Pedro Sánchez sigue con su estéril rito de apareamiento
A cada día que pasa está más claro que las múltiples
maniobras y contra maniobras conducentes a alcanzar un pacto que asegure la investidura
de algún candidato, simplemente pretenden alcanzar el poder y con él las
sinecuras correspondientes, sin que el interés general tenga nada que ver en
las ofertas que se producen. Mientras tanto y para que no nos aburramos demasiado, los distintos líderes políticos
llenan los espacios que generosamente – a unos más que a otros - les ofrecen
los medios de comunicación, con discursos que nada tienen que ver con la
solución a los problemas que realmente preocupan a los ciudadanos de a pie.
Porque lo dije hace ya unos días y me reitero, estamos en
plena campaña electoral, los acuerdos entre los partidos se proponen antes, en
los medios de comunicación que en las mesas de “negociación”; los distintos
partidos políticos hablan entre sí a través de los contenidos de las ruedas de
prensa que convocan y las declaraciones de sus líderes a los medios.
Así que
esto suena a cosa hecha o por el contrario a cuestión imposible, que las dos
cosas bien pudieran suceder. Los ciudadanos, que ahora preocupamos bastante
menos que cuando éramos votantes, no sabemos a qué carta quedarnos; ignoramos
si esto va de cabeza a un pacto a la desesperada, en el último minuto, con los
documentos firmados en el Congreso deprisa y corriendo, mientras se produce
la ceremonia parlamentaria del debate de la investidura o a unas nuevas
elecciones; pero no se engañen, que
nosotros no sepamos qué es lo que se ha decidido, no quiere decir que ellos,
“nuestros representantes”, lo ignoren.
Ahora bien, las urgencias a veces tienen consecuencias
positivas, en eso andan los políticos presuntamente “pactantes” que viendo que
el tiempo se agota han comenzado a descararse y eso nos permite juzgar lo que nos va suceder con mucha mejor información; que estas cosas, malas sin duda, más vale que te pillen confesado o al menos advertido.
Ahí están los de Podemos que han comenzado a quitarse la
careta y nos han explicado ya, que si les hiciera falta -que les hará- están
dispuestos a saltarse la Constitución y en lugar de reformarla en el
Parlamento, hacerlo en la calle a golpe de consultas populares. Una copia de
lo que hicieron los chavistas en Venezuela; no hay que extrañarse demasiado, porque
los que ahora quieren gobernar aquí, son los mismos que entonces aconsejaban al difunto gorila rojo. Así que
para el que quiera saber qué es lo que le espera bajo la férula
social-populista, no tiene más que repasar las hemerotecas y resignarse o a lo peor, emigrar.
Y como con esto del pacto con los del PSOE, no quieren
dar la mínima ventaja, si los socialistas se dedicaron a enterrar a
Montesquieu, los circulares lo han desenterrado, resucitado y se lo han vuelto a cargar,
advirtiendo a jueces y fiscales, que se anden con cuidado, que al que se patine
mientras ellos manden le van a sentar las costuras a la manera llanera y
ustedes me entienden y el que no, que vaya a las páginas de sucesos de los
medios venezolanos y se enterará. No han extendido la advertencia a los medios
de comunicación porque éstos ya fueron “advertidos” en su momento y ellos mejor
que nadie saben lo que les pasó a los medios de comunicación independiente en
Venezuela, así que a esos los tienen en el zurrón, dúctiles y dispuestos a
jalear lo que haga falta.
También nos hemos podido enterar que el pacto PSOE,
Ciudadanos para gobernar era un cuento chino de Pedro Sánchez para presionar a
los podemitas, cuestión que nos explicaba muy dolido Albert Rivera “El
equidistante”, que al final, no me pregunten por qué, estoy convencido que va a
jugar la carta equivocada y en esa mesa de tahúres a la que tan imprudentemente
se ha sentado, se lo van a comer a él y al centrismo reformista en un abrir y
cerrar de ojos.
Mientras, Sánchez sigue empeñado en el rito del cortejo
nupcial a ver si pilla algún socio que lo haga presidente, para ello sigue las
instrucciones de los dos etólogos que Ferraz contrató, con la intención de que
enseñaran lo de la postura del mandril sumiso. Ahí lo tienen empeñado en exhibir lo mejor de sus características físicas (fotografías
en los medios), emitir sonidos que puedan atraer a sus presuntas parejas
(declaraciones públicas) y prometer regalos para redondear la conquista que le
permita el apareamiento (ofertas políticas).
Y por ahí –lo de los regalos- hemos podido enterarnos que ese acuerdo con
los de Compromis que puede llevarle al gobierno, nos va a costar a los
españoles 16.000 millones de euros, que los podemitas ches no están a lo de la
luna de Valencia, sino a lo mollar. O que la abstención, necesaria para que le
salgan los números, de ERC y CiL, nos costaría a los contribuyentes la minucia de
3.000 millones de euros.
Claro que esto
no acaba aquí; aceptar algunas de las gracietas del programa de Iglesias nos representaría
26.000 millones de gasto y no sigo porque me deprimo. Así que vayamos
preparándonos para lo que se nos viene encima, si al final pactan, que lo de Grecia va a ser un té
con pastas, comparado con la que vamos a montar aquí.
Dicen que amor, con amor se paga, de acuerdo, que Sánchez pague, pero no con nuestro
dinero y si resulta que el resto de partidos no le quieren por sus prendas, que
alguna tendrá digo yo, que algún alma caritativa le diga aquello tan viejo: Pedro, si amas a quien no te ama y
respondes a quien no te llama, andarás
carrera vana. Que por mí puede recorrer inútilmente todas las carreras que le
apetezcan, pero con su dinero y no mentaré su porvenir, porque creo como
muchos, que en política no le queda ya
ninguno.
O sí, que diría uno que yo me sé.
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