Ya estamos otra vez
Ha vuelto a suceder y por
desgracia volverá a ocurrir; ayer en Bruselas los del Estado Islámico, esos
encantadores musulmanes que nos han declarado la guerra a los infieles que
vivimos en Al Andalus, es decir en España, se han cargado por ahora y que se
sepa a 34 ciudadanos europeos y ha comenzado el follón de costumbre.
Ahora toca buscar la bandera de Bélgica en el Google
para colocarla en el avatar de nuestra red social favorita, a pelo si uno no se maneja
muy bien con el ordenador; con unas lágrimas sobre la bandera, que parece es lo
último en estas cuestiones o con un lazo negro aquellos que se inclinen más
por lo clásico. Después añadimos unas frases que expresen nuestro dolor por la
muerte de esos pobres inocentes a las que se puede añadir alguna que manifieste
nuestra incomprensión e indignación ante la masacre y ya habremos cumplido…hasta
la próxima matanza.
No es que tenga mucha fe en lo
que podamos hacer los españoles en asuntos de esta índole, ayer mismo me
quejaba en este blog de que éste es un país que se dejó matar a 200 ciudadanos
y tras mucho hablar, expresar nuestro dolor y reiterar nuestras condolencias a
los familiares de los 200 conciudadanos asesinados, se dejó engañar a conciencia con una farsa
judicial y una sentencia que por falsa resultaba y resulta oprobiosa. Y no me
digan que eso fue hace ya tiempo, en España somos tan lilas que ahí tienen
ustedes a los de Podemos que con lo de Bruselas se les ha arrugado el ombligo y
tras negarse a firmar el Pacto de Estado Antiyihadista, han anunciado solemnes
y apesadumbrados, que asistirán a la reunión que se ha convocado pero en
calidad de “observadores” y se han fumado un puro. Y aquí nadie la ha liado y
mucho menos los responsables de la convocatoria los han mandado al carajo, como
merecen por hipócritas y oportunistas.
Si como es natural ustedes están
indignados vayan con mucho cuidado con lo que dicen, porque a la menor
oportunidad van a topar con los de siempre, aquellos que los tildarán
de intolerantes, xenófobos o racistas, que es cosa de poca veracidad pero mucho
lucimiento. No les quepa la menor duda si ustedes protestan o se indignan les va
a tocar escuchar lecciones sobre tolerancia de la zurda intolerante.
“Esto no es el Islam”, les dirán
si se quejan ustedes de la violencia islamista; yo no digo que el Islam sea
violento, pero los musulmanes que cometen sus crímenes, que digo yo que de eso
sabrán más que un servidor que era de Acción Católica y pare usted de contar, lo
hacen en nombre del Islam, así que los musulmanes que se sientan ofendidos ya
saben a quién dirigirse, a todos aquellos hermanos suyos en la fe islámica, que
entienden que eso de descabellar cristianos y violar cristianas los hace
merecedores de más metros cuadrados en el paraíso mahometano.
Una variante de la frase anterior
que se usa mucho con gran éxito es lo de que “El Islam es una religión de paz”.
No he tenido jamás problemas de comprensión lectora, pero igual estoy
equivocado. A mí me resulta difícil cómo
una religión de paz pueda expresar los siguientes mandatos: “Corán
2:191-193: Matadles donde deis con ellos, y expulsadles de donde os hayan
expulsado…” o “Corán
9:5: Cuando hayan transcurrido los meses sagrados, matad a los asociadores [los
cristianos por asociar a Jesús con Dios] dondequiera que les encontréis” Por
muy tolerante que uno sea, muy pacífico no suena.
Otro mantra que se van a escuchar
una y otra vez es aquel que reza “que no todos los musulmanes son terroristas”,
que no sé yo cómo sabrán los que eso afirman, cuáles lo son y cuáles no, yo
simplemente sostengo que no puedo afirmar de forma taxativa que todos los
musulmanes lo sean, pero sí puedo decir a boca llena que todos los
terroristas lo son ¿Qué no es lo mismo?, pues no sé yo que decirles, sé que nos matan musulmanes y la
verdad sea dicha me importa un pimiento si los demás seguidores de la religión mahometana
lo son o no lo son.
Y aún hay otra que esa ya es para nota
alta, cuando usted exprese su hartazgo no faltará quien le diga “es que
nosotros no somos como ellos” y dirá verdad, pero si pretendemos que la
cuestión permanezca, si queremos continuar en esta vida siendo distintos a los
musulmanes, debemos combatirlos; porque ellos precisamente lo que pretenden es
que todos pasemos por el tubo, que todos seamos como ellos, por las buenas o por las malas y si alguno tiene
duda al respecto, consulten sobre la suerte de los cristianos sirios o iraquíes por
ejemplo, que de ellos se acuerda bien poca gente.
Los occidentales somos débiles,
ahí están los musulmanes que viven con nosotros, muchos de ellos gracias a la
asistencia social que les pagamos, sin que hagan el menor esfuerzo por
integrarse. No somos tolerantes, somos
cobardes, dejamos que hagan lo que les dé la gana a cuenta de su religión, como
si ésta no fuera una cuestión de fuero interno. Usted puede ser budista,
musulmán, ortodoxo, copto o anglicano, pues tal día hizo un año, pero tenga
usted bien presente que eso no le da derecho alguno para ser tratado de manera
diferente a lo que determinan las leyes y las costumbres de nuestro país.
Que no les engañen con más
monsergas, estamos en guerra porque los musulmanes nos la han declarado, nadie
puede llamarse a engaño. Vamos a ver si somos capaces de imponer nuestro
criterio cuando todavía estamos a tiempo. Vivimos en un país libre porque nos
hemos dado unas leyes, cúmplanse, sea usted musulmán, teósofo o sintoísta y el
que no esté de acuerdo con ellas que recoja los bártulos y se largue a su casa, que ya está bien
de recibir lecciones y de aceptar mansamente que nos masacren.
Dicho lo dicho, que el Dios de
todos tenga en su gloria a las víctimas de Bruselas.
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