Poco a
poco se van posicionando los actores que protagonizan el esperpento que supone
la búsqueda de votos para conseguir la investidura del candidato del PSOE, aunque
para ello se tenga que pagar un precio que ni él, ni su partido ni España se
pueden permitir. Un espectáculo en el que el PSOE ha decidido que lo mejor para
la ciudadanía es que ésta comulgue con ruedas de molino para lo que ya andan
preparando las explicaciones con las que intentarán justificar lo injustificable.
Todo parece
funcionar de acuerdo a un proyecto que comenzó a dibujarse allá por las ya lejanas elecciones municipales
y autonómicas. En aquel tiempo, se produjo un acerbo enfrentamiento en el seno
del PSOE. Supongo que lo recordarán ustedes, sobre todo los que no sean
socialistas que ya se sabe que los zurdos de memoria andan fatal. In illo témpore eran los
barones territoriales del PSOE los que clamaban por tener la libertad de pactar
con “los populistas”, mientras que el abrupto Pedro Sánchez se negaba en
redondo a esa posibilidad.
Al
final ya saben cómo acabó aquello y el PSOE pactó con cualquiera que le
permitiera echar al PP de las alcaldías y presidencias de comunidades
autónomas. Alguno se ha arrepentido porque ha comprobado lo difícil que resulta
gobernar con esta pandilla de cafres que se hicieron con un acta y desde
entonces se han dedicado al absentismo laboral, al noble arte de la demagogia y a cobrar el
buen dinero de las arcas públicas que les llega puntualmente cada mes, una experiencia
extraordinaria para tanto concejal, parlamentario autonómico o diputado
provincial de las fuerzas podemitas y allegados, que no se han visto en otra
igual, pues muchos de ellos no han tenido una nómina en su vida.
Ahora aparentemente las cosas son exactamente al
revés y el Comité Federal del PSOE, le impuso unas condiciones supuestamente muy
duras a su candidato. De hecho los barones socialistas
obligaron al secretario general a asumir por escrito que el
partido no negociaría con quienes apoyaran “la autodeterminación, el
separatismo y las consultas que buscan la fractura nacional”.
Observando lo que
sucede, cabe deducir que muy probablemente Pedro Sánchez tenga un
déficit de atención, agravado por un problema de comprensión lectora, porque a
la vista de la conducta observada por el candidato, parece que no entendió nada
de lo que pudiera decir esa celebérrima hoja de ruta socialista. No voy a
insistir en el préstamo de Sánchez a ERC y CiL
de cuatro senadores socialistas, vamos a dejarlo de lado, que siendo
grave por repetido, parece que no tenga importancia. Vayamos al acuerdo entre
socialistas y el PNV, que tiene guasa, pero guasa de la buena. Dicen los nacionalistas
vascos y no se cortan ni un pelo, que
prestarán su apoyo a la investidura de Sánchez siempre y cuando éste
defienda, cuando sea Presidente, el Concierto Económico, abra la puerta a un
nuevo estatus político basado en el derecho a decidir y establezca una relación
bilateral País Vasco-España. Como el equipo del candidato del PSOE da por cerrado
el pacto, uno no puede por menos que señalar que su contenido choca
frontalmente con lo que dice esa hoja de ruta que será muy clara, pero que
curiosamente todos incumplen.
Nadie dice nada en Derraz por lo tanto habrá
que suponer que esa hoja de ruta estará escrita en el papel mojado en el que desde siempre plasman sus acuerdos los socialistas. Parece que el derecho a decidir
de los vascos no preocupa en Ferraz, que lo más urgente es lo de Cataluña y a
esos efectos los populistas han empezado a explicar, que si eso del referéndum
y el derecho a decidir de los catalanes, incomoda la conciencia socialista, por
ellos que no sea, que pueden dejarlo para otro rato, que van a tender la mano
al PSOE y otras zarandajas que permitirán firmar un acuerdo en el que no
figuren las palabras malditas, lo que no significa que tras la investidura de
Sánchez, no vuelvan automáticamente a las andadas. Aceptar que los de Colau y
las Mareas se vayan a olvidar del “derecho a decidir” en esta legislatura, resulta
tan increíble como que Pedro Sánchez torne en educado y
cortés en cuanto sea presidente.
Ahora bien esa elipsis que omitirá en el texto del acuerdo
palabras tan feas como derecho a decidir, referéndum vinculante, etc.,
permitirá al Comité Federal del PSOE afirmar que han conseguido lo que le
impusieron a su secretario general, que Pedro Sánchez ha cumplido hasta la
última letra de esa hoja de ruta que maneja estos días Susana Díaz y todos tan
tranquilos.
Tan mal están las cosas en los asuntos referidos a la
verdad, el honor, la honradez, la buena
fe y el respeto a la Constitución, que no me extrañaría nada que Ciudadanos se
diera por satisfecho con el “olvido” de estas cositas y se apuntara alegremente
a abstenerse en la investidura de Sánchez y no digo votar a favor porque me da
hasta vergüenza.
Sánchez, el Comité Federal del PSOE y los partidos que lo
apoyan, serán capaces de afirmar aquello de “vayamos todos y yo el primero por
la senda constitucional” y pretender que nos lo traguemos. Lo malo es que quien
eso dijo y se lo aclaro a las víctimas de las leyes socialistas de educación,
se ganó a pulso el alias de Rey Felón.
Está muy claro que lo
de la felonía les viene que ni pintado a toda esta caterva de traidores y
gentes de mal vivir que pulula, no en la casta, sino en la chusma política que
hoy por hoy se sienta en los escaños de nuestro Parlamento y no digo eso de que ahí es
donde reside la soberanía nacional, porque hasta ganas me dan de llorar.
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