.

El President se encuentra como el malabarista que con sorpresa percibe que tiene una bola de más entre las que intenta mantener en el aire y aunque se esfuerza desesperadamente por mantenerlas en movimiento, sabe que sólo es cuestión de tiempo el que se le caigan todas. La no celebración del referéndum va a obligar a Más a disolver el Parlament y convocar elecciones anticipadas; porque ERC, que tal y como están las cosas, sabe que va a ganarlas, se lo está exigiendo. Será eso o una comisión de investigación a muerte, en el Parlament, sobre los asuntillos de Pujol y ya de paso, los del propio Más.

Por otro lado la Generalitat, necesita desesperadamente liquidez y sólo la puede conseguir en “Madrit”, así que Más tiene que ganar tiempo y  a pesar de que el consejero Homs, asegure que esperan que el TC levante la suspensión antes del 9 N, me da la impresión que a Más le interesa que la doble suspensión cautelar, la de la Ley de Consultas y la de la convocatoria,  se mantenga durante unos meses. Cinco creo que tiene el TC para decidir y le conviene a los de CiU el retraso, porque si  el tribunal decidiera  tomar rápidamente una decisión basada en la aplicación de lo que dispone la Constitución en los artículos 1 y 2 y en la propia doctrina del TC en estos asuntos, a Más se le iba a caer al suelo esa bola que le sobra y con ella, todas las demás y seguramente hasta los palos del sombrajo.

Su esperanza está puesta en poder tranquilizar a los de ERC argumentando: “Ya me gustaría ya, pero no me dejan”, mientras reza para que los del Constitucional no se den demasiada prisa. Porque hay que tener en cuenta que a pesar de lo que dicen muchos, el tribunal no ha declarado ilegal nada, simplemente ha suspendido cautelarmente, dos decisiones, que el gobierno entiende, invaden sus competencias específicas. Por lo tanto, mientras no se  haya entrado en el fondo del asunto y tomado una decisión los magistrados, ni la ley de consultas, ni la convocatoria son ilegales o anticonstitucionales. Esta situación le permitiría a Más, si la decisión del tribunal se retrasara, ganar tiempo y cierta libertad de acción, y podría  acercarse hasta Madrid a pedir pasta, mientras promete todo lo que haga falta prometer.

De todas maneras, lo que hoy quería subrayar es que el gobierno ha aplicado la ley y ¡oh maravilla!, a pesar de lo manifestado por innumerables agoreros, funciona. Es muy cierto que no se ha mandado a Cataluña la Brunete, ni se ha encarcelado al gobierno de la Generalitat, como tantos piden. Hay que entender que no se pueden defender los derechos de uno, conculcando los derechos de los otros, pero hemos podido percibir con claridad que el estado de derecho se ha puesto en marcha en su momento y funciona. Naturalmente no a satisfacción de todos, pero es que estamos hablando de hacer política, lo de los milagros ya es harina de otro costal y no creo que estén las cosas, como para pedir la intercesión de la Conferencia Episcopal.   


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