Y sin embargo te quiero
Entre los múltiples defectos que “adornan” mi personalidad,
se encuentra el de la tozudez, así que no se extrañen si continuo inmerso en el comentario de esta desgraciada octava de San Valentín que están celebrando de manera harto extraña
Pablo Iglesias y Pedro Sánchez.
Están los del PSOE que los ahorcan con un hilo, ya no saben
qué hacer para que los de Podemos correspondan a su buena voluntad y accedan a negociar
un pacto que beneficie sobre todo a la estabilidad política de Pedro Sánchez, que ve cómo el plazo que se dio a sí mismo para conseguir un acuerdo que le
permita ser investido, va agotándose, sin
que por ahora, haya conseguido que Pablo Iglesias acceda siquiera a mandar a
gente de su equipo para que los del PSOE puedan afirmar con un mínimo de
racionalidad que están negociando.
Está ahora mismo el candidato socialista, políticamente
hablando, sin padre, ni madre, ni perrito que le ladre, aunque los infelices
sacaban pecho el lunes presumiendo de un acuerdo importantísimo con IU que creo
tiene dos diputados... Ese es por ahora, el activo de Pedro Sánchez que está tan
mal, que hasta Susana Díaz su principal enemiga en el partido, decía que lo
mejor que le podría pasar a España es que Sánchez fuera presidente, lo
que da la exacta medida de la imposibilidad de la circunstancia y del retorcido
sentido del humor de la sultana del PSOE.
Pablo Iglesias, ante las filtraciones de Ferraz, que
advertían de la rendición de los socialistas, dispuestos a tragar con casi todo, en lugar
de mostrarse satisfecho y generoso en la victoria, les mandó un documento cuyo contenido resulta
absolutamente inadmisible. De hecho así lo manifiestan los portavoces
socialistas, aunque parece que lo hacen
con la boca chica, porque ni el disparate fiscal que propone Podemos, que nos
llevaría de cabeza al modelo griego, que a lo peor es lo que pretenden, con un
gasto público insostenible, el riesgo evidente de descapitalización de la
economía, el frenazo a la creación de empleo y la mayor subida de impuestos
propuesta durante la democracia; ni la siniestra idea de modificar la Constitución
sin contar con la mayoría reforzada, es decir por la gatera, utilizando la
bolivariana herramienta de las consultas "populares", que pone los pelos de
punta a cualquier demócrata, por zurdo que sea; ni la exigencia del compromiso
por escrito de llevar a cabo el referéndum en Cataluña y allá donde se
demandare, ni… y no sigo porque ya hemos hablado de las imposiciones podemitas hasta
el hartazgo; a pesar de todo ello están dispuestos a negociar ¿sobre qué? pues
vaya uno a saber.
Ahí está, el balbuceante Hernando, aventajado estudioso de
Etología y el dirigente socialista que mejor adopta la posición de mandril
sumiso, que se apresuraba a declarar ayer que “el PSOE quiere dialogar a pesar
de la actitud que mostró Podemos” y a mayor abundamiento César Luena, el
inefable Secretario de Organización del
PSOE, que a lo que se ve le hace la segunda voz a Hernando, afirmaba en la
radio que el acuerdo PSOE-Podemos está hoy “a la misma distancia” que antes de que
los de Iglesias remitieran el dichoso documento y que “son ellos los que tienen
que moverse”, aunque suavizara la “dureza” del mensaje, añadiendo que “si es
posible encontrar un espacio común de cambio, por el PSOE no va a ser”.
Resulta muy difícil de entender que a pesar de todos los pesares, definiendo como definen como disparates a las propuestas de Podemos, estén dispuestos a negociar
y lo que es peor, al precio que haga falta, que ya sabemos por experiencia que en
Ferraz a la rendición incondicional se le llama diálogo. Así está Pablo
Iglesias que no cabe en sí de gozo, constatando la fragilidad ideológica del
equipo de Pedro Sánchez y su delicuescente amor por la democracia y la
Constitución.
Y si todas esas cosas no mueven el corazón de piedra de Pablo Iglesias, al final vamos a ver, en la Sexta naturalmente, a Pedro Sánchez que sonriendo meláncolico, acompañado a la guitarra y el requinto por Hernándo y Luena le cante al podemita, aquello tan triste y tan bonito de “… te lo juro
compañero, no debía de quererte, no debía de quererte y sin embargo te quiero”.
Que es lo que le queda por intentar a Pedro I "El Doliente" para que Iglesias acceda a pactar con él.
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