Al final tras cuatro meses de
tener entretenido al personal a cuenta del milagroso pacto que iba a librarnos
de todo mal; tras cuatro meses de hablar, posar y sobre todo de mentir, les ha
llegado a Pedro Sánchez primero y ahora a Albert Rivera el momento de pagar la
factura que les pasan sus votantes.
Los ciudadanos, que en ocasiones tardan pero al final resulta difícil que se les escape algo, se están
cobrando la tomadura de pelo de aquel acuerdo inviable que utilizaron como
engaño para ir dando capotazos a diestro y siniestro buscando simplemente interés
electoral y protagonismo.
Como decían los latinos “Sic
transit gloria mundi”, que de algo me tiene que valer aquel bachillerato de seis
años, con un examen de ingreso, dos reválidas y un curso preuniversitario; para
los que no tuvieron tal oportunidad, vaya mi traducción aproximada: “Así pasa
la gloria en este mundo”, frase que define perfectamente la actual posición de
Ciudadanos.
Los adalides del pacto vieron como las cifras de
intención de voto les favorecían durante los cuatro meses que duró su paripé,
pero ahora ven como el votante les abandona. Ciudadanos obtuvo el
20D un 13,9% de voto, durante la comedia de enredo que se montaron con los
socialistas llegaron, de acuerdo a las encuestas, a un 15,8%, una subida de casi
dos puntos y ayer estaban en el 15,00% y
bajando.
Los naranjitos se están poniendo nerviosos,
recuerdan perfectamente el pinchazo que sufrieron justo antes del 20D y temen el 26J un fenómeno parecido, lo que es probable toda vez que sufren de un problema, el rechazo de muchos de sus votantes a esa especializada
visión que tienen sobre la corrupción.
Por muy estupenda que se ponga la cúpula
naranja, los españoles se han percatado que para Albert Rivera y sus
distinguidos seguidores la corrupción socialista no existe. Ahí está la Junta
de Andalucía, metida en el fango hasta las cachas y que sin embargo disfruta
del favor de los naranjitos, que han defendido la postura de Susana Díaz que no
ha dimitido a un consejero de la Junta, empapelado por prevaricación.
Ahora todo el mundo espera la reacción
de los virginales naranjitos ante el follón en el que se ha vuelto a meter la
Junta de Andalucía con unas subvenciones de cerca de 10 millones de euros a una
empresa que disfrazaba los banquetes, cuchipandas y homenajes varios que se
daban los políticos socialistas como prácticas de parados, la cosa pinta muy
mal y Ciudadanos se ha cuidado muy mucho de abrir la boca siquiera.
Las cosas se complican porque
además son torpes hasta aburrir; en Andalucía exhiben una tolerancia escandalosa
con la corrupción que sufre la Junta y en cambio en Madrid, apenas un juez ha
pedido que se investigue a un diputado del PP, les ha faltado tiempo para
advertir a Cifuentes que si el diputado no es expulsado
"inmediatamente" de la Asamblea, Ciudadanos se planteará el acuerdo
de investidura con la presidenta regional. Tienen muy poquita vergüenza y son muy inoportunos.
Me parece que mal camino llevan,
la vara de medir es tan escandalosamente distinta que por muchas declaraciones
y excusas que intenten esgrimir, la gente tiene muy claro que el rollito de la
corrupción del PP se trata en Ciudadanos de manera bien distinta que la del
PSOE y eso les está costando muchos votos.
Decía el griego, Aristóteles no Tsipras, que la virtud está en el justo medio. Las campañas
contra el PP por su corrupción no han tenido ni el ritmo ni la medida oportunos
y al final no han servido para nada, ahí están las encuestas para demostrarlo.
Lo que resulta muy grave, porque la corrupción es inaceptable y flaco favor le
están haciendo a la limpieza que debiera imperar, “anestesiando” a los
ciudadanos a cuenta de unas denuncias que sólo se hacen en una dirección.
Los de Ciudadanos han descubierto
una nueva manera de ser reformistas, ellos son “reformistas fijos discontinuos”.
Ejercen de reformistas según y cuándo, aunque lo peor es que además sólo ejercen esa
suerte de reformismo impostado en una dirección, cuando el lío le toca al PP.
Así cualquiera.
Se ve, se siente, la mano de Arriola está presente en todas estas manipulaciones.
ResponderEliminarVaya por Dios, ahora es Arriola el que manipula a Ciudadanos para que no condenen la corrupción socialista y sí la del PP, la hipocresía se paga en política. Debe preocuparnos muchísimo la corrupción, que por mucha manipulación naranjita que haya, es un fenómeno desgraciadamente transversal que a todos toca. No vale excusar una y condenar otra. Toda, repito, toda es mala y acabará con nuestros sistema si no se le pone coto. Saludos y gracias por el comentario y la lectura.
ResponderEliminarSomos muchos los votantes del PP, que, reconociendo y condenando esa corrupción, le vamos a seguir dando el voto. Porque sabemos que el PP está intentando detectar a tiempo y desechar a los corruptos y que es el único Partido que, a pesar de sus errores y defectos, nos puede sacar de apuros.
ResponderEliminarHubo un momento en que me cayó bien C`s. Hasta pensé en darlos el voto. Pero lo de la "distinta vara de medir" es tan obvio, que me está resultando rechazable.