Comentaba
ayer lo que podía suceder, electoralmente hablando, en una nueva convocatoria
de elecciones generales. El artículo lo escribí el pasado sábado y este domingo
El País publicaba una encuesta que afortunadamente coincidía en líneas
generales con mi impresión. La novedad que ofrecía esa encuesta era que el PSOE sería el único partido que no mejoraría sus resultados en una
nueva contienda electoral.
Mala
noticia para el PSOE y mucho peor para su actual candidato. La realidad que
dibuja el estudio demoscópico obliga a Pedro Sánchez a buscar desesperadamente un acuerdo que le permita ser investido, ahora, como presidente del gobierno. Todo el mundo conoce la gravedad de la noticia, lo sabe él como
candidato, lo sabe el Comité Federal del PSOE - que está que echa humo con el
resultado electoral, la situación en el Congreso y con su Secretario General - y
lo saben perfectamente el resto
de las fuerzas políticas que tienen algo que decir en el proceloso asunto de la
investidura. Pero sobre todo, conviene no olvidarlo, lo perciben los votantes y
la influencia electoral del voto útil, pone los pelos de punta a la dirección
socialista que teme y con razón, el trasvase de votos socialistas en favor de Podemos y Ciudadanos.
Durante la campaña electoral Pedro Sánchez anunció a todo aquel que quiso escucharle que pactaría con cualquiera, salvo con el PP. En el PSOE tienen sobrada experiencia
en esa cuestión, les va lo del cordón sanitario, de hecho promovieron en su
tiempo aquel antidemocrático Pacto del Tinell y Sánchez estaba dispuesto a
reeditarlo; pero una cosa es hablar durante la campaña, galleando, prometiendo
o amenazando y otra muy distinta es lo que se puede hacer ahora tras las elecciones
con los penosos resultados electorales obtenidos por el PSOE. Tras el brutal fracaso electoral sufrido por los socialistas, no le quedaba otro remedio a su
candidato que conseguir que se le invistiera como Presidente. Era eso o su desaparición política,
se lo dejó bien claro el Comité Federal que le concedió una tregua que
finiquita el día 30 del presente mes.
Tiene
una cita ineludible con su órgano de dirección, que lo espera con muchas ganas.
El festival de dislates de Pedro Sánchez, con la cesión de senadores a ERC y DiL,
su desgraciado comentario criticando la decisión del Rey de no recibir a la Forcadell o la
insólita llamada telefónica a Puigdemon, el presidente
separatista de la Generalidad, a quien aseguró estar presto a iniciar
conversaciones con las instituciones separatistas al objeto de implementar una
reforma constitucional que diera cabida a la Cataluña secesionista en la constitución
española, han escandalizado a muchos e indignado a los barones socialistas más influyentes,
que en el anterior Comité federal le habían dejado bien clara la prohibición
que tenía de buscar pactos con secesionistas o fuerzas políticas – Podemos por ejemplo - que apoyaran el referéndum en Cataluña.
La situación de Sánchez se está tornando de mala de solemnidad a desesperada y así poco se
puede hacer. Los portavoces de Sánchez siguen instalados en la posibilidad de
pactar con Podemos, a pesar de que Pablo Iglesias ya les ha dicho públicamente
que verdes las habéis segado. No hay problema dicen los cuates del secretario general, con la finura intelectual que le caracteriza,
Pedrito Sánchez ha dejado más que claro, cristalino, que lo de los podemitas es una pataleta de niños
chicos y que no tiene la menor importancia. Que, llámenme raro, pero me parece una manera muy
curiosa de acercarse a un socio potencial que está de uñas. En mi opinión lo tiene
crudo, sobre todo porque Iglesias sabe que si no se produce investidura y hay
que ir a nuevas elecciones, lo más probable es que desbanque al PSOE como segunda fuerza política, mandándolo incluso al cuarto puesto tras Ciudadanos, que precisamente es lo
que pretendían los circulares en las elecciones pasadas.
Supongo que en realidad Pedro Sánchez estará buscando un pacto con Ciudadanos que permita su
investidura, contando con la abstención de Podemos y los secesionistas, que es
a lo mismo que juega Rajoy, un pacto con Ciudadanos, con la abstención del PSOE,
la misma jugada, aunque con distintas piezas, pero no creo que Ciudadanos se
arriesgue a jugar a sabiendas, la carta perdedora.
Pero independientemente de con quien pacte, Sánchez tiene que ser capaz de llevar algún acuerdo ante su
Comité Federal, porque de no tenerlo, el comité convocará el congreso que el PSOE tiene pendiente y lo hará lo más pronto que las normas se lo permitan y en ese
congreso se certificaría la defunción de Pedro Sánchez como candidato del PSOE.
Tiene
poco tiempo, no le sobran los amigos – si es que tiene alguno -, le crecen los
enemigos, los barones socialistas más influyentes le tienen muchísimas ganas y
Susana Díaz, permanece en silencio, pero mueve sus hilos y espera su
defenestración para hacerse con el poder oficial en el PSOE. Una situación
difícil, que Pedro Sánchez, que ha dado sobradas muestras de su infinita torpeza
y malos modos personales, parece incapaz de resolver.
Aunque ya
se sabe que en estas cosas nunca se puede estar demasiado seguro. Es cierto que Sánchez está tocado, muy tocado, pero no me arriesgaría yo a proclamarlo
hundido, aunque haga aguas por sus dos bandas.
El
tiempo, más pronto que tarde, nos lo dirá.
Es una exposicion clara y detallada del momento politico que se está viviendo y que comparto plenamente. Solo queda esperar que el gran Sanchez con su infinita torpeza, termine de ahondar la tumba que él mismo empezo
ResponderEliminarMuchas gracias, yo también tengo puesta mi esperanza en la torpeza infinita del socialista. Un abrazo.
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