No hace ni cuarenta y ocho horas y al pacto se le ven las costuras
Conste que he titulado costuras porque me parecía feo poner vergüenzas; pero si soy sincero este pacto lo que deja ver son las vergüenzas porque se le descosen las costuras a toda velocidad. Hay que
reconocerle un “mérito” a Pedro Sánchez, es incapaz de organizar cualquier cosa sin montar un follón de primera magnitud, tiene una habilidad increíble para generar tensiones
y desacuerdos allá donde no los hay o convertir la más pequeña de las
contrariedades en el más insoluble de los problemas, así que más vale tenerlo
como adversario antes que de compañero.
Seguramente eso es lo que debe estar pensando ahora mismo
Albert Rivera, que aunque supiera que firmaba un disparate, estoy convencido esperaba unas reacciones menos “ostentóreas” que además resultan unánimes,
este acuerdo no le gusta a nadie. El recibimiento al “pacto de
izquierdas” ha sido atroz, no hay fuerza política que no se haya descolgado con
alguna acerba crítica al contenido del mismo, que a la vista está, no resiste
el menor análisis.
Dejemos de lado las reacciones de Iglesias y Errejón, que al
fin y al cabo dijeron lo que les tocaba decir, en un parlamento impostado que por previsible sonaba a convenido, porque hay quien
cree, sobre todo entre la gente de Ciudadanos que está empezando a añorar a los del PP, que la pelea de enamorados entre
Iglesias y Sánchez es más falsa que un billete de tres euros marroquí y que en
realidad la bronca esconde un pacto que se pondrá en marcha a partir del 6 de marzo.
Lo que no estaba preparado, ha sido la agarrada
descomunal que protagonizaron Susana Díaz y Teresa Rodríguez que ayer
durante una sesión de control a la Junta de Andalucía, tuvieron una bronca brutal, en la que la de
Podemos ha dejado bien claro lo que puede esperar Susana Díaz de un gobierno en
el que los podemitas administren las carteras de Justicia e Interior. La de Podemos afirmó que “el
cortijo apesta”, refiriéndose a la Junta y señalando las guarrerías (sic) y la
corrupción reinante y la sultana contraatacó sacudiéndole a Teresa con
ETA, Irán y Venezuela con una ferocidad, que más parecía que Susana se hubiera
criado a los pechos de Génova que a los de Ferraz.
Con estas cosas no se juega, porque bastante tiene Sánchez
con Susana, para que desde Podemos le compliquen más las cosas. Pero todavía quedaba otra socialista decidida a darle un disgusto del quince a
Pedro Sánchez y ya de paso a Albert
Rivera. Ahí estaba Carme Chacón, que es como el Guadiana, que a veces
desaparece, pero todo el mundo sabe que existe, que le mandó una andanada a la
línea de flotación del pacto afirmando que "en este acuerdo también hay un
referéndum para Cataluña después de una reforma de la Constitución" y se
quedó tan tranquila. Como sería la cosa, cuentan entre los naranjitos, que
a Rivera le dio tal soponcio que se le pusieron
los pelos de punta y no hubo más remedio que llevarle a Llongueras para que le
arreglaran el estropicio capilar.
Porque a Albert Rivera le están creciendo los enanos y
también el número de críticos; cómo si no tuviera ya bastante con el follón que
han montado en el PSOE con lo de las Diputaciones, ahora parece que los números
que manejaba en el texto del acuerdo no cuadran con la realidad y para más
INRI, resulta que eso ya se le había ocurrido a Rubalcaba, que es de ciencias
como todo el mundo sabe y al “químico” le salían 1.000 millones de ahorro y no
los 5.000 millones de los que presumía Rivera para su plan de choque contra la pobreza. Por
si fuera poco y ya puestos a palmar, han tenido que recular (matizar en
politiqués) y han advertido que lo del impuesto a las grandes fortunas no es una realidad, que en todo caso habrá
que “estudiar la creación de un impuesto extraordinario sobre las grandes
fortunas para ayudar a conseguir el equilibrio presupuestario”.
Para qué les cuento la que han liado los socialistas con el
asunto de cargarse las Diputaciones, lo más suave que han dicho ha sido eso de
que “les hemos regalado el voto rural a los del PP” y tampoco ayuda a la causa de Pedro Sánchez, la
inquietud de algunos barones que, habiendo pactado con Podemos en las
autonómicas, tiemblan temiendo que vayan a pagar en sus carnes morenas lo del
pacto de Sánchez y digo que no ayuda porque escenifican con total claridad lo
que le podría pasar al PSOE en caso de pactar un gobierno con Podemos y eso refuerza
las tesis de Susana y sus chicos.
Por resumir, un pacto que no sabemos si es de izquierdas,
reformista o de los grandes ferrocarriles europeos, pero sí deja muy claro que
es una chapuza como la copa de un pino, más hija del corta y pega que de los
programas de los dos partidos firmantes. No cuadran los números, las propuestas
estrellas son inviables, nadie lo apoya y ni en Ciudadanos, ni en el PSOE están
contentos con el texto, lo que teniendo en cuenta que supuestamente son los
padres de la criatura, dice muy poco de esa propuesta, que parece poco
recorrido vaya a tener.
Supongo que durará hasta el día 5 de marzo, en esa fecha desaparecerá,
habiendo servido solamente para que Pedro Sánchez presente ese engendro a su
Comité Federal y a su militancia como si de verdad se tratara de un pacto de
legislatura.
Son como niños...
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Que razón tienes Miguel, donde pone el ojo pone el dilema !!
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