¿Oiga y a todo esto, qué cuenta Rivera?
¿Para el PP o para el PSOE? |
Los
resultados electorales del 20-D conformaron un reparto de escaños que hace muy
difícil instrumentar cualquier acuerdo que facilite un gobierno medianamente
estable, sobre todo, porque en España estamos acostumbrados y así nos luce el
pelo, a que los dirigentes de los partidos políticos tomen decisiones de la importancia
que tiene disponer el apoyo a prestar para formar gobierno y lo hagan
atendiendo al interés de su partido antes de considerar que es lo que puede ser
más beneficioso para el interés general de España y los españoles.
Y esto
es culpa de los políticos… y de los ciudadanos que apoyan con sus votos a
aquellos que prefieren quedarse tuertos,
políticamente hablando, a condición que su antagonista quede ciego; lo que
demuestra muy a las claras la miseria moral que tanto abunda entre políticos y
votantes y el que sea cofrade, que coja su vela.
Los
ciudadanos hemos votado y de esa sabiduría que se nos supone - el pueblo es
sabio, dicen campanudos y solemnes los líderes políticos después de cualquier
cita electoral – se ha obtenido un resultado que, como decía, no permite formar
fácilmente un gobierno y las alianzas tampoco se antojan
sencillas, porque aunque la política haga extraños compañeros de cama, en esta
ocasión hay pactos que tendrían más de coyunda contra natura, que otra cosa.
No se
inquieten que hablo en términos de hipótesis, ya sé que pedir estas cosas a
nuestros políticos, ya pertenezcan a la “casta” por antigüedad en
el empleo o estén velando armas para incorporarse de pleno derecho a ella, sería
lo mismo que esperar que los olmos rompieran a dar peras en la próxima temporada.
Por eso
estamos como estamos. El único acto de responsabilidad que he visto a lo largo
de estos días fue el acuerdo que se cerró para elegir al presidente del
Congreso. Un pacto a tres, porque Patxi López salió elegido con los votos del
PSOE, los de Ciudadanos y la abstención convenida - tan importante como los
votos - del PP. No fue tan difícil,
simplemente bastó que el partido ganador en las elecciones se abstuviera en la
votación al objeto que la cámara tuviera un presidente sin rastas ¡qué se le va
a hacer! pero con ojos y cara. Como he hablado de miseria moral, no me resisto
a señalar la ejercida por D. Pedro Sánchez en este asunto, que se apresuró a telefonear a
Albert Rivera para hacerse la foto correspondiente y cuando éste le reclamó la
presencia de Rajoy, que con su abstención había propiciado la elección, Pedrito
se negó y para que no cupiera la menor duda sobre su profunda indigencia moral,
en las declaraciones que hizo sobre el tema habló de “un pacto a dos”.
Hablaba
de Albert Rivera que fue el que tuvo la idea de que el Presidente del Congreso
debería pertenecer al partido que no gobernara y yo aunque no comparto la idea,
la acepté porque daba solución a un problema insoluble, Rajoy cedió y permitió
la elección de un socialista y eso no lo hubiera hecho Sánchez aunque en ello
le hubiera ido la vida. Es por ello que sigo con interés lo que hace y dice
Albert Rivera durante estos días y para evitar malos entendidos quiero que
conste que no voté a su partido, lo hago, insisto, porque fue el “padre de la
criatura” con lo de Patxi López y en estos momentos nos hace mucha falta gente
que tenga ideas y cintura política.
Así que en mitad de este fregado me interesa lo que pueda decir Rivera. Precisamente lo que afirmaba este lunes a primera hora el líder de
Ciudadanos, me sonaba muy bien, tanto la letra como la música. Decía Albert que de
producirse un gobierno del PSOE apoyado por Podemos y los secesionistas, se
vería obligado a dejar de prestar su apoyo al PSOE en Andalucía. Pero apenas
hace unas horas, político tenía que ser, ha cambiado la letra y la música y
parece que ahora lo importante para dar su apoyo sería que el PP o el PSOE se
comprometieran a formar un “gobierno reformista”, para entendernos, lo que han
hecho en los gobiernos autonómicos de Madrid y Andalucía.
Sin
anestesia hemos pasado de “Si
el PSOE hace un acuerdo con Podemos
y los separatistas claro que nos va a afectar. Es evidente.
Tendríamos que replantearnos
nuestro papel en Andalucía”, que manifestaba un miembro de la cúpula de
Ciudadanos hace nada, a las declaraciones de la tarde del lunes de Rivera en las que
reconocía que, en principio, aunque el PSOE lograra
entenderse con las fuerzas territoriales independentistas, no retirarían su
apoyo al Gobierno socialista en Andalucía, a no ser que se tuvieran que repetir elecciones autonómicas o
que Susana Díaz dejara la presidencia de la Junta. Y subrayó “No vamos a jugar
al cambio de cromos como hacen otros, buscamos un gobierno reformista y
habrá que ver que ofrecen populares y socialistas en este sentido.”
Tenía muy claro lo que había dicho Rivera, pero mucho me temo
que el lunes por la mañana decía “digo” y hace apenas unas pocas horas le he
escuchado decir “Diego”. Vivir para ver.
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