Hablemos del circo y … de las encuestas
Hoy por hoy y por muy optimista que
uno sea no parece que la actual situación política tenga remedio. Pasa el
tiempo y día a día se agota el plazo que supuestamente tenían los partidos políticos para la reflexión, la
comunicación y la búsqueda de acuerdos, sin que nadie haga el más mínimo
esfuerzo por conseguir un pacto que permita
la existencia de un gobierno eficaz; antes bien parece que todos los esfuerzos
estén dirigidos a conseguir que el plazo se agote y ello nos obligue a ir a nuevas
elecciones.
No hay voluntad de buscar
acuerdos más allá de lo que pueda servir como argumento electoralista. Y como
estamos en campaña aunque no haya sido convocada, tenemos declaraciones
altisonantes, actos públicos, visitas a fiestas regionales, besos a los niños,
encuestas y muchos, muchísimos discursos; con un añadido sorprendente, en mitad
de esta irregular campaña electoral, ha aparecido un circo, con sus fieras, sus
payasos, muchísimos payasos, titiriteros, eso sí políticos; malabaristas de la
palabra, contorsionistas de los principios éticos, magos que hacen aparecer y
desaparecer promesas electorales, funambulistas que llevan toda la vida caminando por la cuerda floja... como les digo, un
circo al completo de sus efectivos que se ha colado en mitad de este proceso
electoralista que nadie ha convocado.
No voy a hablarles de los payasos, porque bastante le han dado ya
al infeliz Pedro Sánchez a cuenta de ese viaje a Bruselas para implorar a Tsipras que
hiciera de celestina entre él y su colega Iglesias. Inconmensurable payasada
del impresentable que está empeñado contra viento y marea en ser presidente de nuestro gobierno. Ni creo
que haya que hablar demasiado de las fieras que en lugar de pasar por el aro o
al menos rugir y asustar al público, se están peleando entre ellas a cuenta del
empoderamiento popular y como son muy
suyas, mejor dejarlas aparte y allá se las compongan. Ni tampoco voy a comentar nada de la mujer
barbuda, porque me iban a saltar al pescuezo las feministas progres que me leen
y, francamente uno ya está muy mayor para estas cosas.
Hablemos entonces de las encuestas,
sobre todo de una que publicó ayer domingo la otrora biblia del progresismo
español y me refiero como habrán adivinado ustedes al diario El País. Resulta
increíble de lo que es capaz de conseguir este circo en el que no hay prestidigitadores porque las vacantes para tan noble oficio están
ocupadas por una punta de trileros y pare usted de contar y tampoco se puede
hablar demasiado bien del resto de la troupe que desfila ante nuestros
asombrados ojos, decía que en este surrealista país nuestro, la siempre
evanescente ciencia demoscópica a la que
en verdad nunca hemos tenido mucho
respeto, se ha contagiado y no sé yo si a cuenta de la animada charanga o
estimulados por eso del ¡más difícil todavía! ha decidido sumarse a las multicolores filas
del circo, de tal manera que, visto lo visto, hasta me parece que poco le hemos
dado a la demoscopia y a sus sacerdotes.
Hablando de encuestas habrá que
reconocer que en El País llevan una larga temporada que si hubiera un
premio a la originalidad - por decir algo, ustedes ya me entienden - se lo
hubieran llevado de calle. Quisiera romper una lanza por la técnica demoscópica,
el arte de hacer encuestas no es sencillo, tiene una base científica, muchos la califican de ciencia, pero es muy es cierto que si los que ejercen de técnicos se dejan llevar por
otras cuestiones distintas a la verdad de las cifras, los resultados son
fácilmente manipulables.
Este domingo El País ha decidido tirar
la casa por la ventana y ha publicado una encuesta harto original; la han
llevado a cabo en las cinco provincias españolas más habitadas y en las cinco
que cuentan con menos habitantes, parece ser que esas diez dan la mitad, más o menos, de los diputados
a los que pagamos por ir al Congreso. ¿Y el resto?, pues por lo visto el resto
de las provincias no interesan, por eso la empresa a la que paga El País, dejó
fuera a cuarenta provincias y las ciudades de Ceuta y Melilla. Tal es el
disparate que, desde sus progresistas páginas dominicales, El País nos advierte
que el resultado no es extrapolable a unas elecciones generales porque el
estudio es incompleto.
Llámenme raro pero por mucho que
me esfuerzo no le veo la punta al lápiz, me parece que ese estudio parcial, tenía
por única finalidad ofrecer unos resultados que convinieran a la línea
editorial del diario de marras. ¿Y que decían los resultados?, pues yo se lo
cuento utilizando un nivel científico semejante al utilizado para confeccionar
la propia encuesta: Chungo chungo para Iglesias, chachi piruli para Ciudadanos,
normalito para el PP y así asá para el PSOE.
En el fondo qué más da, para qué se lo cuento si entre todos han
conseguido que nadie creamos en ellas. Lo importante es denunciar la falta de
rigor de los medios y este circo que con nuestra pasta nos han montado los
partidos políticos, que están a lo que haga falta, excepción hecha de esa
pretendida búsqueda de un pacto que nos solucione el problema a los españoles
de a pie.
Por cierto y para que conste, créanme si
les digo que profeso un gran respeto por la profesión circense, los que me
joden de mala manera la paciencia son los aficionados y si son políticos
todavía más.
Esos que se han transformado en unos payasos… en el sentido más peyorativo del término.
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Alto y muy claro.
ResponderEliminarMuchas gracias José María. Un abrazo
ResponderEliminarFenomenal, Miguel.¡¡¡Ay si todos los que piensan como tú en Cataluña lo dijeran tan claro como tú!!!
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