Donde las dan, las toman… (Segunda parte)
Con la cara ... pagan |
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ayer lo incomprensible que resulta que alguien que está tan encantado de
conocerse a sí mismo, que se da los aires que se da y se pasa la vida dando
lecciones a los demás, sea capaz de ser sorprendido in puribus, dos veces en un mismo día y las dos de gravedad. Si Rajoy dejó a Pedro Sánchez, mudo, frío y
absolutamente incapaz de ofrecer respuesta al recado que le había enviado,
aunque fuera por vía indirecta sobre lo de la investidura, qué habrá que decir
del descalabro que le hizo a la causa de Pedro Sánchez esa misma tarde Pablo Iglesias con sus
declaraciones; al candidato socialista solo le faltó que le hubiera salido un orzuelo.
La intervención
de Pablo Iglesias fue de las de alivio, en ellas comunicó a todo el mundo, sin
haber hablado previamente ni con el PSOE, ni con IU ni con la madre que lo parió, lo de su auto nombramiento como vicepresidente de esta nación, que no se
había visto otra igual desde que Napoleón se auto coronó como emperador y eso
fue en París que ya se sabe cómo son.
Una sorpresa durísima, pero ni esta circunstancia, ni la exigencia de que se les concedieran los
ministerios que ellos habían escogido, ni que se cachondeara del propio Pedro
Sánchez al que afirmó que iba a hacer presidente, como quien le hace un favor a
un pobre desgraciado; consiguió reacción alguna de los socialistas. Lo de
Iglesias era increíble, pero lo más increíble fue el silencio atronador, si me
permiten el oxímoron, observado por el candidato y su brillante equipo ante las palabras del
podemita; silentes, como si con ellos no fuera la cosa, ausentes, parecían incapaces de comprender el alcance y la
gravedad de la circunstancia.
Un
silencio incomprensible para cualquiera, menos para los de Pedro Sánchez que, estoy
convencido, se quedaron únicamente con
la parte en la que Iglesias comunicaba urbi et orbi que iba a pactar con ellos y permanecieron en un seráfico silencio, entre
sorprendidos y satisfechos, mientras disfrutaban de lo que entendían como grata
nueva. Se hace cuesta arriba creer una cosa así, estoy de acuerdo, pero no hay
otra explicación al silencio de Pedro Sánchez y sus mariachis, silencio que
acabó cuando, inopinadamente, les comenzaron a llegar las indignadas reacciones
de gente del PSOE, que podrán ser socialistas, pero al menos son responsables y
sobre todo entienden de que van estas cosas y sólo entonces fue, cuando se vieron obligados a
torcer el gesto y salir al quite.
La
impertinente salida de Pablo Iglesias, por muy sorprendente que pudiera
parecer, obligaba a una inmediata repulsa por parte del candidato socialista y ésta,
insisto, no se produjo. Las huestes de Sánchez estaban disfrutando de las
edulcoradas declaraciones de las gentes de Podemos, que veinticuatro horas antes afirmaban - con la boca chica y procurando que no se les viera
la risa - que si por ellos era, lo del derecho a decidir lo podían aparcar, si es que ese detalle molestaba a la sensibilidad de los
socialistas. Y sumergidos en ese ensueño fugaz en los que se veían alzándose con
el santo y la limosna y presentando ese trágala, del que hablaba el otro día, a los del Comité Federal, sólo se les ocurrió que lo que decía Iglesias
les favorecía.
Que
unos tipos que pretenden gobernar nuestros destinos, no entendieran a la
primera de cambio que lo de Pablo Iglesias era una puñalada trapera a su
candidatura, explica muchas cosas. Será para mingitar y no echar gota, pero a
los de Sánchez la presentación de Pablo Iglesias dejando claro que era él y no
Pedro, el macho alfa del contubernio entre podemitas y socialistas, su auto
nombramiento como vicepresidente del gobierno y la exigencia de que se le
entregaran nada más y nada menos que los ministerios de Economía,
Educación, Sanidad, Servicios Sociales, Defensa e Interior les importó un
bledo.
Si por ellos hubiera sido se hubieran tragado ipso facto el pacto con lacito morado
y todo y aunque les duela ahora, entonces ni siquiera se ofendieron por el retorcido detalle de que Pablo Iglesias contara sus proyectos sobre el gobierno que
estaba montando, en primer lugar al Rey, luego a la opinión pública y ya con
calma y por aquello del recochineo, se
lo comunicara al PSOE ¡mediante un mensaje de texto!
Que lo
Iglesias era una burla completa para los socialistas lo demuestra el invento,
que a modo de estrambote se sacó de la manga el de Podemos con lo del “ministerio
de la plurinacionalidad” y la exigencia de que en el pacto figurara IU a los que la generosidad de Iglesias
les concedía un ministerio y no añadió lo de los dos huevos duros, porque como
son muy modernos, la frase no les sonaría.
Resulta
aterrador que a pesar de la cornada de tres trayectorias que le infirieron a
Pedro Sánchez, a pesar del desprecio público, de la mofa y la befa podemita,
los de Sánchez estuvieran dispuestos a pactar y lo que hiciera falta. Y para
los incrédulos ahí los tienen desde ayer, preparando el terreno por si
pudieran cerrar el pacto con los de Iglesias.
Me
importa un pimiento si aceptan la triste condición que supone ser cornudo y apaleado y la aceptan de buen
grado; me da lo mismo si los populistas les orinan y ellos pretenden hacernos creer, que lo que les moja es una fina lluvia primaveral, allá ellos. El verdadero problema reside en
que al final, los trastos rotos los vamos a pagar los de siempre, los ciudadanos
y eso sí que me preocupa.
Aunque por desgracia la
historia continua, mañana más… Si ustedes así lo desean, naturalmente.
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